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1099 11 Julio 2012

 

Periodismo cultural
Eligio Coronado

Monterrey.- José Luis Esquivel Hernández (Monterrey, N.L., 1946) vuelca su experiencia de casi cuatro décadas como periodista para establecer el origen, naturaleza e importancia del periodismo cultural en este volumen homónimo, con fuerte sabor didáctico.

Este tipo de periodismo “proporciona información, análisis, reflexión y crítica sobre las manifestaciones intelectuales y artísticas, que incluye frecuentemente muestras de creación científica y literaria así como producciones y reproducciones de obra plástica, música y danza clásicas” (p. 35).

Su origen se remonta a 1631, cuando Teofrastro Renaudot fundó La Gaceta de Francia, de carácter semanal, primera publicación en incluir notas artísticas. Desde entonces esta especialización ha venido creciendo hasta volverse imprescindible en nuestra vida diaria.

La primera publicación mexicana que se ocupó de estos temas fue una gaceta informativa mensual editada en 1722 por el sacerdote Juan Ignacio María de Castorena Ursúa y Goyeneche (“hombre culto y talentoso aficionado a la literatura y defensor de Sor Juana Inés de la Cruz”, p. 51). 

En Nuevo León los primeros periódicos (La Gaceta Constitucional de Nuevo León (1826), El Antagonista (1831), El Nivel, El Látigo, El Centinela, etcétera) fueron campo fértil para la difusión de poemas cívicos, de encendida pasión patriótica que usualmente se publicaban sin firma.

Con el tiempo la información cultural fue ganando espacio en la prensa y se crearon secciones especializadas, subsecciones, columnas, hojas literarias, trípticos, periódicos murales, suplementos, revistas, suplementos dentro de las revistas, blogs, páginas electrónicas y hasta redes sociales como twitter, facebook, etcétera.

No falta aquí el análisis de las grandes revistas culturales mexicanas (Plural, Vuelta, Letras Libres, etcétera.) y los suplementos culturales (“México en la Cultura”, del periódico Novedades, “La Cultura en México”, de la revista Siempre!, “Sábado”, del diario Unomásuno, etcétera) y las condiciones sociopolíticas en que aparecieron, sin olvidar las acciones de la canalla literaria (ninguneo, menosprecio, censura, conspiración del silencio, muerte literaria, etcétera). 

Hablando de secciones especializadas, cuando el director de El Norte, Alejandro Junco de la Vega González, decidió crear la sección “Cultura”, en 1976, él mismo determinó los temas que se abordarían en ella: “las Bellas Artes (teatro clásico, pintura, escultura, danza, música, literatura), (...) también Educación, Ciencia, Medicina, Psicología, Ecología” (p. 7).

Finalmente, el autor revisa el periodismo cultural en el nuevo mundo tecnológico: internet, radio en línea, videos, libros digitales, ciberbibliotecas, ciberlibrerías, edición electrónica, telefonía móvil, videojuegos y audiolibros.

Complementa este valioso estudio un apéndice sobre definición y clasificación de los géneros periodísticos y lecturas sobre Truman Capote (autor de A sangre fría), Daniel Defoe (autor de Aventuras de Robinson Crusoe), Hunter S. Thompson (autor de Los ángeles del infierno) y Carlos Monsiváis (autor de A ustedes les consta).

José Luis Esquivel Hernández. Periodismo cultural. Monterrey, N.L.: Edit. Esquivel Esparza / UANL, 2011. 168 pp.

 

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