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1122 13 Agosto 2012

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Sequía en los Estados Unidos
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- En los últimos doce meses se han registrado en los Estados Unidos (E.U.A.) las temperaturas más altas desde el año de 1956. Se está produciendo la peor sequía en más de medio siglo. Para dar una idea de la dimensión del desastre, hay que señalara que la zona afectada cubre el 63 por ciento del territorio de ese país.

El impacto de esta sequía es de dimensión internacional, ya que E.U.A.  es productor y exportador de granos y alimentos a escala mundial y su producción agrícola se verá afectada sensiblemente.

Esta sequía en los Estados Unidos se presenta al mismo tiempo que la sequía que afecta al norte de México desde hace varios años.

Más de una quinta parte del territorio norteamericano está declarada en sequía extrema o excepcional; no obstante, los límites de la emergencia aún están por establecerse: el área en sequía extrema, por ejemplo, se duplicó en un lapso de tres semanas. 

De acuerdo a cifras oficiales, están afectados un 88 por ciento de los sembradíos de maíz y una buena parte de los de soya. Por si esto fuera poco tres cuartas partes de de las tierras dedicadas a ganado se encuentran dentro de la zona de sequía.

Las consecuencias para México y los mexicanos pueden ser desastrosas. Los expertos y el propio gobierno de E.U.A.  prevén incrementos en los precios como resultado del previsible desplome en la producción agropecuaria: carne de res, productos de leche y huevo. Durante los últimos dos meses las cotizaciones de maíz estadounidense subieron más de 50 por ciento y las de soya 20 por ciento.

La Confederación Nacional Campesina declaró que México importa el 95 por ciento de la soya que consume, lo mismo que el 74 por ciento del arroz, el 42 por ciento del trigo y el 25 por ciento del maíz que requieren las familias.

Esta alta dependencia de la importación de alimentos se explica por el abandono en que se encuentra el campo mexicano y la decisión de política neoliberal de que siempre podremos recurrir a la importación.

El gobierno mexicano desde hace ya tres lustros, por lo menos, ha rechazado la política de subsidio a los productores agropecuarios, misma que sí se aplica en los Estados Unidos y en Europa para proteger a sus productores. Además se ha desechado el criterio estratégico de soberanía alimentaria.

En una auditoría de desempeño que la Auditoría Superior de la Federación realizó en la Sagarpa se reveló que el 75 por ciento de la tierra cultivable está en proceso de desertificación.   

De acuerdo al Octavo Censo Agrícola, Ganadero y Forestal del INEGI (2007), en una superficie agrícola total de 30.2 millones de hectáreas hay 7.5 millones (esto es casi una cuarta parte) que no se cultivan por diversas razones, entre las que se señalan la ausencia de apoyos focalizados.

Las consecuencias de la sequía y del descuido ya las estamos pagando en México. La baja producción de granos provocó que en el primer cuatrimestre de 2012 el volumen de las importaciones de estos productos aumentara un 47.5 por ciento respecto a 2011. De 7.6 millones de toneladas en el año pasado se elevó ahora a 11.2 millones, siendo el maíz y el trigo los que más crecieron. No sólo aumentó el volumen de lo importado sino también su valor debido a la volatilidad del tipo de cambio. El valor de las importaciones de granos aumentó 75 por ciento, al pasar de 2mil 164millones de dólares en el primer cuatrimestre del año pasado a 3mil 799.4millones de dólares en el 2012.

Esto se refleja en los precios al consumidor mexicano, como la tortilla que de enero a abril subió 12.8 por ciento; el incremento más fuerte fue en las tiendas de autoservicio donde el aumento fue de 26 por ciento.
En el último bimestre se experimentó al disparo del precio del pollo y del huevo provocados, según se dijo, por una enfermedad en los pollos. De inmediato se acudió a la importación y se mencionó que se traería producto de un país asiático.

La política que se ha seguido en materia agropecuaria ha colocado al país en una situación de riesgo alimentario, confiando en que siempre habrá recursos para pagar las importaciones de alimentos y que siempre habrá de dónde traerlas. Es el juego del comercio exterior en el que los que ganan son los que importan o los que exportan, no necesariamente los productores ni los consumidores.

Ahora ante la crisis agropecuaria en EUA se revela claramente la debilidad de la estrategia del gobierno mexicano.

Lo más lamentable es el riesgo alimentario en el que se coloca a la sociedad mexicana.

 

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