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1122 13 Agosto 2012

 

ANÁLISIS  FONDO
Fallida apertura económica
Francisco Gómez Maza

Casi todo el comercio con EU
Ahora China nos mete la varita

Ciudad de México.- No tuvo conciencia, o no pudo, o no le dio la gana al presidente Felipe Calderón definir y poner en práctica una política industrial y de comercio exterior, que beneficiara a los empresarios y que resolviera de una vez por todas el problema del desempleo galopante con que está clausurando su administración.

Los acuerdos comerciales firmados por México con las principales economías del orbe han sido de resultados muy cuestionables, ya que Estados Unidos concentra el 85 por ciento de las exportaciones mexicanas. La evidencia estadística muestra también que las importaciones mexicanas tienen su origen en ese país, representando un 49.7 por ciento del total.

Sin embargo, como lo apunta la Asociación Latinoamericana del Acero (Alacero), esta situación ha empeorado por la irrupción de las importaciones mexicanas originarias de China (14.9 por ciento del total, lo cual representa 52.3 mil millones de dólares.)

Pero el incremento de las compras a China tiene lugar sin que exista ningún acuerdo comercial entre ambas naciones. Ocurre debido a la alta competitividad de los precios de los productos e insumos chinos, fenómeno que además es potenciado por la subvaluación artificial de la moneda asiática.

México presenta un déficit comercial con prácticamente todas las naciones del mundo, con relación al cual el superávit comercial alcanzado con los Estados Unidos permite disminuir los consecuentes desequilibrios, pero al mismo tiempo que China ha venido incrementando exponencialmente el valor de las mercancías que envía a México, éste no es capaz de elevar en proporción significativa las exportaciones dirigidas a ese país.

En este sentido, es de gran importancia resaltar que la competencia desleal de China es un desafío de primer orden para la economía mexicana. Lo enfatiza la Alacero en tres puntos:

1.- Un efecto negativo de las compras provenientes de China sobre el nivel de empleo formal registrado en el Instituto Mexicano del Seguro Social y sobre la generación de patrones; es decir, sobre quienes generan los empleos, con una implicación relevante: el aumento en la compra de productos chinos merma la ocupación que genera prestaciones de salud para los trabajadores y sus familias, lo cual guarda una vinculación directa con las cotizaciones que las personas obtienen al trabajar y que son necesarias para poder obtener las prestaciones de retiro en su vejez.

2.- El efecto sobre el empleo formal registrado en el IMSS es relevante. Por cada punto porcentual que aumentan las importaciones se dejan de generar 3 mil empleos. Si se considera que en 2011 las compras a China se elevaron en 6.6 mil millones de dólares (83 mil millones de pesos), esto se traduce en 43.6 mil empleos formales que dejaron de generarse.

La razón de ello reside en el hecho de que por cada 1 por ciento que aumentan las importaciones, existe una caída de 246 patrones registrados en el IMSS. Sólo en el 2011 este fenómeno implicó una merma de 3 mil 581 patrones.

3.- En el caso del crecimiento, la relación entre el PIB (Producto Interno Bruto) y las importaciones de productos chinos es negativa. Por cada punto porcentual que aumentan las compras al país oriental, existe una reducción de 0.125 por ciento del PIB mexicano, lo que equivale a casi 1.25 mil millones de dólares, o 12.5 mil millones de pesos.

Así pues, si bien es cierto que la apertura comercial fue un elemento de capital importancia en el proceso de ajuste estructural, éste no ha logrado los resultados que se esperaban. Ciertamente las exportaciones mexicanas han crecido de manera relevante en la última década, pero no se han diversificado lo suficiente y no han podido constituirse en un motor de crecimiento económico. México sigue siendo importador neto y no ha fortalecido su mercado interno en los niveles que se requiere.

En medio de todo este berenjenal, el caso de la competitividad es una clave. Es aún más inquietante puesto que en casi todas las prestigiadas clasificaciones que se publican en el mundo, México muestra una sostenida pérdida de posiciones que se ha venido acentuando aún más en los últimos años. Así, la pérdida de competitividad constituye una debilidad estructural de la economía mexicana que no ha podido ser compensad con la estabilidad macroeconómica y que tiene implicaciones negativas que vulneran los fundamentos del modelo de crecimiento basado en la apertura comercial, la desregulación y la privatización.

La pregunta que flota en el aire: qué tanto sirve ya el modelo de libre mercado. En la relación comercial México-China se imponen las leyes de la necesidad y del abuso. Y la irresponsabilidad de los importadores mexicanos. Y más, la irresponsabilidad, el autismo, de las autoridades de los gobiernos panistas.

El caso de México dramático. Sin ninguna necesidad, por pura inconsciencia, se baja los pantalones y empina el culo ante el mundo y, en este caso, ante Estados Unidos y los chinos.

Pero detrás del poder chino está un hecho que los mexicanos nunca han decidido afrontar, por corrupción: China se trasformó en el mayor exportador mundial y en el principal proveedor de productos tecnológicos. En el proceso, de ser maquilador, se convirtió en innovador, al tiempo de integrar de manera sistemática sus cadenas productivas, desde la producción siderúrgica básica hasta la elaboración de productos manufacturados.

Son los efectos lesivos de la ausencia de una política industrial que, además, esté eficazmente orientada a impulsar el desarrollo de país.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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