LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Competitividad en el AMM
Edilberto Cervantes Galván
Monterrey.- El Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) acaba de dar a conocer los resultados de su índice de Competitividad aplicado en 77 ciudades de México.
En estas ciudades se concentra el 63 por ciento de la población total del país; el 80 por ciento del PIB y el 80 por ciento de lo que denomina “talento”. El Indice calculado ubica al Área Metropolitana de Monterrey (AMM) en el primer lugar, seguido por el Valle de México, San Luis Potosí, Querétaro, Ciudad del Carmen y en sexto lugar Saltillo.
La ciudad no es equivalente a municipio; las 77 ciudades son administradas o gobernadas por 364 autoridades municipales. De allí que el problema de gestión de una urbe en condiciones de metrópoli sea un asunto complejo; la coordinación entre municipios es escasa y la relación entre gobierno del estado y municipios, sobre todo si son metropolitanos, se plantea en ocasiones difícil y hasta encontrada. Si a eso se le agrega la inmadurez político-partidista, cuando conviven autoridades electas de distinto partido, la gestión de las metrópolis se convierte en punto de desencuentros, al no haber incentivos para configurar una estrategia integral de desarrollo urbano.
El índice del IMCO integra información de 10 subindices: sistema de derecho confiable y objetivo; manejo sustentable del medio ambiente; sociedad incluyente, preparada y sana; economía estable; sistema político estable y funcional; mercado laboral; infraestructura; gobiernos eficientes y eficaces; aprovechamiento de las relaciones internacionales; sofisticación e innovación en los sectores económicos.
En materia económica. el AMM se ubica en el primer lugar con el PIB per cápita más alto; la productividad laboral es la 3ª más alta y ocupa un segundo lugar en la recepción de inversión extranjera. En educación, el AMM se coloca entre las diez ciudades con un promedio de apenas 10 años de escolaridad promedio y en la prueba ENLACE un 30 por ciento de los alumnos se ubica en “nivel bueno y excelente”. En el cuidado del ambiente, en el AMM se aplica tratamiento al 100 por ciento de aguas residuales (lo mejor en el país) y el 98 por ciento de los residuos se dispone de manera adecuada.
Sin embargo, el estudio señala que el AMM debe enfrentar grandes retos, como son los altos niveles de inseguridad y violencia que ha padecido la ciudad en años recientes. Ese difícil entorno todavía no se ve reflejado en el Indice del IMCO.
El estudio del IMCO, asociado al Indicador de competitividad, se titula: “El municipio: una institución diseñada para el fracaso”. No se trata sólo de que los problemas urbanos rebasan los límites municipales, con un crecimiento caótico y una demanda acelerada de empleo, educación y servicios básicos.
El desempeño de los gobiernos municipales se caracteriza por un bajo nivel de profesionalización, la brevedad de los periodos de gobierno y la ausencia de programas de servicio civil de carrera.
En realidad la baja profesionalización refleja la improvisación que se hace en los principales cargos, respondiendo más a necesidades político partidistas que a perfiles profesionales y de experiencia. La brevedad de los periodos puede ser un factor que impide trabajar con visiones a largo plazo; en algunos estados de la República ya se está ampliando el periodo de gobierno, de tres a cuatro años. Y el servicio civil de carrera más que propiciar la profesionalización lo que provoca es la inamovilidad de personal que se hace en el cargo, a base de antigüedad y de presiones.
El problema de la gestión de las áreas metropolitanas tiene que ver con las relaciones entre los tres órdenes de gobierno y la necesidad de un marco de planeación integral con visión de metrópoli. Se han hecho modificaciones legales en época reciente para que el Congreso Federal asigne recursos a proyectos de carácter metropolitano; con ello se está avanzando. Sin embargo mientras no se perfile el desarrollo a largo plazo de las metrópolis, los ajustes a usos del suelo y de vocación urbana seguirán respondiendo a presiones de grupos de interés. Como las miles de mini-casas, construidas en grandes conjuntos de vivienda sin el mínimo empaque de servicios urbano municipales.
