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1132 27 Agosto 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
A la megaeconomía no le va tan mal
Francisco Gómez Maza

Grandes capitales, en Jauja
En la olla, los trabajadores

Ciudad de México.- Un gran mérito tuvieron los gobierno panistas en la presidencia de la república. Ni el más agrio crítico lo puede dejar de reconocer: privilegiaron al gran capital. Los ganadores fueron los barones del dinero.

En eso aprendieron las lecciones que imparte a todos los gobiernos de corte librecambista el Fondo Monetario Internacional y la “Muchachada de Chicago”, maestros de las bondades de las tesis fondomonetaristas que ordenan crear riqueza en las manos de los poderosos, para luego “redistribuirla”.

Por lo que toca a Felipe Calderón – muy orgulloso está el michoacano del éxito de su política económica -, el genio es Agustín Carstens, gobernador del banco central por el momento, pero destacado discípulo de la benemérita Universidad de Chicago, cuna de los gurúes del capitalismo más salvaje.

Estos teóricos del capitalismo neoliberal aseguran que resolverán el problema de la pobreza a partir de privilegiar a los grandes capitalistas, que en su momento derramarán pingües beneficios a la históricamente depauperada cartera de los trabajadores. Sólo que así lo vienen pregonando desde ha mucho tiempo – recordarán la “Revolución Silenciosa” de Michel Camdessus - y lo que han logrado es que los señores del dólar o del euro vayan aumentando exponencialmente sus ganancias, y los trabajadores la vayan disminuyendo a estratosférica velocidad. Y los gobiernos entren en crisis de liquidez por la voracidad de los usureros de la banca prestamista. Y Europa, Estados Unidos, e incluso la poderosa China, estén ahora en gravísimos problemas de pagos y de recesión y desempleo galopante y depauperador.

(La idea de la revolución silenciosa, propuesta por los ideólogos del FMI en el área de la política económica, pudo haber sido el elemento unificador de la economía mundial en los años ochenta: un desplazamiento sutil pero, en definitiva, radical, durante la década y en gran parte del mundo, hacia políticas más coordinadas, orientadas hacia el exterior, y acordes con el mercado. Pareció algo silencioso por ser gradual, sin punto de partida ni culminación, pero sus efectos serían revolucionarios. Fue lo que dio forma a la mundialización de los años noventa.

Camdessus, entonces director gerente del FMI, usó esa frase para caracterizar la transformación que en 1989 tenía lugar en diversos países en desarrollo, al observar que estaban adoptando la “decisión dolorosa” de reforzar sus políticas económicas y aplicar programas de ajuste en pro del crecimiento de sus economías nacionales, con respaldo financiero del FMI.

El aspecto revolucionario fue que muchos países, que antes habían rechazado el asesoramiento del FMI y hecho reformas sólo en la medida necesaria para cumplir con las condiciones de asistencia financiera, comenzaron a adoptar voluntariamente políticas orientadas hacia el mercado y las exportaciones.

Pero ya sabemos el resultado. Desde el 2008, Estados Unidos, la economía más poderosa del mundo, no acaba de recuperarse de la crisis financiera producida por la voracidad del sistema bancario en privilegiar sus ganancias a través de los créditos hipotecarios para la adquisición de bienes inmuebles en su mercado interno. Cinco años perdidos y ahora Europa se debate entre la falta de liquidez para cumplir con sus obligaciones de deuda externa, el desempleo masivo y la depauperación de las clases medias.

En el caso de México, es suficiente una somera revisión de las cuentas de lo que se llama la Balanza de Pagos. En ella destacan, saldos a favor, o superávit, aunque como nada es perfecto revelan marcados déficit sobre todo en las operaciones de renta referidas sobre todo al pago del servicio de la abultadísima deuda externa y la cuenta financiera, deficitaria por la fuga de capitales golondrinos que mexicanos invierten en bancos del exterior. Pecatta Minuta, dirían los amantes de los latinajos.

(La balanza de pagos es una especie de estado de resultados que registra todas las transacciones monetarias entre un país y el resto del mundo. Estas transacciones pueden incluir pagos por las exportaciones e importaciones de bienes, servicios, capital financiero y transferencias financieras.)

Si está usted interesado en revisar los números de la primera mitad de 2012 en este apartado de las cuentas nacionales, puede usted visitar el informe del Banco de México, en el cual están asentados todos los movimientos de esta exitosa operación al semestre, que ha fortalecido la bonanza de los grandes detentadores del capital, a costa de deteriorar de manera salvaje los bolsillos de los trabajadores, y hablo de los trabajadores que tienen un empleo. Los que no lo tienen ya no la hicieron ni ha harán nunca. Y todo, gracias a los panistas, grandes nacionalistas, como me comentó un connotado sicólogo estudiado en las Europas de aquellos años. De la situación desesperada de los trabajadores hemos escrito profusamente en este espacio. Y no necesitamos hablar de ello. Ellos solos pueden dar testimonio de su vida desgraciada.

Vaya pues, si le apetece, a enredarse con los números:

http://www.banxico.org.mx/informacion-para-la-prensa/comunicados/sector-externo/balanza-de-pagos/%7B8870E3A9-51E3-F12C-5885-85ADDB9BA9B0%7D.pdf

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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