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1141 7 Septiembre 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
¿Exprimir más a los trabajadores?
Francisco Gómez Maza

¿Condiciones laborales, al estilo “americano”?
Alevosía y ventaja del señor Felipe Calderón

Ciudad de México.- Como buen defensor de la acumulación de capital en manos de los “grandes magnates”, aunque suene a redundancia - de los globalizados por supuesto-, el aún señor de Los Pinos ha propuesto a los diputados una radical reforma a la Ley Federal del Trabajo que, con el pretexto de privilegiar la “productividad”, daría jaque mate a los trabajadores.

Calderón actuó con alevosía y ventaja al presentar su iniciativa para reformar la ley laboral acusada de inoperante, por supuesto advirtiendo que “sin que ello implique abandonar los derechos reconocidos en el artículo 123 de la Constitución Política”. Actuó aprovechando la reforma política del 9 de agosto pasado, que incorporó al sistema jurídico la figura de “Iniciativa de Trámite Preferente”, dizque para evitar la parálisis legislativa.

Esa reforma al artículo 71 constitucional le faculta al presidente de la república presentar al inicio de cada periodo ordinario de sesiones del congreso de la unión dos nuevas iniciativas, o señalar hasta dos iniciativas que hubiere presentado en periodos anteriores, cuando estén pendientes de dictamen. Dichas iniciativas, según la reforma, deberán ser discutidas y votadas por los legisladores en un plazo máximo de 30 días naturales, y si no fuera así, la iniciativa, en sus términos y sin mayor trámite, será el primer asunto que deba ser discutido y votado en la siguiente sesión del pleno. En caso de ser aprobada, pasará de inmediato a lo que se llama cámara revisora, que en el caso sería el Senado, la cual deberá discutirla y votarla en idénticas condiciones también en un plazo de 30 días naturales. Pero si los diputados no la discuten, el ejecutivo puede promulgarla a su arbitrio y en sus términos.

Sea lo que fuere, aparte de las consideraciones legales para “evitar la parálisis legislativa”, los diputados tienen poco tiempo para estudiar y discutir esta reforma laboral de un presidente que para serlo vendió la mentira de que sería el “presidente del empleo”, y ahora se constituye en enemigo de los trabajadores, aunque la iniciativa propone cuestiones aparentemente positivas, y quiere pasar a la historia como el prócer que, con el apoyo del nuevo congreso, le deja tendida la alfombra a los detentadores del gran capital – vuelvo a aclarar que entre los detentadores del gran capital no están ni los medianos ni los pequeños, ni los micro empresarios – para “modernizar” las relaciones obrero patronales al más puro estilo “americano”, en donde un trabajador recibe un salario por hora, no tiene seguro social si no lo paga él; no tiene derecho a vacaciones, ni a servicio médico, si no lo paga él etcétera.

El documento entregado por Los Pinos a la Cámara de Diputados es denso y materia de estudio de especialistas en derecho laboral, por supuesto, pero una que otra perla puede darle una idea general de lo retardatario de la filosofía laboral del panismo calderoniano, que emplea un lenguaje mañoso para ocultar el antiobrerismo oficialista, para vengarse de las grandes corporaciones como los sindicatos petrolero, minero y magisterial, cuyas dirigencias son deleznables pero no por las razones que tendría Calderón para golpearlas desde los cimientos.

Una perlita nomás para que vea: “La política laboral que protegía los derechos de los trabajadores también debe traducirse en mayor productividad”. Cierto, mayor productividad, pero ésta no depende sólo de los trabajadores, sino principalmente del capital. Con dinero hasta los perros bailaban en los tiempos del abuelo. Y la empresa tendría que ampliar sus inversiones en mano de obra y en equipos de tecnologías actualizadas. Y sobre todo pagarle justamente a la mano de obra, para que ésta se vista con la camiseta de la empresa, de la marca.

Otra: Subsisten condiciones que dificultan que en las relaciones de trabajo prevalezcan los principios de equidad, igualdad y no discriminación. Un concepto tan vago que se presta a la más vaga interpretación de los abogados de empresa. Lea lentamente… Subsisten condiciones… y se dará cuenta de que aquí entra todo… a favor por supuesto de la parte patronal.

Esta reforma legalizará la práctica generalizada de muchas empresas de crear empresas de subcontratación de personal (outsourcing) para evadir y eludir el cumplimiento de obligaciones fiscales y laborales. De entrar en vigor la reforma, tales empresas paralelas tendrían que firmar contratos escritos y firmados. Dirá usted que esto es positivo, pero no, porque también se prestaría a interpretaciones antiobreras. Hay muchos planteamientos engañosos como el trabajo de menores de 14 años, los periodos de prueba, los contratos de capacitación entre otros.

Difícil augurar un acuerdo unánime de las fracciones parlamentarias. Las afines a Calderón –obviamente la panista-, la aprobarán, pero podría ser causa de división en la fracción del PRI y ahondar las divisiones de la izquierda, particularmente las del ya dividido PRD. Por el momento no puede haber consenso en San Lázaro porque ni siquiera es nombrada la Comisión del Trabajo y Previsión Social, que supuestamente será designada por el pleno o el martes o el jueves de la semana venidera. Y el tiempo apremia porque la aprobación o rechazo del pleno a la iniciativa tienen que estar lista a más tardar el 30 de septiembre.

Ayer, perredistas y panistas ofrecieron conferencias de prensa para dar a conocer su posición. Obviamente que los de la izquierda intentarán atajar la iniciativa de Calderón, pero la incógnita hasta ayer era la posición del PRI.

“Radio Pasillo”, que así le llaman los reporteros al chismerío que se levanta en los corrillos de San Lázaro, dice que la reforma será rechazada. Si tuviesen razón los rumorólogos, rechazada o aprobada, pasará a Reforma e Insurgentes para que la “discutan” los senadores. Pero mejor veremos y diremos…

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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