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1141 7 Septiembre 2012

 

Resistencia pacífica
Miguel Treviño Rábago

Reynosa.- Una dictadura no se autodestruye. El sistema político mexicano no se construyó para que terminara auto-destruyéndose.

Las elecciones presidenciales de 2006 y 2012 nos han demostrado lo anterior. Los círculos del dinero que detentan el poder en México nunca van a permitir -al menos por la vía electoral- que la situación social-política-económica-educativa-laboral se modifique para beneficio de las clases populares. Tenemos que convencernos que con las leyes existentes nunca se podrá derrotar a los grupos de poder que protegen sus intereses, ya sea utilizando al PAN o al PRI. Sólo se podrá lograr un cambio cuando esas leyes sean destruidas y modificadas. Jugar en el actual sistema de partidos es inútil, el sistema tiene sus propias leyes y recursos para frenar a los inconformes, así sean millones de ciudadanos.

En lenguaje coloquial, la oligarquía, los dueños de México, los multimillonarios, los poderes fácticos, las televisoras, son dueños de la pelota, de la cancha, del árbitro, del reglamento y de todo. ¿Se puede pensar en ganarles un juego limpiamente? Es obvio que no. PRI y PAN juegan entre sí con acuerdos previos: unas veces ganas tú y otra yo, pero no permitiremos que nadie más nos gane en nuestro terreno de juego. Es muy simple de entender. Por eso, hay que convencernos los mexicanos de lo inútil que resulta "jugar" con los dueños de todo el país. La derrota está asegurada desde antes de la contienda.

¿Por qué López Obrador insiste en jugar, a sabiendas que legal o ilegalmente siempre será derrotado ? Moralmente es un triunfador, porque las inmoralidades las cometen contra él los del PRI y los del PAN y sus dueños ocultos. Todos sabemos quiénes están detrás de ambos partidos. Entonces viene la pregunta: ¿qué hacer, si el sistema de partidos está podrido, está lleno de corrupción, está controlado y vendido y toda la estructura electoral sirve sólo para que sobrevivan las "mafias" que nos gobiernan? La respuesta es lógica, pero nada agradable a los que tienen el Gobierno: salirse de las reglas y establecer las propias, sean del agrado o no de los dueños de México. Es el camino natural para lo que se llama la desobediencia civil. No acato tus leyes injustas y no me rendiré hasta lograr que el sistema socio-político-económico cambie. Mientras tanto me tendrás como tu sombra día y noche sin dejarte gobernar y menos aún, abusar del poder del que te apoderaste en forma ilegítima.

Las elecciones no podían anularse. ¿Quién podría pensar que un Tribunal propiedad del Gobierno iba a crucificar al mismo gobierno que lo nombró? Es absurdo. Pero si las elecciones no se pueden anular, en cambio, ¿se puede anular al hombre que la oligarquía ha contribuido a sentarlo y nombrarlo presidente de México? Es una probabilidad, pero muy incierta. Me gustaría pensar que desde las Cámaras con 500 diputados y 168 senadores se podrían frenar reformas que agravian a millones de mexicanos, pero también es muy incierto. Pensar que el Poder Legislativo frenará los excesos del PRI y del PAN es un sueño guajiro. Volvemos a lo mismo: el Congreso ya está controlado por hombres al servicio de la oligarquía nacional. Decenas de diputados y senadores son simples empleados de los grupos de poder. Allí no se puede esperar que las cosas cambien, sino al contrario, que se consoliden.

En mi óptica, que puede estar equiovcada por supuesto, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) de Andrés Manuel López Obrador debe ser ya superado y pasar a una etapa más avanzada, es decir, a un Movimiento de Liberación Nacional, o más lejos aún, a un Gobierno de Liberación Nacional, paralelo al de la oligarquía nacional. Un Gobierno Popular integrado por un Comité Central integrado con un número determinado de representantes políticos de todos los estados del país, lidereado por AMLO como Secretario General y con una sede en el Distrito Federal o un Estado central del país. Pero ojo, el Movimiento de Liberación Nacional se daría su propio estatuto y su tarea sería eminentemente de lucha política basada en el ejemplo de la Resistencia Civil que hemos presenciado históricamente en muchos países del mundo y que finalmente ha triunfado. Una lucha política auténtica, limpia y" violentamente" pacífica.

El Gobierno Legítimo instaurado simbólicamente en 2006, no funcionó porque sus integrantes se cultivaron el ego con un nombramiento y nunca tuvieron idea de cómo funcionaba un gobierno en la sombra al estilo de la Gran Bretaña. Nunca se conformó un grupo compacto que ofreciera alternativas y propusiera líneas de acción popular. Se presumía el "puesto" pero no se tenía idea de cómo accionar. Se hacían declaraciones, pero finalmente las palabras de López Obrador fueron ahogadas por los medios de información al servicio también de la oligarquía. AMLO pudo sobrevivir políticamente gracias a su perseverancia y a un puñado de valientes que nunca se quedaron callados. Millones siguieron al famoso "Peje" porque no dejó de movilizarse para hacer llegar su mensaje a miles de mexicanos. Y allí están 16 millones de votos que no fueron comprados ni vendidos. Es una fuerza política nada despreciable que bien dirigida puede retumbar y cimbrar a todo el país obstaculizando el entreguismo del PRI y el PAN a "mafias" nacionales e internacionales.

Pero lo fundamental es que AMLO no acapare la voz ni la dirección. Un Gobierno de Liberación Nacional necesita proyectarse con mucha fuerza y sostenerse firme frente a un gobierno ilegítimo. No buscar posiciones políticas, sino desarrollar la lucha política allí donde a los usurpadores les duele más. De allí que la resistencia civil se tiene que traducir en movilizaciones, plantones, boicots a tiendas y productos de la oligarquía, apertura de casetas, paros o huelgas nacionales, tomas de tribunas, protestas y cercos públicos a funcionarios corruptos, huelgas de hambre, crucifixiones, encadenamientos, utilización intensa y masiva de las redes sociales, exhibiciones de repudio en sitios públicos, ocupaciones, vigilias, peticiones y expresiones masivas de inconformidad, exigencias a los medios de informar con la verdad de lo que sucede en todo el país, alianzas con otros movimientos sociales de otros países en el mundo, fundación de medios informativos nacionales, regionales y locales, etcétera. Todo dentro de la no violencia.

Creo que una de las primeras acciones del Movimiento de Liberación Nacional, debe ser la conformación de un jurado popular integrado por ciudadanos de reconocida solvencia moral y política, para enjuiciar el comportamiento deshonesto de las Magistrados del Tribunal Electoral y de los Consejeros del IFE, cuyos Presidentes son los grandes responsables del segundo fraude electoral contra López Obrador. Un juicio público, en el gran Zócalo de México, para demostrar abiertamente a los mexicanos y al mundo, que en nuestro país la democracia es una falacia, es simulación, es farsa y es pisoteada por los mismos que hoy festinan entre sonrisas cínicas su gran atraco electoral.

Otras opciones serían fundir Morena con el Partido el Trabajo, el Movimiento Ciudadano, el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y otras organizaciones políticas de todo el país, en un gran Frente de Centro Izquierda, o como ya lo expresé, en un Movimiento de Liberación Nacional, para dar exclusivamente la batalla en lo social-político-económico, para impulsar la transformación del sistema. Allí está la fuerza política de miles de jóvenes mexicanos, estén o no estén involucrados en el "YoSoy132"; están miles de trabajadores del SME, la fuerza de los maestros de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), los grandes guerreros y guerreras de Atenco, miles de desempleados, los deudos de miles de asesinados en la "guerra" calderónica; en fin, la lista sería larga y prolija, pero hay millones de mexicanos esperando que alguien los aglutine para la lucha política. Reitero: no electoral, porque esa está perdida en este momento histórico.

Una gota de agua constante perfora la roca. Revienta represas, vuelve loco al torturado. El sistema político mexicano tiene que ser cambiado. Las luchas de resistencia civil pueden durar muchos años, pero a lo largo de la historia hemos visto que triunfan. López Obrador debe olvidarse por lo pronto de la Presidencia. Esa ya fue vendida y será entregada. AMLO tiene que tomar conciencia de que nació para ser el impulsor de grandes reformas estructurales. Esa es su misión. Pero hay que dejar de ambicionar el poder, porque es más grandioso ser un Reformador Social. La Presidencia es efímera. Los dos últimos Presidentes son ejemplo de lo que es la miseria humana. Nada bueno dejaron al país, nada importante representan para los historia de México. Si hoy desaparecieran, aseguro que nadie los extrañaría.

Ojalá que Andrés Manuel se eleve por encima de las miserias del PRI y del PAN, y el próximo domingo 9 de septiembre nos demuestre que sabe ser un gran líder social. Que no pierda el ímpetu de volar y que las decisiones que tome representen el inicio de una gran lucha por la transformación de México, al margen de los partidos políticos infestados de oportunistas y vividores, cuya máxima aspiración es cobrar en las nóminas del Estado. Un Estado que se derrumba a pedazos y que terminará ahogado en su propia sangre. Entonces resurgirá la Nueva República.

trabago49@hotmail.com                  http://mx.groups.yahoo.com/group/elobservadorpolitico/

 

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