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1169 17 Octubre 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
La herencia de Calderón
Francisco Gómez Maza

¡Tan cerca de los Estados Unidos!
¿Sabrá Peña Nieto lo que le espera?

Ciudad de México.- Seis semanas y dos días y Felipe Calderón se irá a su casa, dejándole al nuevo presidente, Enrique Peña Nieto, una herencia maldita.

Un economía formal en picada; una economía subterránea pujante que no paga impuestos (bueno, en la formal cuántos peces gordos evaden al fisco); desempleo creciente, pobreza, carestía de vida y un porvenir absolutamente incierto, dependiente de la suerte de la economía mundial y en especial de la de Estados Unidos de Norteamérica. Y de remate, cientos de miles de muertos y desaparecidos y ansiedad, intensa ansiedad, entre la población.

El reporte semanal de Tendencias Económicas y Financieras, fechado el lunes 15 de octubre, es revelador. Y es un informe para ejecutivos de empresas:

Desde el título –“El México que recibirá Peña Nieto"-, Tendencias retrata el dramatismo de la herencia del gobierno panista. Peña Nieto tendrá que bregar a contracorriente para intentar recomponer el tejido económico-social, pero no será nada fácil, porque todo está dependiente del humor y de la habilidad de quien gane la Casa Blanca que, por usos y costumbres, le debería tocar al actual presidente Barack Obama.

Miren bien el panorama del México que recibirá Peña Nieto: las cifras oficiales señalan que el crecimiento de la industria nacional tiene una clara tendencia de estancamiento. Las ventas minoristas están creciendo por debajo de los niveles de inflación, mientras el comercio exterior resiente también los efectos de un menor crecimiento de la demanda interna.

Las dos reformas preferentes –la de la ley federal del trabajo y la de la trasparencia en la contabilidad-, si bien son necesarias, no provocarán por sí solas un fuerte crecimiento económico, que contrarreste los efectos de la recesión en Estados Unido en la primera mitad de 2013.

Si bien México pudo crecer (algo) en los últimos 18 meses, a contracorriente del mundo entero, ello fue producto de la relocalización de plantas de producción industriales, principalmente del sector automotriz, que vieron en México menores costos de producción y gran cercanía con el mercado estadounidense, que logró no caer en recesión (más dramática) gracias a la inyección de miles de millones de dólares públicos en los últimos tres años (contradiciendo las leyes del libre mercado).

Sin embargo, conforme se acerca el fin del mandato de Barack Obama persisten tres grandes interrogantes, que ya están trasformando las cifras negras en posibles números rojos para el 2013 en la economía nacional. Ninguna depende de lo que haga México.

La tendencia de la industria mexicana, calculada con cifras oficiales del INEGI, muestra que la última caía ha sido mayor a las dos anteriores, y es que los planes de la FED (el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos) de inyectar dinero cada vez tienen menores efectos sobre la economía real. (Ni el mercado, ni la intervención del Estado están funcionando.)

Hoy, el gran pilar nacional son lo pedidos de autos nuevos por parte del mercado estadounidense, que está en franca desaceleración, y si no fuera por las bajas tasas de interés que mantiene la FED, la industria automotriz estadounidense habría sucumbido ante la embestida de sus competidores japoneses.

A 44 días de una nueva alternativa gubernamental, tanto la reforma laboral como la reforma para la rendición de cuentas eran necesarias, mas no suficientes para evitar que México caiga si Estados Unidos aplica el abismo fiscal. Rendir cuentas no genera empleos y contratar a los trabajadores por hora hará al país más competitivo siempre y cuando haya empresas que quieran invertir.

(Pero…) para que las empresas globales quieran invertir en otro país (en este caso, México) primero deben de tener recursos excedentes, lo que no es el caso actual, como lo ha demostrado, después de varios meses de implementada, una reforma laboral similar en España, donde el desempleo sigue subiendo.

Para que México pueda evitar una recesión al final de este año, se requiere que Pemex pueda extraer, en un periodo no mayor a seis meses, gas shale o de esquisto, lo que técnicamente es viable, para con ello obtener recursos adicionales y dar menores precios a los industriales mexicanos. Asimismo, aprobar una reforma fiscal que dé mayores recursos al Estado, para que éste, a su vez, pueda gastar ese dinero de manera efectiva en apoyos que permitan generar nuevos empleos y paliar la crisis que se avecina en el ámbito mundial. Pero como esto es muy poco probable que suceda en tan corto plazo, México nuevamente depende de que el precio del petróleo se dispare por las tensiones globales y le dé recursos adicionales al gobierno.

Ojo: las giras de Peña Nieto promoviendo a México en el mundo recuerdan los viajes de Carlos Salinas de Gortari con el mismo propósito, pero en momento en que México emergía como potencia maquiladora. China no competía con México y había recursos de sobra en el mundo, lo que hoy no sucede. Por ende, atraer inversión extranjera de esa forma podría tomar tiempo. No cabe duda, los tiempos han cambiado en el resto el mundo y México pareciera tratar de regresar  a las viejas fórmulas que le dieron resultados hace 20 años.

Pero mejor veremos y diremos.

analisiafondo@cablevision.net.mx

 

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