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1230 11 Enero 2013

 

ANÁLISIS A FONDO
La cuesta de 2013
Francisco Gómez Maza

Contra el impuesto de los pobres
A no confiarse llama Peña Nieto

Ciudad de México.- ¿Tendrán los mexicanos pobres que seguir padeciendo ab aeternum por una carestía de los productos y servicios de primera necesidad, que más que por las leyes de la oferta y la demanda, se mueven hacia arriba gracias a las de la necesidad y del abuso?

Eso dependerá del realismo con que los encargados de la política económica actúen, si es que quieren que las promesas del presidente Enrique Peña Nieto se cumplan. El jefe del ejecutivo dijo insistentemente, durante su campaña electoral que, en su sexenio, los mexicanos vivirían mejor; tendrán dinero en la cartera. Y el principal ladrón de los escasos recursos de los trabajadores es la inflación, que ha sido llamada “el impuesto de los pobres”.

La carestía de la vida, que es medida por los economistas en base al llamado Índice Nacional de Precios al Consumidor, cerró 2012 muy por encima de las posibilidades de compra de los mexicanos.

Los estrategas del equipo del gobierno de Peña Nieto tendrán que desplegar toda su imaginación para que la cuesta de enero no sea la cuesta de 2013, pues la cartera de los consumidores ya no da para más.

El secretario de Hacienda, el doctor Luis Videgaray Caso, tendrá que echar a andar todos los mecanismos antiinflacionarios y no dejar la suerte de los precios sólo en manos de las leyes de la oferta y la demanda, pues el mercado no es un regulador justo ni equitativo. Siempre se inclinará hacia el lado de quienes detentan los medios de producción, de distribución y de comercialización. Jamás hacia el lado de los demandantes de bienes y servicios.

Los economistas clásicos aseguran que nadie puede contra la “voluntad” del mercado, como si éste fuera un Deus ex Machina cuyos designios fueran fatales. Pero resulta que el mercado es tan infalible como infalible es el papa de Roma. Y los gobiernos tienen la obligación de controlarlo, pues de otra manera la avaricia calvinista se apodera de la voluntad de quienes ofrecen bienes y servicios para la gran mayoría de los consumidores.

Hay que acabar de una vez con el mito del mercado. De otra suerte, los objetivos de la administración de Peña Nieto no se cumplirán y, por tanto, el presidente no podrá cumplir con su compromiso de elevar el niel de vida de los mexicanos. En campaña prometió que tendrían más dinero en la cartera.

México despidió el 2012 con una inflación alta, muy alta para la capacidad de compra, no sólo de los millones de trabajadores que ven cómo cada día su capacidad de compra se ve mermada exponencialmente, como dicen los economistas. Al 31 de diciembre, la inflación creció casi 4 por ciento (3.57 si se quiere ser exactos). Los economistas podrán decir que no es una inflación preocupante. No lo será para ellos que por estudiar la pobreza viven como ricos. Pero este incremento, aunque fue el nivel más bajo desde el 2009, es aún una carga muy pesada para los consumidores.

A desfondo: el presidente de la república advirtió a los mexicanos que no deben confiarse, a pesar de que, en el inicio de la actual administración, él esté propiciando un ambiente de civilidad política para lograr acuerdos y consensos sobre acciones y reformas trasformadoras, que permitan acelerar el paso del desarrollo de México. Con todo, Peña Nieto aseguró: "No podemos resignarnos a las condiciones de rezago y pobreza, que siguen lastimando al país". El mandatario habló durante su visita a la ciudad zacatecana de Fresnillo, donde anunció una serie de acciones para combatir las recurrentes sequías que socaban la producción agropecuaria y depauperan más a los campesinos. Y aquí seguimos con una gripa endemoniada.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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