El Puente de las Espadas
Nora Elsa Valdez.

Monterrey.- Terminó el partido entre los camisetas blancas y los camisetas negras, que son los ángeles en la tierra, disfrazados de humanos, y todos se abrazan y vuelven a ser tan amigos como siempre. Ya no habrá más competencias ni dualidad, y empezará una nueva vida. Después de jugar tantos partidos durante milenios, hoy por fin podremos recordar que todos somos hermanos.

La palabra enemigo sólo fue un invento para el juego, pues los seres humanos no son enemigos, sino hermanos, y ¡los hermanos no se pelean!, como decían nuestras sabias madres ante nuestros pleitos infantiles.

Después de la trifulca, es tiempo de atender, curar y consolar a los heridos y también es tiempo de reconstrucción. Los que ya no están, dejaron el juego porque llegaron sus relevos, y porque ya habían cumplido su misión y ahora han vuelto felices a casa, a donde todos regresaremos.

No hay errores en lo que hemos vivido. El universo ha existido durante eones, y seguirá existiendo. Todo es orden y perfección en la vida. Nuestro ser elevado, el alma, el espíritu que mueve nuestro cuerpo físico y “le da vida”, es inmortal. El cuerpo físico “pierde la vida”, cuando el alma lo abandona para seguir su viaje en otro plano, ya que el alma nunca muere.

El alma vino a esta tierra a realizar un grandioso experimento. Vino a transformar nuestro cuerpo humano, físico, de materia, en un cuerpo divino, en un cuerpo inmortal, en el cuerpo de un dios. Un cuerpo divino para crear y disfrutar el cielo en la tierra.

La tierra ya está lista para convertirse en un paraíso de dioses. Pero al ser humano le falta pasar la última prueba para merecer quedarse en ese paraíso y convertirse en un dios creador. Le falta pasar la prueba del Puente de las Espadas, de las espadas de la verdad.

La verdad es luz que ilumina la oscuridad de las mentiras y las desvanece, pues éstas no pueden sostenerse ante ella. Y la luz está llegando para iluminar toda la tierra y disolver las mentiras que nos han mantenido en el sufrimiento, para que al fin podamos ser libres.

Pero si queremos quedarnos en el paraíso y convertirnos en dioses creadores, vamos a necesitar pasar la prueba de la verdad, porque detrás de la verdad viene el amor, la magia y los milagros.

Agárrese fuerte porque ya estamos pasando esta última prueba que consiste en soportar ver la verdad cuando se nos caiga la venda de los ojos, y esto puede ser muy doloroso.

Pero valdrá la pena si pasamos la prueba, porque la verdad nos liberará para siempre del dolor de las mentiras. Y de pasada nos librará de todos los mentirosos también.