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1242 29 Enero 2013

 

Guerra entre oligarcas
Hugo L. del Río

Monterrey.- Aquí y en China mandan los ricos. En esta ciudad, históricamente han puesto de manifiesto su hegemonía con una mayor dosis de cinismo: recordemos, recordamos, la matanza de obreros en los años treinta, abatidos a balazos por la aristocracia desde el casino.

Y las gracias de aquel capullo que fue Garza Domínguez, el dueño de Cristales Mexicanos quien, en combinación con Eduardo Livas Villarreal, despojó de sus ahorros a miles de nuevoleoneses modestos.

Ni caso tiene seguir. Harían falta más volúmenes de los que publica la Enciclopedia Espasa Calpe. En Nuevo León, hasta donde tengo presente, sólo un gobernador pudo hacer frente con aplomo a los ataques de la casta divina: Pedro Zorrilla Martínez.

Pero a don Pedro lo apoyó contra viento y marea el entonces presidente Echeverría. ¿Le brindará Peña Nieto su respaldo a Rodrigo Medina y a la mafia que en la penumbra desgobierna a Nuevo León?

El desplegado de los ipecos no tiene desperdicio. Es un vendaval que le levantó las enaguas al niño Rodrigo y nos dejó ver que, como soldado escocés, no usa calzones y tiene verrugas en las nalgas. (Que me perdonen los highlanders: de soldado RM no tiene nada.)

Lo que dicen los dueños del poder real no es nuevo. Pero si lo repiten en tono tan airado es porque no se ha resuelto de manera satisfactoria ninguna de las crisis provocadas por Natividad & Compañía, S.A. O porque quieren debilitarlo aún más para sacar ventaja. Es difícil entenderle a Rodriguito.

Creo que fue Obregón quien dijo aquello de que el misterio más impenetrable del universo es la mente de un pendejo. Porque, ¿quién va a adivinar lo que piensa un pendejo?

Ojo: Estas líneas no llevan dedicatoria. Simplemente las recordé porque vienen al caso.

¿Qué le costaba a Medinita sacrificar cinco o seis peones para seguir en el juego? Quién va a derramar lágrimas si los malandros que tanto robaron abandonan sus residencias de lujo para hospedarse en celdas de cinco estrellas en ese penal del Topo Chico donde tanta gente se suicida.

Escribe Maquiavelo: “La primera opinión que se tiene del juicio de un príncipe se funda en los hombres que lo rodean: si son capaces y fieles, podrá reputárselo por sabio, pues supo hallarlos capaces y mantenerlos fieles; pero cuando no lo son, no podrá considerarse prudente a un príncipe que el primer error que comete lo comete en esa elección”.

De acuerdo: RM tenía derecho a equivocarse cuando escogió a sus colaboradores o aceptó sin protestar que se los impusieran. Pero debió haberlos castigado en cuanto mostraron sus uñas de mandarín. ¿Por qué no lo hizo? Elemental: piense mal y acertará.

Al niño Rodrigo nada le ha salido bien. Ahora está gastando una fortuna que no es de él en un esfuerzo vano por neutralizar lo que él considera campaña de prensa en su contra.

Tal vez sí es una campaña, pero está muy bien conducida. Cuando un gobierno se maneja con ineptitud y corruptelas no hay necesidad de mentir o exagerar: el gobernante se desprestigia solo.

Hasta hace pocos años, los hombres de poder podían repetir con Lady Macbeth aquello de “¿por qué hemos de temer que se sepa, cuando nadie puede pedirnos cuenta de ello?”.

Ya no. Ahora todo se sabe. Así, pues, es obligatorio un ensayo de interpretación del dichoso desplegado. ¿Es una declaración de guerra? No. El niño del palacio de cantera puede conjurar la tormenta con el simple expediente de derogar el impuesto que pone neurasténica a la casta dorada.

Nuestra oligarquía no se rige por la moral, la ética o los sanos principios de la religión. La marmaja, hijo, la marmaja. Medina y los oligarcas son hermanos de clase, hablan el mismo idioma y los animan idénticos intereses. El único obstáculo en el camino del entendimiento es el imponderable de la naturaleza humana.

Cualquier hombre público con dos dedos de frente entenderá que dando marcha atrás asegura su reinado. Pero Rodriguito…

El niño quizás se ponga flamenco. En tal caso, será difícil que capotee la tormenta. No tiene el temple de Zorrilla Martínez, y el monarca sexenal y sus cardenales que gobiernan detrás del trono son pragmáticos y fríos. Si ello ocurre, le vendría a la medida el salmo bíblico: “He sido derramado como aguas”, gritó David en su angustia.

 

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