Suscribete
 
1242 29 Enero 2013

 

ANÁLISIS A FONDO
Liderazgo en Latinoamérica
Francisco Gómez Maza

Perdido cuando México se norteamericanizó
CELAC, oportunidad de oro para Peña Nieto

Ciudad de México.- El presidente Enrique Peña Nieto tendría que haber retornado de Santiago, Chile, con por lo menos el aura de la recuperación del liderazgo de México en América Latina.

La reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) fue el momento para que el mandatario mexicano hubiera desplegado toda su imaginación mediática y convencer a sus pares participantes en el encuentro, de que tiene agallas para competir con Brasil.

México tiene todo para volver a jugar el histórico rol que jugó en los sexenios anteriores. El liderazgo mexicano se perdió cuando los gobiernos del último tramo de aquella “dictadura perfecta”, con Carlos Salinas, desdeñaron a Latinoamérica y entraron en asociación con Norteamérica; principalmente con Los Estados Unidos, con la firma del NAFTA (Tratado de Libre Comercio de Norteamérica).

Los gobiernos panistas arribaron a la presidencia de la república, sin siquiera saber qué significaba el latinoamericanismo. Salinas y Ernesto Zedillo sepultaron el liderazgo mexicano y ni a Vicente Fox ni a Felipe Calderón les interesó recuperarlo, con lo cuál se fortaleció el liderazgo de Brasil.

Los gobiernos albicelestes no estaban diseñados ideológicamente para entender, ni mucho menos solidarizarse, ni comerciar con los gobiernos progresistas instaurados democráticamente en Brasil, Argentina, Bolivia, Ecuador, Uruguay, inclusive Paraguay, Nicaragua, Honduras y Venezuela.

Desde que se puso en vigencia el NAFTA con Estados Unidos y Canadá, en 1994, México se norteamericanizó y desdeñó su naturaleza, sus raíces latinoamericanas. Los gobiernos panistas pasaron con los ojos vendados, mientras el sur se consolidaba con regímenes radicalmente diferentes a las dictaduras militares de los años 70, y absolutamente diferentes a los esquemas neoliberales de México y Colombia.

La política exterior hasta antes de Miguel de la Madrid era eminentemente latinoamericanista. Y México brillaba con luz propia en el concierto de las naciones allende el Usumacinta hacia el Cono Sur.

Con la retirada mexicana, Sudamérica y Centroamérica tomaron su propio camino. La mayoría de los gobiernos, elegidos democráticamente, tomaron las riendas de su propio destino, sin la histórica participación mexicana. Es más, ni la necesitaban.

Ahora, con la vuelta al poder de los gobiernos priístas, México carece de una política exterior hacia el sur, que fue tomado por los estrategistas del Palacio de Itamaraty, desde Brasilia, con todo su poderío económico, impulsado por los gobiernos progresistas de Luiz Lula da Silva y Dilma Russeff.

Desde la norteamericanización de México, en 1994, los gobiernos mexicanos han concentrado su relación con Estados Unidos, realidad que representa una traba insalvable para retomar el liderazgo en la región latinoamericana. Hasta ahora, Los Pinos está con las manos amarradas, debido a su falta de voluntad de diversificar su codependencia y volver sus cinco sentidos hacia el sur.

La fuerte dependencia y alianza de México con EU, como lo afirma categórica y magistralmente Susanne Gratius, de La Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE), con sede en Madrid, representa la principal limitación para un liderazgo regional.

Adicionalmente, pese a su relevancia económica y demográfica, México está impedido para ser potencia regional por su falta de voluntad política para ejercer de potencia regional, su gris protagonismo internacional y un entorno poco proclive a reconocer su liderazgo.

Esta semana, Peña Nieto tuvo una oportunidad de oro para, no sólo expresar ante sus pares de la CELAC palabras de agradecimiento, de reconocimiento y de parabienes, sino sentar las bases, por lo menos mediáticas, que significaran una especie de carta de intención, para encabezar, si no ahora, en el trascurso del gobierno priísta, un nuevo rol protagónico y de liderazgo en América Latina, que en la actual coyuntura económica, bien podría ser compartido con los brasileños de Dilma Rousseff, sin menospreciar a Venezuela con todo su potencial petrolero.

En la CELAC, por el momento, increíblemente, Cuba, la Cuba comunista, la excluida de todos los foros latinoamericanos, fue la ganadora, opacando a México. El presidente Raúl Castro fue nombrado presidente del organismo regional.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com