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1253 13 Febrero 2013

 

50 aniversario: larga vida al legendario centro de orientación sindical cinco de febrero (cos5f): 1963-2013, II
Jesús Ávila

Monterrey.- En México, el gobierno federal realizó un programa de incentivos fiscales a la industria regiomontana consistente en la:

Renegociación de deuda e incluso absorción de buena parte de esta deuda privada para que los corporativos locales pudieran reestructurar sus planes de financiamiento con las entidades de crédito internacionales [todo ello] de cara al proceso de liberalización comercial [ante] el ingreso de México al GATT (Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio) en 1986 (8).

Todos estos estímulos económicos y financieros, tendientes a apuntalar a la gran industria local no consideraron en modo alguno a la antigua Maestranza. Creemos que los citados programas de reconversión, también debieron ser aplicados en la Fundidora. Pero no fue así. Al Elefante de Acero no lo quisieron reconvertir ni privatizar. En palabras de Esteban Ovalle: lo asesinaron.

Es mi visión, [nos dice] mi verdad, mis vivencias, mis sentimientos y nada más [su obra] es un tributo para toda la gente que laboró en la Maestranza [pero también es un invaluable documento] para que no se olvide la historia de los trabajadores de Fundidora y sobre todo, sus luchas por una vida mejor... una modesta aportación [realizada] con el fin de que se haga justicia y coloque a cada quien en el lugar que le corresponde (9).

Vamos, si existe alguna duda respecto a la política del Estado, tendiente a la reducción del gasto público en detrimento de las empresas paraestatales –es el caso de Fundidora–; pero a la vez favorecedor del fortalecimiento y modernización de la empresa privada, está el siguiente ejemplo:

El historiador Javier Rojas Sandoval consigna que a principios de 1986 según el Informe Iriart, diagnosticó que del total de plantas acereras en el país, la Fundidora tenía muchas dificultades para generar el ahorro indispensable para pagar la deuda que, en ese momento, ascendía a 350 millones de dólares y en un breve listado de sugerencias, recomendó que la solución radicaría en resolver:

1° La grave deficiencia en sus recursos humanos;
2° establecer nuevas reglas con el sindicato y
3° remover su administración (10).

Como todos sabemos, el gobierno federal determinó legalizar la quiebra de la empresa, arrojando por la borda y al abismo del desamparo, el infortunio y la bancarrota a miles de familias regiomontanas.

Bien, pensaríamos que el monto del pasivo por 350 millones de dólares era un lastre de enormes dimensiones que imposibilitarían el desarrollo de la acerera. Empero, si contextualizamos, en 1982, el proceso de expansión de la industria regiomontana sufrió de un rudo golpe, un atorón provocado por la crisis de ese año, que trajo consigo la postración del modelo económico sustitutivo de importaciones, orientado a fortalecer el mercado interno (11); esta situación, afectó sensiblemente al empresariado local al desproveerlo de un mercado cautivo (12).

La expresión tangible de la crisis se manifestó en el abatimiento de los precios internacionales del petróleo, la devaluación del peso, la moratoria en el pago de la deuda externa y la nacionalización de la banca que tambalearon la economía mexicana y la de Nuevo León. El gobierno y la iniciativa privada tenían créditos contratados en moneda extranjera, la devaluación puso en una situación crítica los compromisos financieros establecidos. Ante la inminencia de un colapso y desequilibrios socioeconómicos de graves consecuencias, el gobierno federal socorrió a las empresas nuevoleonesas a través del Fideicomiso para la Cobertura de Riesgos Cambiarios (Ficorca) que proveyó de créditos y dólares a precios controlados para el pago del endeudamiento en moneda extranjera. Gracias al Ficorca pudo salir del hoyo negro el grupo Alfa. Para tener una idea de la magnitud de esta crisis, la deuda externa de los industriales nuevoleoneses significó un tercio de la totalidad de la deuda privada mexicana (13).

Aún más, el Ficorca documentó créditos por 11 mil 600 millones de dólares en todo el país; de esa cuantiosa suma, se destinaron a Nuevo León 6 mil millones de dólares, más del 50 por ciento para el apoyo de la industria (14).

Esto nos demuestra que la supuesta inviabilidad de Fundidora fue un sofisma. Los 350 millones de dólares de deuda del Elefante de Acero, apenas representaron una modesta y tímida porción ante los 6 mil millones de dólares del erario otorgados al gran empresariado regiomontano. Se trata de una suma diecisiete veces más grande que los citados 350 millones de dólares.

Es cierto, lo aquí comentado apenas alcanza para vislumbrar la complejidad de los cambios estructurales sufridos en el aparato productivo y el drama social que significó el cierre de una empresa insignia, la primera siderúrgica de América Latina fundada en 1900, de profundo arraigo en nuestra cultura laboral, que creció mirando con altivez al Cerro de la Silla.

Podemos aseverar sin temor a equivocarnos, que la Fundidora fue la escuela donde se forjó el espíritu del COS5F que permearon con su ejemplo, orgullo y dignidad a muchos trabajadores.

Mi amigo Mike Snodgrass, historiador norteamericano, escribió un libro que recomiendo su lectura, intitulado Deferencia y Desafío en Monterrey: Trabajadores, Paternalismo y Revolución en México 1890-1950, publicado en su versión al español por el Fondo Editorial de Nuevo León en 2008. En esta valiosa obra, Snodgrass nos dice:

Para los años noventa, el orden posrevolucionario llegó a su hora final. Apabullado por una segunda crisis económica, corrupción sin freno y una ciudadanía indignada, el gobierno sucumbió a las presiones de fondo para democratizar el sistema mexicano de un solo partido... De hecho, para el cierre del siglo, se habían cerrado la siderúrgica, las fundiciones y los talleres ferrocarrileros que una vez fomentaron la cultura del activismo laboral. Su desaparición marcó el capítulo final del sindicalismo militante en el Monterrey del siglo XX.

Concluyo con palabras del amigo Celso Garza Guajardo:

...Un nuevo progreso despiadado lo suple todo. Las explicaciones y propuestas del por qué una empresa de fierro y acero canceló su existencia, se tornó en un diálogo de paralelas que como tales no se juntan... los que más tenían se fueron a otras partes, pero los que no tenían más que su fuerza de trabajo y su sindicato, marcharon a contar sus sueños, sus luchas y sus reclamos... que todos digan lo que tienen que decir para que no se olvide esa parte vital de la historia de Monterrey (15).

Aumento: mi gratitud a los historiadores y amigos Alberto Casillas, Juan Ramón Garza y Raúl Martínez, que me proporcionaron material útil para elaborar este texto.

Versión ampliada del texto leído en los 50 Años de Historia del Centro de Orientación Sindical 5 de Febrero (1963-2013), a 9 de febrero del 2013.

Notas
8.- Ibid.
9.- Ovalle Carreón, Esteban, El asesinato de Fundidora, Univesidad Autónoma de Nuevo León, Monterrey, 2005, p. 11.
10.- Rojas Sandoval, Javier. Se apaga un Símbolo de la Ciudad. El Norte Suplemento Mensual Especial: Monterrey 400, p. 14.
11.- Morado Macías, César, op. cit., p. 35.
12.- Ibid.
13.- Ibid., p. 35-36.
14.- Ibid.
15.- Garza Guajardo, Celso, Fundidora: La Memoria..., en: Arenal, Sandra, op. cit., pp. 7-8.

 

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