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1268 6 Marzo 2013

 

FRONTERA CRÓNICA
Sin Papa
J. R. M. Ávila

Monterrey.- Lo primero que encuentro al ingresar a Facebook es una imagen con el anuncio de una frutería: “En el Vaticano no hay papa, acá sí: 3 kg por $ 20”, y no puedo más que soltar la carcajada y compartir la publicación.

La verdad es que tras soportar el maratónico paso de un tren, el interminable asalto de semáforos siempre en rojo, el retén militar surgido de la nada (¿debo decir: surgido de la voluntad de algún mando superior?, ¿no habrá sinonimia?) y la marabunta de agentes que obstaculizan más que aligerar el tránsito, se agradece el ingenio.

Pero, claro, así como nos encontramos con el humor, nos damos de topes con declaraciones como ésta: “Que Dios con su amor nos guíe a todos para hacer lo que debemos hacer ahora que no tenemos Papa. Con fe y oración todo es posible, somos más los que queremos el bien que los que quieren el mal”.

No dudo que estas palabras sean sinceras, pero no me quedo con las ganas de contestar que ser ateo no significa que quieras el mal para la otra gente y que conozco muchas personas que se la pasan haciendo el mal mientras se dan golpes de pecho (cardenales entre ellas).

Las palabras de esa persona que se siente desamparada sin Papa me recuerdan la película “Madeinusa”, en la que un poblado peruano se permite cometer todos los pecados posibles mientras la imagen del Cristo tiene cubiertos los ojos y no puede ver lo que sus devotos hacen. El periodo va desde las 3 de la tarde del viernes santo hasta las 6 de la mañana del domingo de resurrección.

Claro que no es lo mismo un día y quince horas que este periodo de Sede Vacante que se prolonga ya por casi una semana. Por eso se entiende la angustia de la persona que externa su preocupación ante la ausencia de Papa.

Por otra parte, es público el hecho de que la iglesia católica se encuentra en crisis por culpa de sacerdotes acusados de abuso sexual a niños de sus jurisdicciones y lo peor de todo es que altos prelados han solapado dichas agresiones. En otras palabras, la pudrición encubierta con más pudrición.

Por eso sorprende, por ejemplo, que el cardenal, Keith O'Brien, haya abandonado su cargo como arzobispo de Edimburgo y descarte asistir al cónclave, disculpándose así: “Mi conducta sexual ha caído debajo de los parámetros esperados de mí como sacerdote, arzobispo y cardenal”.

Uno esperaría la misma actitud de Norberto Rivera Carrera. Sin embargo, a pesar de que miles de personas (molestas porque encubrió a sacerdotes acusados de pederastia) firmaron una carta en la que se le pide no participar en el cónclave, el cardenal ya está en El Vaticano, preparándose para participar en la elección del nuevo Papa.

Aunque se augura que el sucesor de Benedicto XVI no será europeo, se habla de Odilo Scherer, brasileño; Peter Turkson, ghanés; Marc Ouellet, canadiense; Leonardo Sandri, argentino; pero no de Rivera Carrera, mexicano.

Esto, debe decirse, para fortuna de la iglesia católica y sus millones de fieles en el planeta.

 

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