Suscribete
 
1277 19 Marzo 2013

 

Maternidad precoz
Irma Alma Ochoa

Monterrey.- Hace menos de un mes nos alarmó el caso de una niña jalisciense que a los 9 años de edad dio a luz, tras ser abusada sexualmente por su padrastro. Hoy nos preocupa que una adolescente, vecina de Monterrey, a sus 16 años tuviera una niña, que su segundo hijo tenga 1 año de edad; y que ella contara con sólo 8 años y meses de edad cuando parió a su primer hijo, quien lamentablemente murió de hidrocefalia.

Esta es una realidad que viven cientos de niñas en el país. De acuerdo con datos de la Red por los Derechos de la Infancia en México, en 2011, 318 niñas de 10 años registraron al menos un hijo. En Nuevo León, 108 niñas de 10 años, se encontraron en la misma situación (periodo 2006-2010); para el año 2011, en la entidad, 312 adolescentes entre 12 y 14 años y 7 mil 461 mujeres de entre 15 y 17 años tuvieron al menos un hijo registrado. Es plausible que las niñas hayan registrado a su nombre al hijo o hija que dieron a luz, pues suele suceder que los registre otra persona que no es la madre biológica.

Pero por otro lado, es atroz que a tierna edad las niñas, en lugar de estudiar, jugar, practicar algún deporte o cultivar el arte, ya hayan parido un hijo o una hija y carguen sobre sus hombros la responsabilidad de amamantar, alimentar, cuidar y proteger. Nueve de cada diez niñas de 15 a 17 años que es mamá, no asiste a la escuela. Y de cada 10 adolescentes que trabajan, 4 lo hacen sin recibir pago alguno y 5 lo hacen recibiendo uno o dos salarios mínimos. ¿Cómo o con qué recursos mantener al hijo o hija?

Ya se ha dicho, no es novedad, pero sorprende la edad de la madre y la del joven que se identificó como su esposo y padre de la recién nacida. Es un adolescente de 16 años de edad. No se sabe si él es el responsable de la primera gestación de la joven madre, que tenía sólo 8 años y medio cuando dio a luz a su primer hijo. Si éste es el caso hay que ver a qué edad se casaron, y quién permitió esa unión.

En Nuevo León la edad mínima para el matrimonio es de 16 años tanto para varones como para mujeres; no obstante, en la entidad habitan 973 personas de entre 12 a 14 años que no son solteras. Y 13 mil 898 de 15 a 17 años de edad en la misma situación.

Las notas periodísticas sobre maternidad a temprana edad muestran una sombría realidad para las niñas y adolescentes mexicanas. Dan cuenta del atraso educativo en el que está sumido el país. Para detener esta ola de embarazos en niñas y adolescentes, se recomienda fomentar la educación sexual, es obligado reforzar las medidas de prevención de embarazos precoces, así como modificar las leyes locales para fijar como edad mínima para el matrimonio los 18 años.

Las y los especialistas en la materia consideran que en el cuerpo de las niñas no está preparado fisiológicamente para dar a luz, pues pone en peligro la salud y la vida de la madre y también la del bebé. Entre las consecuencias que conlleva esta situación, se encuentran las sociales, médicas y psicológicas.

Es frecuente que las madres-niñas dejen los estudios, experimenten el rechazo familiar, escolar o social, sean discriminadas y, por supuesto, se sigue perpetuando el ciclo de la pobreza. Entre otros problemas médicos y psicológicos que suelen padecer, están el estrés, la autoestima baja, la depresión, los problemas conductuales, los sentimientos de autodestrucción, el abuso de drogas; padecer anemia, descalcificación, hipertensión, abortos espontáneos, o morir en el parto.

Los hijos e hijas de madres menores de edad pueden nacer prematuramente, ser víctimas del síndrome de muerte súbita, tener bajo peso al nacer, padecer alteraciones de la conducta, fallas en la escuela, sufrir de depresión y seguir atrapados en las redes de la pobreza.

De vital importancia es capacitar en derechos humanos y equidad de género, a las y los prestadores de servicios de salud que atienden a las personas menores de edad embarazadas, para que en la entrevista con las usuarias, examinen la probabilidad de que el embarazo haya sido consecuencia de actos de violencia sexual, de acuerdo a los procedimientos establecidos en la Norma Oficial de Salud 046.

En su caso, proporcionar la debida información a la usuaria/afectada, menor de edad, para protegerla de la repetición de acciones abusivas; asimismo, comprobar se haya notificado a la instancia de procuración de justicia sobre la situación.

Es importante no perder de vista que las niñas no sostienen relaciones consentidas, sino que comúnmente son abusadas, violentadas sexualmente. En una relación de poder, los abusadores logran convencer a sus víctimas mediante amenazas, recompensas o falsas promesas. Vale recordar que quienes abusan sexualmente de las niñas suelen ser personas conocidas, mayores que ellas y en quienes la víctima confía.

Diversas son las causas a las que se pueden atribuir los embarazos a temprana edad. Por ejemplo, la falta de información adecuada y oportuna, carencia de educación sexual en casa, limitada educación sexual en la escuela; desconocimiento de métodos preventivos eficaces, incomunicación entre el padre o la madre con sus hijas e hijos, exclusión escolar, privación de oportunidades, baja autoestima, analfabetismo, o condiciones de hacinamiento en que vive el 50 por ciento de las niñas y niños en México.

Pero, esencialmente, y en razón a la minoría de edad de las madres-niñas, el hecho se imputa a un agresor, que valiéndose de una posición de poder cometió abuso sexual, incesto o violación en el cuerpo de una niña.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

15diario.com