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1292 9 Abril 2013

 

Atentados entre Navojoa y Bacabachi

La semana pasada, en cuatro días seguidos se hicieron destrozos de vehículos en movimiento en la carretera internacional, más conocida como la Cuatro Carriles; vehículos particulares y autobuses repletos de pasajeros fueron las víctimas; la agresión se dio entre el tramo de Navojoa a Bacabachi; nada se supo públicamente y a nadie se le hizo justicia.

A mi hija y a mí nos toco viajar como pasajeros de los autobuses Estrella Blanca; abordamos la unidad como a las diez de la noche, nos toco el asiento 31 y 32 y como a las diez y media pasamos por ese tramo y de repente un fuerte ruido despertó a todos los pasajeros que iban dormidos o somnolientos; los gritos de pánico no se hicieron esperar. En mi caso fue más dramático; íbamos sentados donde se estrello el proyectil; y lo más grave; mi niña de apenas 10 años iba sentada a un lado de la ventana, donde se impactó. Cuando reaccioné (creo que fue inmediatamente) le pregunté a gritos sobre su situación e inmediatamente me contestó “no me pasó nada”. Un gran alivio con reservas me dio tiempo de manejar la situación.

Cuando el autobús bajó la velocidad (sin parar en ningún momento, sospecho que el chofer pensó que la agresión era con el objetivo de asaltar) y encendió la luz, me permitió observar detenidamente a mi pequeña y de repente me dijo llorando “papá estas sangrando”. Me toqué lentamente el rostro y abrí los ojos y le contesté “no pasa nada, la sangre es muy escandalosa”; por dentro, y en medio de lo ocurrido, me dio una gran felicidad; mi bella flor estaba fuera de peligro; “lo demás es lo de menos”, pensé.

Cuando nos bajamos en la caseta de peaje me dirigí al baño y me lave la cara; salí sin mi camiseta y de repente veo que un grupo de gente estaba protestando, algunos me hicieron algunas preguntas, me decían dónde tenía mis heridas y mis golpes; en menos de 15 minutos a más de 12 vehículos particulares y de pasajeros les fueron destruidos parte de sus cristales; uno de los choferes de Elite le señala a Policía Federal los daños a los cristales delanteros y le afirma que si el parabrisas se hubiera introducido seguramente el camión se hubiera salido de la carretera con pérdidas humanas impredecibles; el federal lo escuchó y le sugirió que prosiguiera su camino; a nadie de los agredidos se les levanto un acta.

Cuando llegamos al reten de la PGR, les recriminamos que en lugar de tener esos absurdos retenes que se fueran a buscar a los malhechores y que dieran seguridad a los pasajeros; se escudaron diciendo que esa es responsabilidad de la PFP; la indignación y el desconcierto total.

Cuando le platicamos a nuestros amigos, por lo menos a quien yo les conté, nadie le daba crédito; y sólo recuerdo que el chofer dijo que le parecía inexplicable que en los medios de comunicación no dieran nota sobre lo ocurrido; y lo más grave, no es un hecho aislado, sino recurrente; sólo nosotros fuimos testigos de 12 vehículos agredidos en 15 minutos y ahí se confirmó que esa situación es la misma desde hace cuatro días; en efecto, el silencio es inexplicable. Terminó afirmando el chofer que cuando suceda una gran tragedia “los medios afirmarán que fue por causa mecánica”; esperemos que no.

El gobierno del Estado de Sonora, debe estar plenamente informado de lo que está pasando en ese tramo y si lo sabe está muy mal que no tome medidas, y si no lo sabe está peor; de cualquier forma es una especie de 360 grados; todo queda en el mismo lugar.

En el tramo carretero Navojoa-Bacabachi hay atentados; lo cierto es que ni la PFP, ni la Capufe ni el gobierno de Sonora, encabezado por Guillermo Pádres Elías, han movido un solo dedo; esperemos que una tragedia no se termine justificando con “una falla mecánica”; entonces sí saldrá en los medios de comunicación. Y sólo se sabrá el hecho y no las causas: están a tiempo de evitarlo.

Alberto Javier Hirales

 

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