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1302 23 Abril 2013

 

EL CRISTALAZO
El pacto y la rentabilidad
Rafael Cardona

Ciudad de México.- Si en el principio fue el pacto y el pacto se hizo obra y habitó entre nosotros, y tras él se siguieron en cascada las frenéticas, fulgurantes y en algunos casos espectaculares acciones iniciales del gobierno del Presidente Enrique Peña, hoy el todopoderoso acuerdo bajo cuya pálida sombra florecía (o comenzaba a florecer) el árbol de los acuerdos, ya no parece un laurel, parece una ortiga.

Si los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática ( o mejor dicho sus dirigencias) hallaron en ese acuerdo un terreno donde negociar hacia dentro y hacia fuera, un escenario propicio para una fugaz resurrección en pleno conflicto con sus respectivos caciques (en el PAN, Felipe Calderón Hinojosa y en el PRD, Andrés Manuel) hoy una vez consolidados al menos tras la digestión de las derrotas, parecen estar dispuestos a la cara cobranza de sus amores.

La amenaza de Gustavo Madero de la semana pasada no deja lugar a interpretaciones y nos hace pensar en el costo de las albóndigas y el perol. ¿Cuál debe salir más barato?

Dijo Gustavo Madero tras los hallazgos de Miguel Ángel Yunes en torno del manipuleo de programas y operaciones electorales ilegítimas desde la sucursal veracruzana de Sedesol:

“…Dicha estructura, que en términos de la legislación penal constituye realmente una asociación delictuosa, opera en todos los municipios del estado, pero en particular en los 25 más importantes donde vive la mitad de los veracruzanos.”

“Su estrategia es usar recursos de los programas sociales del Gobierno federal, estatal y municipal para ponerlos al servicio de los candidatos del PRI en cada municipio y en cada distrito, lo que constituye una violación grave a la Constitución de la República, a la local de Veracruz y a las leyes penales y electorales que expresamente lo prohíben.”

Todo esto es un disco viejo. Hasta cuando el PAN manejaba los programas de respaldo a los pobres, acusaba a los gobiernos del PRI de hacer esto, casualmente también en Veracruz. No hay novedad alguna.

Pero la argumentación política sí es una novedad. Vea usted:

“Violenta también el espíritu democratizador del Pacto por México, pero sobre todo constituye un abuso y una falta absoluta de moral pública, de ética política y de respeto a la dignidad humana, porque a quienes se presiona para votar por el PRI, con la amenaza de darlos de baja de los programas sociales es a los ancianos y a las familias más pobres, más vulnerables, sin considerar que en este caso los programas van directamente a las familias y en apoyo de los niños.”

“Presentar recursos o quejas ante las instancias del gobierno estatal o ante los órganos electorales estatales es una tarea inútil; ellos son la estructura”.

En este sentido la sola invocación de la naturaleza democratizadora del Pacto es a un tiempo justificación para seguir dentro, pero condición para usarlo como escudo y espada.

En esas mismas circunstancias el PRD (cuyo presidente Jesús Zambrano encabeza ahora el Consejo Rector), hunde el estoque hasta el fondo. Con toro o sin él, pero se moja la mano:
                           
“El presidente nacional del PRD, Jesús Zambrano, reiteró su exigencia de que Rosario Robles abandone la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), así como se instruya juicio político contra el gobernador de Veracruz, el priista Javier Duarte, por la presunta utilización de programas sociales con fines electorales.”
        
“Rechazamos que sean utilizados recursos y programas públicos para fines electorales, como ya se demostró en el tema de Veracruz. Compartimos la exigencia (del PAN) de que no es suficiente la separación de siete funcionarios públicos, ya que hay más responsables en este tema”, indicó.

¿Cómo una herramienta de acuerdo se convierte en poco tiempo en un elemento útil para condicionar su vigencia a cambio de posiciones coyunturales, ajenas al acuerdo mismo?

Quizá por una razón muy simple: en la política todas las armas son de doble filo y las alianzas duran hasta en tanto se han satisfecho los intereses de su origen, como dijo Cánovas del Castillo quien sintetizó así la política.

“…No se alían ni tienen aliados los que quieren,. Tiene aliados los que pueden, los que tiene qué dar en cambio de lo que a ellos se les ofrezca”.
En ese eterno “quien pro quo” de la política, valdría la pena pensar si los partidos firmantes del pacto quisieron formar parte de un acuerdo positivo para el país o se conforman con saberse dueños en sociedad de una llamativa camisa de fuerza.

En este sentido Emilio Gamboa, coordinador del Grupo Parlamentario del PRI en el senado de la república, quien no se cuece a la primera ni se extravía en la casa de los espejos, sentenció:

“…los 7.4 millones de mexicanos que viven en pobreza alimentaria demandan soluciones y requieren respuestas de los actores políticos… , si bien la Cruzada Nacional contra el Hambre no debe ser sólo un programa asistencialista, debemos evitar también los embates característicos de quienes buscan obtener ventajas electorales descalificando sistemáticamente la política social”.

 

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