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1312 7 Mayo 2013

 

MALDITOS HIPSTERS
Clint Eastwood y la moral
Luis Valdez

Monterrey.- Ya sea con pistolas bajo un sarape o cuidando su Gran Torino, Clint Eastwood cumple la función de patearnos el trasero y enseñarnos que en tiempos duros, la moral se enseña aunque sea a regaños.

El secreto de los personajes de Clint Eastwood no es el escenario desértico ni los suburbios repletos de inmigrantes que se defienden a manera de pandillas. El héroe sufre y en la mayoría de las ocasiones, a pesar de su mal carácter y sus gestos duros, se redime con una persona con moral justiciera. Son batallas individuales que a primera impresión luchan por la sobrevivencia, pero la carga de moral lo justifica todo.

En los chili westerns no resultaría muy convincente que uno de los hermanos Almada fuera un justiciero así porque así. No se la creemos tanto como a un pistolero que llega de quién sabe dónde y se encuentra con un pueblo lleno de impunidad, de pistoleros y secuestradores. En Por un puñado de dólares, la llegada al pueblo simplemente fue de paso, sin algo en especial por qué estar ahí. Hay víctimas, claro, pero estas víctimas no le interesan al personaje hasta que alguna conveniencia le jala a actuar: un puñado de dólares que el pistolero va obteniendo de aquí y de allá, de ambos bandos de la delincuencia organizada en un pueblo. Los personajes western de Clint Eastwood son unos vendidos, sí, pero las circunstancias los orillan a ser justicieros involuntarios.

Me pregunto si al jinete pálido le interesa defender a los niños, o a las viudas o a los desamparados. ¿Obra bien porque es lo justo, o sólo para afectar a los que se lo merecen? Si no tienen una pizca de miedo a la muerte o cariño a la vida, ¿por qué interesarse en preservar la vida ajena?

En El bueno, el malo y el feo, ¿por qué el bueno es el bueno y por qué el malo es el malo? Puede ser más un destino que manipula a los protagonistas, que un rol tomado a sabiendas por el personaje. En Gran Torino el protagonista tampoco se preocupa por caer bien. Ya tiene suficiente edad como para vivir sin tener que caerle en gracia a los vecinos. Y lo que logra que se gane la estima de los semejantes no es su carisma, sino sus actos de moral. Unos actos de moral que benefician a unos y afectan a otros. ¿Saben los personajes de Clint Eastwood lo que es la moral? No, ni les interesa en lo más mínimo. Simplemente han sobrevivido hasta la edad en que la historia los ha tocado. Si mueren, como en la mayoría de los casos, no es por un plan preconcebido, sino porque fue lo moralmente necesario.

Sí, es un tipo duro, un maestro regañón. Un moralista involuntario que odia la moral con toda su alma, pero sólo así ha logrado sobrevivir y justificar sus sacrificios.

 

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