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1312 7 Mayo 2013

 

Bailar de alegría
Nora Elsa Valdez

Monterrey.- ¿Ha escuchado usted esa alegre melodía que dice “Pachanga, charanga, charanga, pachanga”, con la que todos bailan aunque no quieran? Pues parece que llegó el tiempo de bailar de alegría.

Estamos viviendo un tiempo muy extraño en el que la obscuridad está a punto de abandonar la Tierra pero, como los vaqueros malvados, no quiere irse sin llevarse todos los que pueda por delante. Como si fuera una jauría de perros del mal, sentimos que nos asedia furiosamente.

La dualidad es ancestral, pero en estos momentos se está fusionando en una sola energía. Es el momento de abrazar nuestro lado obscuro, y de aceptar que es una parte nuestra que no podemos negar o rechazar, de la misma manera que no podemos decir que nuestra mano izquierda es mala, y la derecha buena, o viceversa. Somos perfectos como somos.

Entonces, ¿cómo poder bailar de alegría en estos tiempos tan difíciles, si más bien parece que estamos al borde de un precipicio, sin salida, a punto de despeñarnos y morir?, ¿qué persona en su sano juicio se pondría a bailar en tan apremiante apuro?

Bueno, pues recuerde que estamos llegando a un punto en el que nuestra realidad inamovible, que es la única que habíamos conocido hasta hoy, se está transformando en una realidad interdimensional, con características nuevas y diferentes, que apenas estamos empezando a descubrir.

Entonces, ¿qué tal si estar parados en la orilla del precipicio, al que parecemos haber llegado en estos momentos en nuestras vidas, realmente significa que estamos a punto de abandonar la vieja realidad que hemos conocido hasta hoy, en la que sólo hemos caminado y corrido?, y ¿qué tal si el precipicio que vemos ante nosotros, es realmente el vacío de la nueva realidad, en el que ya podemos empezar a volar? Sí, esto suena realmente como una locura, porque estamos ante algo nuevo que no conocemos.

Entonces, si es posible volar y salvarnos del peligro de caer, ¿cómo vamos a intentarlo?, ¿cómo perder el miedo de lanzarnos al vacío, si esto nos podría causar la muerte?, ¿quién nos asegura que realmente volaremos?

Existe un método sencillo que, desde los años cincuenta, muchas personas han puesto en práctica con increíbles resultados. Es el método de los doce pasos, utilizado por los grupos de Alcohólicos Anónimos (A.A.), que fueron los primeros en descubrirlos y ponerlos en práctica.

Quienes caen en la trampa del alcoholismo, difícilmente pueden salir de ella, a menos que utilicen el método de los doce pasos, y en especial, los tres primeros. Quizá usted ha conocido a alguien que le ha dicho que gracias a A.A., ocurrió un milagro en su vida, por el cual dejó de tomar y se mantiene sobrio.

Actualmente son muchos los grupos que están usando los doce pasos, no sólo A.A. Pero la esencia de estos doce pasos, son los tres primeros. Podría decirse que estos tres pasos son interdimensionales. Al utilizarlos, se ponen en movimiento fuerzas de otra dimensión, que mueven cosas que nosotros no podemos mover en ésta, como librarnos del infierno de cualquier adicción, por ejemplo.

Pero además, estos tres pasos funcionan para resolver cualquier problema que parezca no tener solución en nuestra vida, y cualquier persona puede utilizarlos. Sólo tiene que poner su intención sincera de querer resolver su problema, y confiar en que su petición tendrá respuesta.

Pregunte por los grupos de doce pasos y platique con alguien que asista a alguno. Escuchará increíbles historias de personas que afirman que un milagro cambió su vida para siempre y los liberó.

Desde hace más de 50 años, muchos milagros han sucedido en la Tierra, que han permitido a las personas volar a una nueva realidad de felicidad, libertad y alegría.

¿Le gustaría empezar a volar, en vez de lanzarse al precipicio de la desesperación o el suicidio, para caer en las fauces de los perros del mal, porque no encuentra una salida en su vida?

Practicar el primero, segundo y tercer paso, no duele. Lo peor que le puede pasar es que no vea resultados de inmediato, y pueda seguirlo intentando. Pero si insiste, lo más seguro es que termine bailando la Charanga de alegría, porque le ha ocurrido un milagro.

 

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