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1318 15 Mayo 2013

 

Enseñando aprendemos
Rosa Esther Beltrán

Si cree usted que la educación es cara,
pruebe con la ignorancia.
Derek Bok

Saltillo.- Hoy conmemoramos el Día del Maestro. En contraste a las celebraciones de años anteriores, el magisterio vive su día en un clima de incertidumbre, dudas, desconcierto y vacilaciones, de reclamos desoídos, de ausencia y vacíos de liderazgos sindicales.

Los problemas que atraviesan a la educación nacional se antojan inconmensurables, aunque no irresolubles; pero, ¿cómo detener y transformar el corporativismo y el clientelismo sindicales?, ¿cómo acabar con la herencia de las plazas y lo que hacen algunos, cobrar sin trabajar dejando a los alumnos sin clases?, ¿cómo modificar la negativa de muchos maestros a ser evaluados?

Me parece que contra lo que muchos piensan y afirman, son más los profesores responsables, los que están en el aula por vocación, que los que quisieran huir de la escuela o lo hacen para ir tras una “comisión”. Son más los profesores que luchan por ser mejores profesionistas y tienen la voluntad de ofrecer a sus alumnos una educación de calidad, cosa que el sistema educativo les obstaculiza más que facilitárselos.

En muchos casos, las escuelas funcionan gracias a la solidaridad y al profesionalismo de los maestros, ellos cooperan para reponer vidrios, para asegurar que los baños estén medio decentes y tengan agua, e igualmente movilizan a los padres de familia para asegurar los requerimientos de mínima seguridad de los niños y jóvenes. Por cierto, siendo candidato a la presidencia de la república, Peña Nieto ofreció que en México no habría escuelas sin agua, pero ya se le olvidó, ahorita está mareado por el poder.

Aquí, hemos tenido pruebas fehacientes de que algunas de las escuelas rurales de la región son las que logran los mejores lugares en la Prueba Enlace, y es que a pesar de sus enormes carencias cuentan con maestros que son verdaderos apóstoles de la educación, aman su profesión y están convencidos de que su misión, antes que todo es enseñar a sus alumnos a vivir.

Cuándo la burocracia de la SEP y la SEDU ofrecerán salones de clases en buenas condiciones para un maestro olvidado en la sierra de Arteaga o en Cuatro Ciénegas, que tiene que trabajar y lograr los objetivos del currículo echando mano de los escasos recursos con los que cuenta.

Cuándo van a ofrecer una evaluación justa para docentes y alumnos considerando sus situaciones contextuales, porque estos profesores saben que no es el miedo a la competencia, sino a la desigualdad de resultados, justificada por una marcada desigualdad de condiciones. ¿Acaso también se les castigará acusándolos de la pobreza y condiciones precarias en las áreas marginadas donde laboran?

Hoy los maestros de la Sección 5ª se movilizarán de nuevo; a algunos docentes de base no les han pagado su quincena. Para los profesores de educación básica, hasta la hora de escribir este texto nada se había definido en Coahuila sobre los aumentos al salario y prestaciones; pero también, a los profesores que cubren interinatos les han retrasado sus pagos por muchos meses; además el gobierno local ha incumplido sus ofertas de mejoramiento en prestaciones como los servicios médicos, el retroceso de los servicios de la Clínica Magisterial de la Sección 38 no tiene freno.

El deterioro del sistema educativo no es de ahora, es una meta impuesta por el Banco Mundial y por el Consenso de Washington a los que el gobierno de México obedece ciegamente, a pesar de que han sido cambios que han propiciado que se pierda el sentido social de la educación.

Al proceso educativo se le despojó de una ética, de ahí que haya empobrecimiento de la formación docente, una transformación de la forma en que opera la escuela en la que impera una visión individualista de la educación.

Despertar la conciencia de compromiso de los maestros para detener el deterioro de la educación y concebirla como un derecho humano, un bien social cuya responsabilidad en el acceso, pertinencia y permanencia recae en el estado es lo urgente, lo que implica dejar de verla como una mercancía, un objeto de asistencia social y hasta de caridad.

Los causantes del desastre educativo son múltiples, pero la solución debe incluir a los maestros, pues sin su participación y su verdadero compromiso, las propuestas que presente la autoridad educativa seguirán siendo sólo un discurso vacío.

 

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