Sólo por hoy
Nora Elsa Valdez.
Monterrey.- “Ya no sentimos lo duro, sino lo tupido” de los acontecimientos que a diario nos abruman, rebasan nuestras fuerzas y nos hacen tambalear. Para seguir adelante sin derrumbarnos necesitamos vivir “sólo por hoy”.
Estamos pasando por el puente de las espadas. Estamos siendo llevados al extremo para que todas las verdades salgan a la luz, porque en la nueva Tierra no habrá más mentiras. La verdad pone orden y nos libera. Es un escudo protector. Vivir sólo por hoy es una herramienta interdimensional que nos puede salvar del terror que estamos viviendo.
Existen dos dimensiones desde las cuales podemos vivir la vida. Una es la dimensión del pensamiento, de la mente, donde la mayoría vivimos, saltando todo el tiempo del pasado al futuro y viceversa, sufriendo por lo que pasó y llenos de miedo por lo que vendrá.
La otra dimensión es la del corazón, del sentimiento, que está en el ahora, en el momento presente, y no en el pasado ni en el futuro. Al parecer el presente es esto: un presente, un regalo que un poder superior nos ha dado para disfrutar la vida, pues el ahora está siempre lleno de paz y alegría. En el ahora estamos protegidos y no hay nada que temer.
Esto es verdad. Compruébelo. Cada vez que se asuste, revise su ahora y vea cómo en su momento presente todo está bien, todo es perfecto. Deténgase un momento y vea a su alrededor, y en su interior. Se dará cuenta de que todo está bien en el momento presente y que siempre es así. Ahorita usted no está en medio de un terremoto, ni de una guerra, ni tiene enemigos a la vista que amenacen su vida. En el presente todo está en paz.
Quizá esté usted enfermo en su cama, pero usted está seguro en su cama y no hay amenazas frente a usted, a menos que su mente se vaya al pasado o al futuro y se acuerde de algo que lo aterrorice. En el momento presente, todo está bien siempre.
La vida es como un río, en cuya corriente podemos dejarnos llevar con confianza. Si fluimos con la corriente, ella nos llevará a donde tenemos que ir, que es nuestro lugar dulce. Estamos siendo llevados y cumpliendo la misión del alma, que es una bella y elevada misión.
Pero la mente no confía en el río de la vida y cree que nos matará y terminaremos ahogados. Y entonces nos hace agarramos de las ramas de la orilla para salir. Esto sucede cuando nos detenemos y dejamos de hacer lo que deseamos, lo que sentimos, lo que el corazón nos dice.
Pero al agarrarnos de las ramas de la orilla, la corriente nos golpea y nos lastima. La vida nos golpea y nos hace sufrir cuando no hacemos lo que el corazón desea. No podemos salir del río de la vida mientras el alma no lo decida, porque no nos lleva al sufrimiento sino a la alegría. Es la mente la que se asusta y no puede confiar.
El río de la vida son los deseos y sentimientos del corazón. Fluir con lo que el corazón quiere es dejarse llevar por el río de la vida, que sabe a dónde vamos y nos lleva a un lugar muy dulce.
Lo que nos hace buscar la orilla es el miedo de la mente, que no sabe a dónde nos lleva el corazón y no confía. La mente tiene miedo porque su misión es cuidarnos, pero no ve el cuadro completo de la vida que el corazón si ve.
La guía está en el ahora, el timón está en el presente, en el corazón. El pasado y el futuro son sólo referentes para sacar aprendizajes o tomar precauciones, pero no deben ser nuestro centro porque no existen hoy. El centro debe estar siempre en el ahora.
¿Qué estoy viviendo hoy?, ¿qué necesito ver y analizar en este momento para tomar decisiones sabias?, ¿cometí un error y necesito cambiar algo para corregirlo o para no volver a cometerlo?, ¿qué me hace feliz?, ¿qué quiere hacer mi corazón ahora?, ¿lo estoy escuchando?
En el ahora todo es bello y perfecto. El presente es un regalo para ser disfrutado y vivir sólo por hoy nos ayudará a pasar el puente de las espadas. Por más difíciles que sean las verdades a enfrentar, sólo por hoy todo está bien para nosotros si no abandonamos el ahora.
El mundo se caerá para quienes no quieran ver ni aceptar las verdades que están llegando para ordenar este mundo.
