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1322 21 Mayo 2013

 

Panistas simpáticos, los del Jockey Club
Hugo L. del Río

Monterrey.- El llamado Pacto por México es el campo en el que Peña Nieto acaba de anotarse una victoria sobre Calderón. El primer caído en combate es Ernesto Cordero, ahora ex líder de la fracción senatorial del PAN y, todavía, presidente de la Mesa Directiva del Senado. Eran más simpáticos los panistas de la antigua escuela. Antes de Clouthier –quien les enseñó a ganar– formaban una especie de Lonja o Jockey Club, que agrupaba a caballeros de familias aristocráticas, en cuyas reuniones se suspiraba por la intervención divina para que desapareciera el comunismo (entendiendo por comunistas a quienes iban a misa después de las siete de la mañana) y se restaurara el orden porfiriano.

No les interesaba triunfar en las elecciones: lo suyo era la nostalgia de lo que fue el México de la Belle Epoque para sus mayores. Naturalmente que entre ellos había gente seria: filósofos de la alta política como Gómez Morín, Christlieb Ibarrola y Castillo Peraza, para citar sólo a unos cuantos. Pero casi todo el cuadro panista estaba formado por ancianos, así tuvieran apenas veinte años de edad, o por showmen como nuestro Mauricio.

El poder no los intoxicó: los envenenó, y salió a la superficie la truhanería. A pesar de los cargos importantes que tuvo, o tal vez precisamente debido a ello, Cordero hizo honor a su apellido y era sacrificable, al margen de su orientación no sé si política o personal, en tanto una pieza muy, pero muy menor. Recordemos su inmortal mensaje al mexicano cuando, en el sexenio pasado, nos regañó por quejarnos de que con seis mil pesos al mes no podíamos comprar casa ni auto ni enviar a los hijos a escuelas privadas. Un manolo que se avienta esa mafufada sólo daba para ser escudero de Calderón.

Que dizque la reforma financiera con todo e IVA le urge al PRI y estorbaba un tanto el palafrenero de FC; bah: habrá, todo lo indica, un período extraordinario de sesiones y Peña Nieto se saldrá con la suya porque con todo y lo difícil de digerir que les resulta Gustavo Madero, los azules tienen más afinidad con el priato que con la izquierda. Esto tampoco significa, necesariamente, que don Gustavo sea miembro de base de la peña mexiquense. No hay por qué insultarlo con eso de que se vendió a la Presidencia. El grupo que encabeza, simplemente se distanció de Calderón y habla el mismo idioma que los priístas.

Las iniciativas de reformas pueden esperar, aunque haya períodos extraordinarios. Lo que urgía dejar en claro es que en el PAN manda su presidente, Madero, cuya cercanía ideológica con Peña Nieto no tiene por qué ser condenable. La derecha se une en tanto que la izquierda se atomiza.

Pie de página: mil disculpas a mis dos lectores: el libro que se presenta el domingo 26 a las doce en la Casa Universitaria no es el mío. Hubo una bonita confusión –en buena medida culpa mía— y sí, me aceleré. Reitero mis excusas.

 

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