EN LAS NUBES
Qué vergüenza
Carlos Ravelo Galindo

Ciudad de México.- Qué vergüenza el triste espectáculo ofrecido por reconocidos militantes del blanquiazul. Se lanzan impropios adjetivos en defensa de sus raciones económicas. Lo menos es decirse cirqueros; suben de tono y se llaman pillastres.

Tenía razón, por vez primera, el ex que disfruta su libertad en Boston, al afirmar que “la ropa sucia se lava en casa”. Debería invitar a su cuñadito a mantener la boca cerrada, o al menos enviarle, mediante su hermana, el jabón que también se llevó, para lavar su boca y  tanta mugre que dejó en el partido.

Hoy sale a relucir en todo su esplendor; huele a gas, dicen  los menos mal pensados. Otro recuerdan al Divino Dante cuando advirtió: “Pierdan todas las esperanzas. Estamos todos en el infierno”. Al menos, supondríamos, muy cerca de él y a punto de caer el toldo de la carpa azul por culpa de algunos doscientos millones de pesos, mal repartidos.

El lodo parece ser lo mejor que tiene el ex vocero en la campaña presidencial pasada, hoy, asesor de quien aspiraba a un puesto que el azul no le concedió, a pesar de la “orden” de arriba. Ello hace presumir que era el caballo de Troya de la candidata perdedora.

Qué vergüenza lo que deben padecer todos los respetabilísimos panistas que aún creen en el grupo que fundó Gómez Morín, y que a partir del dos mil, otra caterva remodeló por un montón de billetes.

Qué pena ver cómo se desbarata el bastión en que creyó mucha gente bien nacida.

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