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1348 26 Junio 2013

 

Reto a Víctor Martínez, de la AET
Hugo L. del Río

Monterrey.- Viajar en camión es, al mismo tiempo, una maldición gitana y una mentada de madre en alemán.

El señor Víctor Martínez, mero mero de la Agencia Estatal del Transporte, AET, rezará el Padre Nuestro en arameo, si no es que le entrega las llaves de su oficina al Gran Creador, porque lo que es él, don Víctor, no nos endulza ni un café.

Algunas rutas han mejorado notablemente: la 70, la uno, la dos, para citar unas cuantas; otras siguen operando carros chatarra, pero por lo menos aprendieron a despachar y pasa un vehículo cada cinco o seis minutos: la 23, la 40, la 69. Casi todos los choferes son amables y considerados con el pasaje al subir y bajar.

Pero en cuanto el hijo del hombre busca asiento, aquello se convierte en una competencia entre el auriga, quien con frenazos y arrancones quiere derribar al usuario, y éste, que procura no caer. Este es un mal que afecta a todas las rutas.

La cereza del pastel, para los conductores, será derribar al pasajero que viaja sentado. Les vale un adarme si se trata de ancianos, señoras embarazadas o con niños, personas con limitaciones físicas. ¿Por qué se portan así? Supongo que por resentimiento social. Pero nosotros no somos sus explotadores: hermanitos asalariados, hagan un esfuerzo y organícense en sindicato ajeno a la CTM o la CROC.

Otra mala vibra de hombres y mujeres al volante –ellas son mucho mejores que ellos– es aplicar criterio personal para decidir si se baja por la puerta delantera o la trasera. Y el caos en las paradas. El secreto mejor guardado del mundo es el sitio exacto donde el bus tiene que levantar o bajar al viajero.

No hablemos de suciedad –mucha culpa la tiene la raza de bronce– ni de los que suben con bebidas o helados que derraman sobre Juan o Pedro, ni de pordioseros o cantantes. En síntesis: las líneas camioneras son las creadoras de la teoría y la praxis del caos.

Reto al titular de la AET a que viaje conmigo en alguna lámina con llantas. Total, don Víctor, no se va a morir y puede aprovechar para organizar una orgía mediática y quedar bien con la prole por lo menos unos días.

Estamos enterados que este majo es del todo ajeno al problema: aprenda, no sea güevón, y desquite el sueldo.

Pie de página

El 70.8 por ciento de los mexicanos con educación media y superior están desempleados. El 25 por ciento de los varones entre 15 y 29 años no estudian ni trabajan; las mujeres resultan más afectadas: el 40 por ciento.

En mayo del año pasado estaba sin trabajo el 4.83 por ciento de la Población Económicamente Activa; este año el porcentaje subió al 4.93.

 

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