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1374 1 Agosto 2013

 

TRANSICIONES
Signos preocupantes
Víctor Alejandro Espinoza      

Tijuana.- Producto de las elecciones más competidas de la historia política de Baja California, los ánimos continúan caldeados. Efectivamente, la diferencia entre el ganador y el segundo lugar en la disputa por la gubernatura fue de apenas un 2.6 por ciento; nunca habíamos tenido ese registro; el más cercano fue en la elección inmediata anterior (2007) pero con una diferencia de 6.31 por ciento.

Las redes sociales se han convertido en espacio de discusión, debate, crítica, pero también de denostación y de intolerancia. Hay una población proclive al autoritarismo que se encuentra muy cómoda desde este tipo de tribunas. Basta que alguien ose opinar algo con lo que no están de acuerdo para que convoquen a sus cofradías y ataquen al hereje con todo tipo de descalificaciones y echando montón. No argumentan, pontifican y se erigen en jueces supremos y en depositarios de verdades únicas. Son los nuevos fascios cibernéticos.

El martes pasado en un programa de televisión, mencioné que el día 20 de julio uno de los ex candidatos a gobernador, Felipe Ruanova Zárate, había interpuesto un recurso de impugnación ante el Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana. Y mencioné que como ex candidato le asistía el derecho, agregando que al revisar el documento me parecía bien fundamentado. Eso desató la ira de quienes se sintieron ofendidos. Se multiplicaron los cruzados; todos pertenecientes a un partido político. Desde luego que están en su derecho de pertenecer a lo que quieran. El problema es la intransigencia y la agresividad que transmiten.

A ellos se sumó un ex diputado federal. El argumento de este ex legislador fue que como yo no era abogado, carecía de elementos para calificar el recurso de impugnación. Es como si yo le dijera que debido a que es un político empírico y no un especialista en Ciencia Política, no tiene derecho a opinar de un tema político. Insistió en que yo había dicho que el recurso “era serio”. Los recursos no pueden ser calificados con ese adjetivo. A mí me pareció “bien estructurado”. Y agregué: no soy tribunal para emitir un veredicto, eso le corresponde  a las autoridades. Hubo quien con total falta de respeto, me emplazó a que le dijera si era empleado de otro ex candidato. De ese nivel es su entendimiento: como ellos si son empleados de un partido o de un político, todos tienen que serlo.

Me preocupa el nivel de intolerancia en el que estamos viviendo. Nuestra cultura política sigue deteriorándose. La tolerancia, el respeto a la diferencia, la participación informada, no parecen valores activos. El debate ha sido sustituido por la bravuconada, la ofensa, la difamación y el lugar común.

Creo que en mucho este ambiente se debe a como concluyó el proceso electoral: entre el lodazal de la guerra sucia. Eso continuará hasta que no haya sanciones importantes a quienes violan la prohibición constitucional expresa. Los costos de ensuciar una elección son mínimos; y en un contexto cada día más competido, pues está puesto el escenario para que actúen con total impunidad los fanáticos e intolerantes.

A nombre de la libertad de expresión, hay quienes sostienen que las campañas sucias no deben reglamentarse. Que fue un error haber elevado a rango constitucional en 2007 su prohibición y se pone de ejemplo a Estados Unidos donde se puede atacar y difamar a candidatos, partidos políticos e instituciones. Sin embargo, las condiciones en nuestro país son incomparables: pobreza, corrupción e inseguridad permean los procesos electorales. La guerra sucia exacerba los ánimos y polariza aún más a la sociedad, conduciendo a situaciones de violencia verbal, autoritarismo e intolerancia.

La reciente elección nos muestra que si bien hay características compartidas a lo largo de la geografía nacional, las particularidades del contexto nos ayudan a comprender los resultados. En ese ámbito residen en buena medida las claves para comprender los reiterados triunfos panistas, el abstencionismo y los viejos y nuevos fanatismos. 

Víctor Alejandro Espinoza es investigador de El Colegio de la Frontera  Norte.

victorae@colef.mx.
Twitter: @victorespinoza_

 

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