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1435 25 Octubre 2013

 

Solución integral para el transporte
Efraín Poot Capetillo

Mérida.- El fallecimiento de la señora Lorenza de Jesús Torres a causa de un atropellamiento del que fue víctima el pasado lunes 21 de octubre de 2013, propiciado por la imprudencia de un chofer de un camión urbano en calles del centro de la ciudad, se suma a una larga lista de accidentes protagonizadas por unidades del transporte público municipal concesionado a particulares, y de manera brutal expone ante propios y extraños  el rezago en el que se encuentra sumido el actual sistema de transporte de pasajeros la ciudad.

De inmediato nos indica que el tipo de camiones usados son inadecuados para las pequeñas dimensiones que guarda el trazado de las calles del centro de la ciudad, que fueron construidas para el tránsito de jinetes, vaqueros y vehículos de tracción animal propios de la época colonial (carruajes y carretas de carga), por lo que ante la imposibilidad de modificar la infraestructura sin atentar contra el patrimonio arquitectónico de la ciudad, se está ante la disyuntiva de suplir las actuales unidades por otras de dimensiones y características adecuadas para garantizar un mejor servicio o de restringir el acceso de todo vehículo de pasajeros al centro histórico.

Lo anterior, necesariamente lleva a reabrir la discusión seria en torno a los alcances y limitaciones de antiguos y polémicos temas como son la peatonización de algunas calles del centro histórico, a la que de manera reiterada se han opuesto algunos comerciantes por el temor de ver menguados sus ingresos; la reubicación de los paraderos de camiones, que nunca ha gozado de simpatías, al grado que el programa de este tipo implementado por el ayuntamiento 2001-2004, encabezado por la CP Ana Rosa Payán, fracasó en el primer día debido al boicot de los permisionarios que colapsaron el tránsito al poner en servicio al mismo tiempo todas sus unidades, lo que provocó el consecuente enojo de usuarios y automovilistas.

También nos permite pensar en las causas y posibles soluciones en torno a la capacitación de los camioneros, taxistas y colectivistas, la mala reputación de que son objeto se finca sobre: el mal trato hacia los usuarios, la forma temeraria de conducir y la aparente impunidad de que gozan para violar flagrantemente las normas de vialidad, elementos que en su conjunto rebasan con mucho la simple capacitación de los conductores, pues hasta el “operador de autotransporte” egresado con las más altas calificaciones del plantel Mérida III del Conalep caerá en las mismas prácticas, mientras se mantenga el actual sistema de trabajo al que se encuentran sujetos.

Las prisas de los conductores, causantes de todo tipo de accidentes, responden al propósito de obtener el mayor número de pasajeros en un tiempo determinado que les asegure al final del turno, “la liquidación” al dueño de la unidad, del precio de la gasolina, la cantidad de dinero pactada con él y el siempre exiguo ingreso para el conductor, que de ahí deberá sacar los gastos familiares de: alimentación, vestido, agua, luz, renta, servicios escolares, servicios médicos y por supuesto las consabidas cuotas sindicales.

Para llegar a una verdadera solución del problema, las autoridades deberán revisar el actual sistema de concesiones, los concesionarios deben estar dispuestos a revisar críticamente sus actuales esquemas empresariales y también a adecuarlos al entorno de los nuevos tiempos. Requieren modernizarse y eso significa estar dispuestos a renunciar a la dependencia de los gobiernos en turno y prepararse para competir según las leyes del mercado, para hacer redituable como actividad económica y de muy buena calidad el transporte urbano. La autonomía del gremio transportista es fundamental para convertirse en verdaderos agentes económicos libres.

¡Basta ya de muertes inocentes debido a las deficiencias en el transporte público!

 

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