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1435 25 Octubre 2013

 

Racismo en derechos humanos
Samuel Schmidt

Chihuahua.- Hay infinidad de críticas a la casta que se apoderado de la defensa de los Derechos Humanos, pero hay que considerar que se han infiltrado en esa estructura personajes deshonestos y llenos de prejuicios.

Hace tiempo conozco al Sr. Gustavo de la Rosa Hickerson, he oído cosas muy malas de él, especialmente la crítica al trabajo de su despacho de derecho laboral, donde no siempre se trabajaba para los intereses de los obreros; nadie entendía que hacía un “izquierdista” trabajando como carcelero en Ciudad Juárez en un penal famoso por su corrupción; ante unas jóvenes presumió haber llevado con prostitutas a su hijo menor de edad, lo que puede calificar como corrupción de menores y su gestión en la visitaduría de Derechos Humanos de Chihuahua en Ciudad Juárez ha sido salpicada de sospechas de articulación dudosa con la estructura de policíaca y de poder, que no siempre operan a favor de los derechos humanos. Como figura pública tendrá que dar estas explicaciones.

Hace unos meses empezó a subir chistes al Facebook calificados como misóginos por algunos de sus “amigos”. Ante comentarios míos para que asumiera la responsabilidad de sus actos, un pariente suyo sugirió un debate, yo respondí inquiriendo la materia del mismo, y sin sorprenderme respondió Gustavo Delarosa Hickerson: “Sobre los limites de la amistad de los judíos, si su cultura tiene limites mas estrechos o mas amplios para equilibrar amigos y dinero, o son conductas personales de algunos.”

El visitador optó por un argumento abiertamente antisemita, lo que confronté en los términos más severos: “se confirma la frase, el antisemitismo es el socialismo de los estúpidos. Qué bajo ha caído el país,  donde un racista deleznable es visitador de derechos humanos”.

Y él insiste, para reafirmar sus prejuicios:
“Tranquilo, tranquilo, Samuel, esa leyenda o no leyenda urbana de que los judíos son muy duros con el dinero, para nada es antisemitismo. Y plantearse la pregunta para reflexionar sobre ella no significa ningún antisemitismo”.

Puse una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua, ya que este es un precedente muy peligroso y tampoco me sorprendió que ésta buscara evadirse. Un correo de César Balderrama Arzola expresa:

From: quejas@cedhchihuahua.org.mx
Subject: respuesta
“Para darle el debido seguimiento a sus planteamientos le solicitamos de la manera más atenta nos haga llegar su queja mediante escrito signado por usted, en el que precise los actos que considere violatorios de sus derechos que sean atribuibles al Lic. Gustavo de la Rosa Hickerson y que él mismo haya realizado en ejercicio o con motivo del puesto que desempeña en esta Comisión, para ello nos ponemos a sus órdenes.”

Respondí:
“Sólo para que entienda yo bien la burocratización de la comisión: presenté una queja por ESCRITO en un medio determinado por la comisión, ¿ahora quiere otro escrito?”
“Los dichos antisemitas del Sr. Gustavo De la Rosa Hickerson, sean o no en el ejercicio del puesto que tiene en la Comisión son suficientemente graves para la violación de los derechos humanos de cualquier persona. La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua no puede tener a un racista como empleado.”
“Quiero saber si van a actuar en base a la queja que ya puse, si no para actuar contra la Comisión por negligencia, complicidad y tolerancia a un racista.”

El Sr. Balderrama responde:
“Con todo gusto actuaremos en relación a sus señalamientos. Sin embargo tenemos una ley y un reglamento que rigen nuestra actuación, la ley en su artículo 27 establece que la queja deberá presentarse por escrito (refiriéndose a que debe llevar la rúbrica o firma del interesado), y que cuando se reciba por un medio de comunicación electrónica como es el caso, la queja o reclamación deberá ratificarse dentro de los 3 días siguientes a su presentación.”

Esto de los tres días no aparece en ningún lado, pero es escandaloso el uso de un tecnicismo para tolerar al racista, Balderrama demuestra su limitación jurídica y parece no enterarse que un racista odia a varios. Al negarse a actuar, la Comisión Estatal de Derechos Humanos se vuelve cómplice de los actos que comete su empleado.

Presenté una queja ante la Conapred que se evadió determinando que la Comisión Estatal debe actuar, un funcionario de la comisión me contactó para que me reunbiera con el para decirle que quiero, respondí que deben despedirlo. La comisión de nuevo se evadió.

Ya vemos los límites de los defensores, un antisemita es tolerado, su tarea es ser fical sobre los que protestan en las calles.

Poco favor nos hace sostener un aparato tan caro y tan inútil.

 

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