MALDITOS HIPSTERS
Disculpas a JH con una semana de retraso
Luis Valdez
Monterrey.- Joaquín Hurtado es uno de esos monstruos literarios de culto que hay en cada ciudad donde la noche merece respeto. Sus libros son para divertirse, llorar, soñar y tener pesadillas. En sus historias hay vidas rápidas y muertes lentas.
Crónica Sero es uno de los libros más fuertes que he leído escrito por alguien del norte. Una maldición, una epidemia, un rumor que poco a poco se va volviendo más palpable por una enfermedad extraña que “se pega si saludas de mano a un infectado o si tocas algo que él tocó”. Eso es lo que me decía un hermano. Esos rumores convertidos en una realidad es el VIH. Crónica Sero puede ser lo mismo un libro de crónicas (realistas) que un libro de terror (realista).
Una de las primeras veces que vi en persona a Joaquín Hurtado fue en un evento donde presentaron una revista que editaba en torno al Sero Positivo. En ésta, lo mismo se incluían artículos médicos que pequeños cuentos y poemas.
La segunda ocasión fue en una manifestación en los bajos del Palacio Municipal de Monterrey, donde con la hija del Fufito repartía veladoras, y varias teiboleras del TVO protestaban por nuevas restricciones legales en el ayuntamiento. Esa serie de manifestaciones tuvo la característica especial de que incluso se organizó una lectura literaria en el TVO y en plena mesa de baile subieron a bailar y leer escritores como Guillermo Berrones, Macedonio González y el mismo Joaquín Hurtado. Semanas después, lo invité a la Facultad de Ciencias Políticas para que junto con La Tucita hablara sobre la censura.
Fueron tiempos emocionantes y de miedo. Mucho miedo, porque nadie sabía cómo carajos controlar el SIDA. No había Marchas Gay en Monterrey, y en lugares como La Gaviota, era el pan de todos los días saber que alguno de los clientes había sido golpeado en la calle por tener otras preferencias sexuales. Muy distinto ahora, donde ser gay y bisexual está de moda. Había que ser valiente para sobrevivir en un México donde siempre había gobernado el PRI, todo se arreglaba con la ley de la mordida y los que consumían drogas no solían morir decapitados.
Joaquín Hurtado ha logrado que sus historias floten en el mismo entorno de las pinturas de Geroca, la música de Celso Piña y un cine que… un cine que no se ha hecho (¿para qué tanto cineasta si nadie se ha aventado al ruedo?) Es uno de nuestros escritores más valientes. Por eso me parece genial que la revista La Quincena le haya dedicado un número especial. Un escritor así vale la pena.
Lástima que no pude llegar al evento de la presentación de la revista porque… porque me quedé sin dinero para el camión. No dirán que no es una excusa creíble en estos tiempos increíbles donde los sicarios se disfrazan de payaso, secuestran a un tipo vestido de Vaquero galáctico y hasta roban mascotas en San Pedro para luego cobrar por la recompensa. ¿Por qué sucede todo esto, hasta el punto de que incluso nos quedamos todavía sin dinero para el camión a nuestros 37 años de edad?
Porque este es un mundo vivo donde cada día suceden cosas más irreales que pasan a ser reales. Ahí les encargo cuando los clones humanos sean producidos especialmente para ejecutar a alguien (no hablo de los varios Aburtos) o para suplantar a un presidente.
Abrazos a Joaquín Hurtado, abrazos a todos.
