Vida por la patria
Lupita Rodríguez Martínez
Monterrey.- Entre millones de usuarios de las redes sociales se está difundiendo la fotografía de una manta blanca, en cuya parte superior está escrito con letras mayúsculas y negras: “Dieron su vida para darnos Patria”. Abajo de dicha leyenda aparecen los rostros de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Josefa Ortiz de Domínguez y Emiliano Zapata.
En la parte inferior de la manta se lee: “Dieron la Patria para darse vida” y debajo aparece cada uno los rostros de Luis Echeverría, José López Portillo, Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto, quienes posan adustos portando la banda tricolor presidencial.
Se trata de uno de tantos recursos creativos del mexicano para manifestarse contra la privatización de Pemex y de la CFE, ya que la manta está siendo desplegada en las movilizaciones de protesta del país.
En verdad que esta manta nos ayuda mucho para explicar y sobre todo para que todos podamos entender de una manera sencilla y contundente, el momento tan difícil y grave que atraviesa México en su historia.
Desde que nos impusieron el modelo económico neoliberal, a principios de los 80s, nuestro país empezó a convertirse en una fábrica de pobres, pero hasta esta coyuntura de las reformas privatizadoras es cuando las grandes mayorías de población comenzamos a dimensionar lo que sería sin el petróleo, el gas y la electricidad como propiedades legítimas del pueblo.
Resulta totalmente injusto y atroz que los más humildes sean los que defiendan el patrimonio y la soberanía de nuestra nación, pues son los que más sufren los daños de los ‘gasolinazos’ mensuales y de tarifas del gas y de la luz tan altas, mientras quienes deberían dar la vida por la patria se están dando la muy buena vida y están empeñados a dársela mucho mejor con la venta de Pemex y de la CFE a empresarios extranjeros e inversionistas nacionales.
A pesar de todo, estamos convencidas de que el pueblo de México, a través de los movimientos populares organizados y de las diversas fuerzas progresistas con Andrés Manuel López Obrador, sabrá evitar el ‘Robo del Siglo’.
Nuestra propia historia de lucha contra los malos gobernantes será el mejor ejemplo para evitar que México regrese a los tiempos del Porfiriato, cuando las minas, los bancos, la industria, las mejores tierras y los recursos naturales del petróleo, el gas y la electricidad eran dominados por una élite de extranjeros y nacionales para su propio y único beneficio.
Llegó la hora de que los actuales gobernantes ya no sigan sometidos al mandato de la gran burguesía capitalista, creadora del modelo neoliberal, ni mucho menos que continúen con su proyecto entreguista de las riquezas naturales a los extranjeros.
Son tiempos de nuevas y añejas luchas, como las del General Lázaro Cárdenas, pues resulta necesario volver a expropiar el petróleo para el verdadero servicio y el desarrollo de la nuestra Nación.
Lo único que ha hecho el proyecto neoliberal en más de 30 años de aplicarse, es convertir a México en una fábrica de pobres, en un Estado fallido y ahora busca consumar el ‘Robo del Siglo’.
Por el bien de todos y de todas no debemos permitir que el actual gobierno tuerza la historia o le dé marcha atrás a los avances logrados por Lázaro Cárdenas hace 75 años.
El gran daño causado por quienes quieren acabar con la soberanía nacional y el patrimonio natural, solamente lo podemos revertir mediante movimientos multitudinarios de protesta a lo largo y ancho del país, para evitar que los vendepatrias y traidores privaticen Pemex y la CFE.
Hoy más que nunca se requiere que estemos unidos y convencidos en la defensa del patrimonio de todos los mexicanos, así como dispuestos y determinados a impedir que la contrarreforma constitucional en materia energética sea aprobada por los legisladores del PAN, toda vez que los legisladores del PRI ya les aprobó la reforma político-electoral.
No permitamos que se consume tan vil traición. La resistencia civil pacífica será nuestra mejor estrategia de lucha, mediante el cerco humano a las Cámaras de Senadores y Diputados y a todos los Congresos de los Estados.
