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1512 11 Febrero 2014

 

¡Habrase visto!
Hugo L. del Río

Monterrey.- Nunca había visto en Monterrey nada parecido, y espero no volverlo a ver: una mujer joven, con la cara crispada por el dolor, casi tirada en la banqueta de Félix U. Gómez, a la altura de Tapia. Los autos pasaban raudos y los transeúntes, en su indiferencia, seguían su camino. La dama no estaba del todo sola: la acompañaban ambulantes de una de las cruces y personal de Tránsito.

Pero estas son personas que simplemente se dedican a hacer su faena. ¿Dónde estaba el regiomontano? Nuestro personaje sufrió una de esas salvajadas en que incurren, sobre todo, ciertos choferes de la fatídica ruta 211, en este caso, el operador del carro 217. El cafre del volante arrancó sin esperar a que la muchacha bajara. La TV nos mostró imágenes que despiertan compasión y provocan raptos de rabia. Estos accidentes son evitables; tan evitables como comunes. Incluso este redactor los ha sufrido.

Pero normalmente el conductor detiene el camión, baja a auxiliar a la persona lesionada; y la gente corre también a brindar ayuda. Aquí no sucedió nada de eso. ¿Qué nos pasa? El hombre de Monterrey, la mujer, los niños, siempre se han caracterizado por tener un gran corazón, por brindar solidaridad y apoyo a quien lo necesita. ¿Nos está transformando la crisis en criaturas deshumanizadas, ajenas al dolor ajeno?

Se entiende, no se justifica, pero se explica, que los automovilistas no se hayan detenido: vieron que el personal de auxilio estaba presente. Y, por lo demás, FU Gómez es una avenida conflictiva. Pero, ¿dónde estaba el regiomontano de a pie? De los ruteros, qué se puede decir: supongo que el auriga se estaba riendo: habrá dibujado otra palomita en la lista de pasajeros o peatones a quienes ha lastimado. Lo que hizo este manejador es una agresión, un delito. En una ciudad bien gobernada, el tipejo iría a prisión.

Pero le apuesto doble contra sencillo a que ese pantano de podredumbre e incompetencia que se llama Agencia Estatal de Transporte no lo tocará ni con el ala de una mariposa Monarca. Nuestros gobernantes nos quieren arrastrar al escatológico pantano donde ellos viven. No lo permitamos.

Tenemos que superar la violencia, la corrupción, la pésima administración de los tres niveles de gobierno. Los regiomontanos somos gente de generosidad: este valor nos pone aparte de la alta burocracia.

Nunca había visto nada parecido en Monterrey y espero no volverlo a ver.

hugoldelrioiii@hotmail.com

 

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