Material del deseo
Eligio Coronado
En Caballero Bonald la poesía florece, se distribuye por la página, cubre los recovecos, los llena de significados, se desborda, alcanza la voluntad del lector y la sacude. Y es que dicha poesía es descarnadamente precisa, despiadada dentro de su barroquismo, sin concesiones ni al ritmo ni a la métrica.
No le interesan los encasillamientos y va de lo personal a lo social, de lo humano a lo existencial, de lo histórico a lo actual y de lo preciosista a lo crítico; navega con habilidad todas las aguas y rehúye lo elegante por lo estricto.
Es una poesía original porque es propia, porque viene de adentro y no de las lecturas; porque no busca el adjetivo más estético sino el que debe ir, el adecuado, y no se empeña en perseguir la fama, sino en darle notoriedad a la palabra, ese instrumento con el que construye su obra, su Material del deseo*.
José Manuel Caballero Bonald (Jerez de la Frontera, Cádiz, España, 1926) pertenece a la Generación del 50 y desde su primer libro (Las adivinaciones,1952) ha privilegiado este rigor lingűístico (¡cuando apenas tenía 26 años!): “el hombre lucha: existe, / traduce la armonía furtiva del azar, / bebe en los borbotones de su tiempo, / se confina en la fiebre donde afloran / su linaje, su origen, su imposible / destino.” (p. 38.)
Seis décadas después, Caballero Bonald mantiene esa férrea fidelidad como una característica intrínseca de su obra: “en la codicia de la luz subyace lo invisible (…) / (…) se desliza levísimo por los lentos alados aledaños de la liberación.” (Entreguerras o De la naturaleza de las cosas, 2012;p. 258.)
Por momentos parece que una cierta amargura veteara estos poemas, pero no hay tal, es sólo su naturaleza exenta de optimismo: “No me hace falta más que un poco / de fe, que una mezquina veta / de esperanza, que un resquicio / de caridad.” (p. 100.) “La edad me ha ido dejando / sin venenos, malgasté en mala hora / esa fortuna.” (p. 237.) “Mi memoria está viva, / va más allá del tiempo, de jornales ganados / a fuerza de renuncias, de míseras cautelas / para andar y estar solo.” (p. 43.)
Los temas de Caballero Bonald son múltiples, hasta las mismas palabras son materia frecuente en sus deliberaciones: “las palabras, rangos perecederos, / con su luz momentánea, con sus frágiles nudos, / perdidas ya en un rapto de sospechas, / nada proclaman, ningún deseo fundan, /envolturas de un aire sin su mundo.” (p. 70.)
Aunque sus palabras sí proclaman un mundo, un mundo desolado, construido desde el atroz filo de su perspectiva: “Recuerdo paso a paso aquel camino / de tierra oscurecida por la lluvia, con charcos / despiadados, alambradas hirsutas / en los lindes y unos chopos sin hojas / afligiendo al paisaje.” (p. 215.)
* José Manuel Caballero Bonald. Material del deseo. Antología poética. Ed., introd. yselec. de Juan Carlos Abril.Monterrey,N.L.:Edit. La Otra / UANL, 2013. 259 pp. (Colec. Temblor de Cielo.)