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1518 19 Febrero 2014

 

La vida que pasa
Teresa Cuello

El hombre tiene muchas destrezas y una de ellas es el movimiento. Moverse lo pone en los lugares donde quiere estar; pero lo que distingue al poeta en su capacidad de detenerse y percibir el aroma total de su realidad, sea esta grata o no.

Luis Estrella es, y cito el título de su poema, una “Partícula móvil” (p. 38): va en cada estación coloreando sus visiones con palabras para así regalarnos sus frutos. Es también su deseo darnos a conocer la estampa que sus lecturas le han dejado; vive y camina en dos mundos que lo “hacen único”, irrepetible, diría yo. Es un poeta lúcido que sabe llenar cada uno de los instantes de su vida en la contemplación extrema de cada ser y cada objeto que lo ilumina.

Nos acerca a esa íntima conexión que algunos personajes logran en el lector, los libera de sus culpas e incluso de la muerte y cito: “Te propongo un brindis, Toru (…), “es tiempo de ensayar el camino que prosigue” (p. 41); con este verso también les devuelve su movimiento, su redención. ¿Acaso no somos todos un poco como Toru o Emma Bovary que se arrojan con desenfreno “a la guillotina amorosa” (ídem.).

Luis Estrella (Ciudad Mante, Tamps., 1983) nos deleita con atisbos de esa sabiduría poética que ha sabido madurar; pareciera que tiene detrás de sus ojos los ojos de un viejo eternamente curioso que se empeña en cubrir todos los vacíos con versos, claveles, cenizas, locura, peces, sauces que van dejando apasionadas claridades. Y como muestra cito: “De repente nuestra vida se vuelve solitaria / y vagamos como sombras, / –a la espera / de un chispazo que encienda la flama” (p. 51).

Es un poeta que se sabe parte de esa “combustión desconocida” (p. 63) que lo ha convertido en más que un sueño, es primero que todo “semilla, fruto, carne, hombre” (ídem.).

En este poemario de Luis Estrella es inevitable no saborear atardeceres, la infancia, la juventud alada y esas ausencias vitalmente dolorosas; nos empapamos de su “Material de sentidos” (p. 68) para entrar un poco en nosotros mismos y sentir en el eco de sus palabras “La vida que pasa”.

  • * Luis Estrella. La vida que pasa. Monterrey, N.L.: Diáfora Ediciones, 2013. 81 pp.

 

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