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1518 19 Febrero 2014

 

El mito del laboratorio escolar
José Ángel Pérez

Monterrey.- Los datos empíricos proporcionados por los investigadores acerca de la eficacia del trabajo práctico como medio de adquirir conocimiento científico son poco concluyentes. Esto nos permite afirmar que no está comprobado que el trabajo práctico sea superior a otras actividades de enseñanza, e inclusive en muchas ocasiones es menos útil.

En un estudio sobre clases prácticas de física de secundaria, se encontró que los estudiantes frecuentemente llevaban a cabo ejercicios en el laboratorio o en una mesa de trabajo, teniendo muy poca idea de lo que estaban haciendo, sin comprender el objetivo del experimento o las razones para escoger tal o cual experimento y con escaso entendimiento de los conceptos subyacentes. Durante el desarrollo de la actividad pareciera que los estudiantes están siguiendo “una receta”, sin espacio para la reflexión. Estas actividades, generalmente son una pérdida de tiempo ocasionando muchas de las veces frustración entre los estudiantes que quieren que el “experimento salga”, descuidando el conocimiento teórico involucrado.

Un estudiante que carece de la comprensión teórica, no sabe hacia dónde mirar para observar adecuadamente y esto incitar a los profesores a dar las respuestas, resultando improductiva e intrascendente la actividad.

Los estudiantes se pueden pasar toda la clase sin comprender el propósito del experimento, mezclando los hallazgos con los procesos, originando una total confusión, de tal manera que se deja el campo libre para que surjan o se arraiguen muchas de las ideas alternativas. Lo más grave es que cuando el profesor carece de una formación teórica pedagógica y científica, estas ideas se afianzan en el grupo.

Muchas de las veces el propósito de un experimento de física se pierde cuando profesor y alumnos se preocupan “porque todo salga bien en la práctica experimental” olvidando lo que sucede, lo que se observa en pos de lo que deberá suceder.

No nos engañemos, generalmente las prácticas de laboratorio de ciencias, cuando se realizan, siguen recetas y éstas podrán ser utilizadas en el intento de “cambiar de rutina”, como salir del aula tradicional, o para desarrollar algunas habilidades o comportamientos en el laboratorio. Sin embargo, hacer ciencia es algo más que esto.

Hay mucho por hacer, mientras los gurús de la educación siguen en sus debates estériles, dejando al profesor de ciencias básicas en el más completo abandono.

 

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