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1596 9 Junio 2014

 

El mundo avanza y México se estanca
Carlos Villarreal C.

Más metas, más fracasos
30 años de estancamiento

Monterrey.- La información proporcionada recientemente por el Inegi no tiene desperdicio: nos advierte del estancamiento de la gestión económica de Enrique Peña Nieto y de un peor arranque que el de Felipe Calderón. EPN accede al poder bajo la promesa de crecer desde el primer año de gobierno tal y como lo reiteraron en los Criterios Generales de Política Económica para el 2013 y también para el 2014. Las cifras prometidas han tenido que ser revisadas a la baja.

Es decir, no se cumple una meta muy determinante para la política pública, entre otras cosas, porque los ingresos presupuestados y con ello el presupuesto de egresos, dependen de manera importante de lo que suceda con el Producto Interno Bruto (PIB).

Como se puede observar en nuestra gráfica, obtenida de la información trimestral del Inegi, el PIB en el arranque del “Momento México” en el 2013 y lo que va del 2014, ha estado muy lejos de crecer como establecieron (prometieron) en los criterios económicos; es decir, como ahora comenta la crítica, el equipo de hacienda de EPN no ha sido capaz de acertar en sus pronósticos económicos.

 

 

Allá por el año de 1988 hice un análisis-balance de la economía de 1987 y lo llamé también “Más metas, más fracasos”; y así he tenido que llamar año con año los nuevos balances. Aquí está el quid de la cuestión; estos equipos no aprenden de la experiencia, y continúan aplicando las mismas políticas y con la misma gente.

Ya son 30 años de estancamiento, de un estancamiento “conducido” por esta política que ha provocado más pobreza y más desigualdad. Por ello, el llamado “Momento México”, se reducirá a la privatización de los hidrocarburos y de todo el aparato de producción, distribución y ventas de petrolíferos y gas natural.

No hubo crecimiento, como se pretendía con la reforma fiscal que supone que una parte del conjunto de medidas de la política fiscal debe de responder a la coyuntura y a la fase del ciclo económico, es decir, al corto plazo, y la otra parte puede responder a objetivos de más largo plazo.

Esta reforma, impulsada entre otros por la izquierda desde el Pacto por México, fue una reforma procíclica y no anticíclica. Tuvo el mérito de no haber agravado la crisis, o recesión, o nivel de estancamiento económico, al no haber aplicado el impuesto al valor agregado, ya que éste hubiera tenido un impacto más severo en la marcha de la economía.

La gráfica, por sí sola, nos muestra claramente el desempeño de este gobierno y el de Calderón. EPN no necesitó una gran crisis como la del 2008 para romper con la tendencia natural de crecimiento de la economía mexicana; ellos lo hicieron solitos. Fue mucha la incapacidad ejecutiva del gobierno en su primer año; marcadamente es en el primer trimestre de 2013 que tuvieron un pésimo desempeño, como lo muestran las flechas negras.

Además, como se ve antes de la crisis del 2008 y después del 2009, tiene potencial para emprender una ruta de crecimiento, como lo indican en la gráfica las flechas café, que son las que  unen las puntas del micro ciclo trimestral de cada año.

Se ve claramente que en el arranque del gobierno de Calderón, la economía sufre una pequeña caída el primer trimestre del 2007 (las flechas negras muestran cada ITRI de cada año); y después (producto de la crisis global del 2008), México cae y se mantiene estancado (2008 y 2009) y empieza a crecer el último TRI09, que supera apenas los niveles que se tenían en el 2008. Es a partir del 2010 (dos años perdidos de crecimiento que no logramos remontar aún) cuando la producción nacional (el PIB) mantiene un ritmo ascendente, y ya en 2011 y 2012 la tasa de crecimiento trimestral es de entre 3.2 por ciento y 4.9 por ciento, promediando en esos ocho trimestres, un 4 por ciento de crecimiento anual.

En lo que va del gobierno de EPN, se rompió la tendencia de crecimiento de  los años anteriores y cayó la tasa de crecimiento a  niveles más bajos. Lo que primero tenía que hacer era mantener la tendencia y (al menos) las tasas que se tuvieron en  los últimos años de Calderón. Cualquier otro resultado, es un fracaso del gobierno. Y han sido, una vez más,  “más metas, más fracasos”.

En la gráfica observamos con claridad el comportamiento (bastante negativo) de los primeros trimestres de los años año 2013 y  2014. En el primer trimestre de cada año fueron graves las caídas; es de esperarse que de esa misma manera se impacten negativamente el empleo y los salarios; también, así impacta la crisis de esos primeros trimestres en los negocios, principalmente en los  pequeños y medianos, que sufren fuertes caídas en la tasa de rentabilidad, algunos a casi cero durante todo este tiempo de recesión y estancamiento.

La situación que se vive, es como cuando Cartens comenta que “las fundamentales están estables”, pero estables en el estancamiento; el enfermo estable, pero en cuidados intensivos.

Continuando con la gráfica, vemos cómo después de la fuerte caída del ITRI 13 y luego de dos TRI´s, francamente bajos, aumenta el IVTRI; pero lo preocupante es que la punta del ciclo en ese IVTRI no alcanzó las observadas durante los últimos años de Calderón. Para el 2014, la historia se repite y el ITRI volvió a caer otra vez fuertemente.

También la gráfica nos muestra que la crisis global del 2008 tuvo un severo impacto en la economía con prolongadas y fuertes repercusiones en el largo plazo. Así, en la gráfica se observan dos líneas azules paralelas delgadas, que marcan entre ellas la brecha del cómo debería de estar el PIB sin la crisis del 2008; la línea de abajo es la realidad; y si vemos en la parte superior izquierda, otra pequeña línea azul más abajo aún, ésos son los últimos cinco TRI´s de este gobierno. Ese es el tamaño del impacto en la economía del errático y mal manejo económico del equipo de Peña Nieto. 

Y respecto a qué se espera de la economía en el II, III y IVTRI de este año, nos atenemos al comportamiento histórico que se observa durante este periodo estudiado que, por propias y naturales sinergias, la economía tiende a recuperarse. El asunto aquí es cómo vamos a recuperarnos a mejores tasas de crecimiento y cómo atenuamos la natural caída del nivel de PIB de cada uno de los siguientes primeros trimestres de cada año.

México necesita crecer a tasas cercanas al 6 por ciento, para ir recuperando en el mediano plazo el impacto negativo de la crisis del 2008 y la crisis de estos primeros trimestres de Peña Nieto.

El INEGI reportó un ritmo de crecimiento del ITRI 14, desestacionalizado respecto al trimestre previo, de tan sólo 0.28 por ciento; es decir, si continúan estas bajas tasas de crecimiento, la economía no crecerá ni al 2 por ciento anual durante este año.

De esta manera, se puede afirmar que el panorama para los negocios ha estado y está muy mal, por lo que a falta de créditos oportunos y de confianza, muchos de ellos se ven en la necesidad de cerrar y los grandes en estos procesos acuden a las fusiones, tal y como pasó con Hylsa e Imsa en su tiempo, y cómo en el mundo vemos impresionantes megafusiones en la industria automotriz, química, farmacéutica, petroleras, etcétera. Esa es la manera inevitable de contrarrestar las crisis en los negocios.

Respecto a los salarios y el empleo (consumo interno), como es lógico, esas caídas tan pronunciadas del PIB, de la producción y la demanda, significan un impacto negativo en el empleo y los salarios; significa más pobreza laboral, estructural, como es el caso de Nuevo León, donde la pobreza laboral ha aumento un 6 por ciento en este primer trimestre del año, respecto al primero de 2013. Esto ha traído como consecuencia que los salarios continúen perdiendo participación en el ingreso nacional.

He ahí el centro del problema del bajo crecimiento: no hace falta hacer algún ejercicio econométrico; es de sentido común que ante la caída del 80 por ciento en el poder adquisitivo del salario mínimo, la gran masa salarial esté disminuida también. Y eso –diría Henry Ford– es que el capitalismo está matando la gallina de los huevos de oro; es decir, la política económica aplicada que ha mantenido en el olvido una justa y sobre todo necesaria e inteligente política salarial, (para los economistas de la escuela neoliberal ya esta política no está entre “las fundamentales”); ha causado que en el “reparto del pastel”, la mayor parte quede en una pocas manos y que cada vez menos de ese pastel se tenga que repartir en cada vez más trabajadores y sus familias; por eso hay más pobreza y más desigualdad; por eso, y no necesariamente por gusto, la mujer ha tenido que entrar a la esfera del trabajo fuera de su casa (con bajos salarios, por cierto).

En este hecho de graves repercusiones para la economía en su conjunto, es donde se nota la falta de una política salarial. Las autoridades no han regulado los impactos negativos a los salarios, que para perder así, nada tuvo que ver la productividad, sino que tuvo que ver la política aplicada. Estoy convencido de que si no se revierte esto, la economía no podrá alcanzar tasas más altas de crecimiento. Si no hay demanda sostenida no hay más fábricas y empresas; y si no hay esto, no hay empleo; he ahí lo que puede y debe, por justicia económica, ser un círculo virtuoso.

Por su parte, respecto a la discusión de si México está o no en recesión, pues estoy de acuerdo con Eduardo Sojo, del Inegi, cuando afirma que “en el sentido clásico”, la economía no está en recesión.

En términos llanos, se podría estar de acuerdo en que no hubo cifras negativas del Producto Interno Bruto (PIB), por ejemplo, en cifras desestacionalizadas, el PIB creció 0.28 por ciento durante el trimestre enero-marzo de 2014, respecto al trimestre previo; no es recesión, pero sí es estancamiento en muy bajas tasas de crecimiento, lo que configura un cuadro de crisis sistémica. La gráfica nos mostró cómo hay un micro-ciclo anual donde los trimestres son comparables entre ellos de igual a igual. Y lo observado es muy claro: EPN rompió una tendencia que si bien era baja, era suficiente para que el valor y la tendencia del PIB se mantuviera creciendo.

En conclusión, se puede sostener que el arranque del sexenio fue pésimo, un freno económico desproporcionado en el 2013, que  impactó para todo el año (y puede impactar para todo el sexenio); y así será más o menos igual el 2014, que arranca, como se puede ver también en la gráfica, con otra caída espectacular del valor del PIB estimado para 2014.

Propuestas concretas
Ahora hay un sinnúmero de propuestas para salir de este bache. El sector privado atribuyen todo el problema a la reforma fiscal, algunos otros al “retraso” en las reformas o adiciones a las leyes secundarias del sector energético, lo cual ven como la clave para revertir estos bajos crecimientos de la economía; otros, y con razón, alertan de una posible crisis fiscal, debido a que el presupuesto de egresos –el gasto público, principalmente– se aprobó estimando mayores ingresos del gobierno federal, así que éstos se suman a las voces de revertir la reforma fiscal, o al menos evitar un mayor déficit fiscal. (Yo sostengo que la reforma incluyó nuevos conceptos que socavan el gasto privado en favor de un gasto público lleno de moches, perdón, de baches en la calidad del gasto.)

Pero me gustaría quedarme con la propuesta de José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, con sede en Monterrey, para a partir de ahí ver las propuestas. De la Cruz habla de un plan B, que incluye una baja de impuestos y de precios de los combustibles y la electricidad.

De la Cruz señala atinadamente que el “desafío es romper con la inercia de un modelo que no está diseñado para generar progreso productivo y bienestar social”. Agrega la carencia del modelo actual y algunas de sus características más negativas; por ejemplo, afirma que “la precarización del mercado laboral debilita el mercado interno, exacerba la pobreza, el entorno de los negocios y la vialidad financiera de las empresas lo que se corrobora con el retroceso de 4 mil patrones de enero a marzo”.

Y así continúan las propuestas a partir de los diagnósticos de cada quien y ahora lo importante es hacerse la pregunta de cómo vamos a alcanzar tasas de entre 5 y 7 por ciento de crecimiento anual, como hoy lo hacen la India, Turquía, Perú, China, y otros.

EPN anunciará, según el periódico El Norte, seis medidas para “acelerar el crecimiento”: una, que reducirá el impacto en la frontera, por las restricciones del uso del dólar; dos, medidas de contenido nacional en el sector de hidrocarburos y electricidad; tres, eliminacion de barreas a la exportación; cuatro, más créditos a la pequeña y mediana empresa; cinco, facilitar los programas sociales; y, seis, mejorar el arranque de las obras públicas después de su adjudicación. Eso es todo, en realidad nada sustancial que mejore el ritmo de crecimiento ni que impacte suficientemente para realmente acelerar la economía.

Yo sostengo que es necesaria, de manera muy importante para acelerar el crecimiento sostenido, una nueva política salarial radicalmente diferente a la planteada de manera implícita en la reciente reforma laboral, y aplicada en el patético papel que año con año lleva a cabo una supuesta Comisión Nacional de Salarios Mínimos.

Otro problema fundamental es la dependencia que guardamos con EEUU (y ahora también con China) en el comercio manufacturero. Toda dependencia significa finalmente salida de beneficios económicos hacia el exterior. Es con una política industrial y agrícola que  ponga como objetivo llevar a cabo una nueva etapa para el mediano y largo plazo de sustitución de importaciones, que se pueda revertir esta negativa situación y con ello acelerar efectivamente el ritmo de crecimento.

Interesante el planteamiento de que habrá una propuesta de “Una convocatoria nacional”, por parte de Raúl Gutiérrez, director de Deacero, de la necesidad de un pacto obrero-patronal que obligue al gobierno a tomar las medidas necesarias para implementar una nueva etapa, que incluye por supuesto una adecuada política arancelaria y una cadena productiva más eficaz con el sector público como motor.

A su vez, un ejercicio del gasto público transparente, que actualmente llega a ser de alrededor del 25 por ciento del PIB, deberá ser ejercido con calidad y honestidad, para que tenga mayor impacto en la economía.

Respecto al financiamiento del gasto son hoy cuatro las vertientes principales:1) impuestos; 2) los derechos que paga Pemex; 3) los pagos de los organismos como el IMSS, el ISSSTE y la CFE; y, 4) el endeudamiento. En el 2014 se nota la aplicación de los nuevos impuestos, pero los ingresos tributarios con crecimiento a un menor ritmo que los gastos; si esta tendencia se sostiene, debemos esperar cómo algunos alertan un incremento aún mayor del déficit público.

Respecto al ejercicio del gasto que ha sido señalado como una de las causas del estancamiento del año pasado, al empezar, efectivamente, con un gran rezago respecto al ritmo que se venía gastando el último año de Calderón, se reporta que en el ITRI 14 el ejercico del gasto ha tenido un desempeño muy superior al del año pasado, por lo que el impacto esperado simplemente no lo fue; y esto es así porque la contraparte del financiamiento es una mayor recaudación de impuestos al consumo y otro como el ecológico que incluso se traduce en aumentos de precios al consumidor y que entonces todo esto cancela el efecto positivo que un mayor gasto público pudiera tener.

Por otra parte, el financiamiento bancario se resiste a crecer entre las empresas y lo más grave aún es que en medio de un gobierno a modo del sector privado, se anuncie la descomunal cifra de 30 mmdd de fuga de capital, en tan sólo unos cuantos meses, lo que equivale a casi 5 veces el presupuesto de la importante Secretaría de Agricultura (Sagarpa). Este hecho, de la sangría por fuga de capital, que no veo quién se lleve tanto si no son la burbuja de funcionarios y políticos de alto nivel (de corrupción), que al verse impedidos de depositar aquí las fortunas que hacen por “los moches” que hablamos de miles y miles de millones de pesos, tienen que sacarlo del país. Por ejemplo, si suponemos tan sólo que sea el 10 por ciento que todos saben se pide de comisión (“moche”) y si el Plan Nacional de Infraestructura de hoy al 2018 asciende a mas de 7 billones de pesos, pues entonces serán 700 mil millones de pesos de moches, tan sólo en el “alto nivel”; en 5 años, tan sólo el conjunto del equipo de Peña Nieto podría embolsarse más de 50 mmd. Y si se les hace mucho, pues habría que agregar los moches en los estados y municipios, que en algunos casos se ha hablado de que el “moche” es hasta del 35 por ciento.

Por ejemplo, el ex alcalde de Monterrey (“Maderito”) fue acusado de pedir moches hasta del 35 por ciento; y fuentes bien informadas me dicen que son ciertos los despropósitos de los funcionarios panistas en Nuevo León, aparte lo que está pendiente de aclarar por 14mmdp del gobierno estatal priista encabezado por Medina; eso es tan sólo para ilustrar lo insalubre que puede ser el manejo de las finanzas públicas y que significa enriquecimientos que seguramente gran parte de ello se fuga al exterior.

Así que con los bajos salarios, con el robo a las finanzas públicas y la exorbitante fuga de capital, ¿qué país puede crecer a tasas altas? La inversión en innovación y desarrollo, la inversión en energías alternativas y la educación pública de calidad para hacer mejores hombres y mujeres mexicanas, son también, entre otros, asuntos pendientes de la agenda para el desarrollo.

 

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