Suscribete
 
1722 2 Diciembre 2014

 

 

Enrique Peña, Ricardo Lagos y Pepe Mujica
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- Ahora vuelve a salir a la luz la riqueza de Peña Nieto. Él dice que su fortuna asciende a casi 17 millones de pesos, cuenta bienes suntuarios que fueron comprados “al contado” y una cantidad de inmuebles que dice, son herencia que le han dejado sus padres.

Pero cuando presentó su primera declaración patrimonial afirmó que varios de ellos le habían sido donados sin precisar quiénes eran los donadores y bueno, si eran los padres, cualquiera se pregunta por qué tanto misterio.

Ahora aparece la famosa Casa Blanca de Chapultepec, que tiene un costo cercano a los 90 millones de pesos; y las explicaciones de Angélica Rivera sobre cómo se hizo de ese bien fastuoso han dejado más dudas que certezas.

Hoy los productores de memes hacen su agosto y hasta estrellas de Hollywood dicen querer venir a trabajar en Televisa, por los altos sueldos que ahí se pagan. 

Político pobre…
Sin duda, Peña Nieto es un político rico y tiene una esposa rica, además de tener buenos amigos. Hace honor a la máxima del profesor Carlos Hank González, que sentenciaba: “político pobre, es un pobre político”.

Pero, si bien el político profesional no tiene por qué vivir en la miseria, como sobreviven algunos Presidentes Municipales de Oaxaca, que se desempeñan como gobernantes de acuerdo a los usos y costumbres, tampoco deberían hacerse fortunas muy lejos de la justa medianía juarista.

Aún así, se dirá que todos los regímenes y políticos son iguales, que son permisivos y tienen como únicos límites la ambición de los políticos. En esa lógica son venales, inescrupulosos y mentirosos, cuando se trata de hablar de su patrimonio.

Mas no todos los regímenes políticos lo toleran por la existencia de candados institucionales, como tampoco todos los políticos; los hay también quienes se sujetan a lo que establece la ley y las leyes pueden ser permisivas y restrictivas. 

Entonces, México, es un paraíso para los políticos, pues los políticos no sólo reciben altos ingresos, sino que con mucha frecuencia pueden hacer negocios  vía tráfico de influencias y es cuando aparecen los regalos y los intercambios.

Chile
Sin intentar hacer un ejercicio de política comparada, por la estrechez del espacio, la ética de los políticos no se mide con indicadores, sino es un asunto de percepción.

Y permítaseme platicar una historia breve. Hace unos años estuve unos días en Santiago de Chile, cuando era Presidente el socialista Ricardo Lagos (2000-2006), un académico que había vivido la persecución y el exilio en Buenos Aires.

Mi anfitrión en esa visita fue Omar Ruz. Un académico chileno que vivió el exilio con su familia en Culiacán; y cuando volvió, la democracia regresó, lo que le permitió incorporarse a la vida de los libros, a través de la Universidad Humanismo Cristiano.

La estancia fue breve, pero suficiente para saber algunos detalles de la vida de los gobernantes de ese país austral. Primero, que en Chile en aquellos años no existía una residencia oficial de gobierno (vamos, un equivalente a Los Pinos), y por lo tanto el Presidente Lagos vivía en un departamento y ganaba el equivalente a 3 mil 500 dólares mensuales (menos impuestos); y segundo, el sistema  chileno no contempla la pensión vitalicia para los ex presidentes. Pero, aun con esos incentivos bajos, hay fervor social por la política y es bajo el nivel de corrupción.

En ese entonces, Vicente Fox ganaba 12 o 13 mil dólares mensuales, pero con una residencia oficial con todo pagado. Hoy disfruta de una pensión vitalicia, que le da un estilo de vida de altos aires para difundir sus conocidos dislates, negocios e imprudencias, además de prestaciones de salud.

Lagos salía todos los días a trabajar al Palacio de la Moneda. Vivía como la mayoría, no como la minoría de chilenos. Cuando concluyó su mandato, en 2006, sus compatriotas lo premiaron con más de un 70 por ciento de aprobación. Se volvió una referencia ética, no sólo para los siguientes gobernantes, sino en una forma de ser y vivir de los políticos.

Hoy, es un político reconocido por la ONU, donde detenta un cargo de conservación del medio ambiente, sale a la calle solo, compra el periódico en el kiosco de la esquina de su casa y toma café con sus amigos. Aquí, ¿cuántos ex presidentes llevan esa rutina?

Nada que ver con nuestros políticos, que desde un cabildo hasta la Presidencia de la República les domina la aspiración de riqueza rápida. Su realización es directamente proporcional a la capacidad de acumulación de bienes y dinero. Entrar a la política y no generar un patrimonio para su futuro “no es negocio”. Por eso el empeño es grande. Bien dicen los españoles que en los partidos “está el pan”.

La política entonces es el medio para alcanzar un status económico que es imposible como empresario, de ahí que muchos de éstos estén hoy en los partidos.

Uruguay
Otro caso digno de encomio es el todavía Presidente de Uruguay, ese hombre bonachón e inteligente que anda ligero de equipaje por el mundo. Que pregona la humildad y la honradez entre los políticos. Hay frases de él como esta que viene al dedillo: a los políticos que les gusta mucho la plata, hay que sacarlos de la política. Son tóxicos. Y enseña con el ejemplo con el estilo de vida suya y de la esposa, la senadora Lucía Topolansky, con la que compartió un encarcelamiento de 14 años, por su militancia en la guerrilla tupamara.

Ambos viven en una vivienda extremadamente sencilla, rodeados de casas similares a la suya. En un barrio de clase media baja. No se ven muchos bienes. Sólo los indispensables. Su vestuario es modesto y en realidad lo visten sus ideas. Hace honor a su credo político: un político debe vivir como vive la mayoría de su pueblo, no como vive la minoría.

Hace un tiempo, Mujica fue a la Asamblea General de la ONU, donde criticó el estilo de vida del mundo occidental. Trabajar para ganar plata y consumir. Un consumo que tiene un costo para la sobrevivencia de los bienes naturales que son patrimonio de la humanidad. Los bosques, el agua, el aire. Mas no sólo eso, el estilo de consumo va contra la  convivencia humana, el buen uso del tiempo libre y la vida comunitaria. 

Y ahí radica una crítica profunda a los políticos interesados en su bienestar, antes que en el desarrollo pleno de sus gobernados. Seguramente cuando deje la Presidencia de la República de Uruguay se dedicará al cultivo de vegetales en su huerto familiar y desde ahí verá cómo se descompone aún más el mundo. 

México
Volver los ojos a lo fastuoso de la política mexicana, la ambición desmedida de la mayoría de los políticos de todos los colores; su actitud pagada de sí mismo, sus trajes de Cristian Dior, los perfumes, las corbatas, los maquillistas, los autos de lujo, vivienda, y los rostros contentos de buen comer y beber, los sitúa en otro mundo, muy distinto al de los hombre y mujeres de la calle. Bien lo decía un clásico: la gente piensa como vive, y vive como piensa.

Peña Nieto, entonces, está acotado, le impiden tener miras altas y quizá nunca va a poder comprender lo que sucede a su alrededor; y las protestas son esas incomodidades que hay que acabar. Se ven feas.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 

 

15diario.com