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1901 10 Agosto 2015

 

 

Dictablanda a la mexicana
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- El autoritarismo mexicano está alcanzando cada día más formas de dictablanda, es decir, se tolera la oposición pero ésta tiene sus espacios y límites.

Quizá la expresión pueda resultar para alguien exagerada y para otros, quedarse corta, ante los sucesos que hemos visto en las últimas dos semanas.
La embestida contra la CNTE en Oaxaca más allá de si es o no justa, cierto es que el gobierno quiere sacudirse toda forma de organización que busque defender derechos de agremiados y más si estos tienen una agenda política de cuestionamiento a políticas públicas y rechazan cualquier forma de sometimiento a las directrices federales.

Pareciera que más allá de los propósitos sustantivos lo que se busca es frenar la organización social. No vaya ser que estos puedan articularse con segmentos cada vez mayores de irritados con el estado de cosas del país: violencia, inseguridad, desempleo, exclusión social, que pudiera devenir en un polo estructurado que siente las bases para alianzas en lo social y lo político.

Y para ello, en esa lógica, basta un argumento que señale que hay violencia o corrupción para provocar una ola de comentarios adversos contra quien resulte señalado sin ir más allá por aquello de las prisas mediáticas.

Vea si no: Primero fueron las autodefensas michoacanas, luego los campesinos de Sonora y ahora los profesores agrupados en la CNTE a los que se les ha sometido incluso con la cárcel para sus líderes, ahí están bajo resguardo el Dr. José Manuel Mireles y el yaqui Mario Luna, y otros sin tanta relevancia mediática, que con distintos matices busca encausarlos como responsables de la inestabilidad en algunas regiones sin considerar que estas manifestaciones son más que una causa un efecto ante la ausencia de gobierno que garantice la seguridad o el patrimonio de los pueblos.   

Acaso, ese discurso, no es el que se encuentra detrás del señalamiento contra la CNTE que estaría atentando contra la reforma educativa educación y tener algunos líderes que disfrutan de ingresos laborales más allá de lo que les corresponde o gozan de privilegios desmedidos, que pudiera ser cierto, pero de ahí hacerlo extensivo a los cientos de miles de profesores de educación básica dista mucho de la realidad, la mayoría de ellos realiza sus funciones educativas en condiciones de precariedad.

En todo caso, ¿qué solvencia moral tiene el acusador cuando segmenta a un ala del magisterio en beneficio de la oficial que durante décadas estuvo bajo el amparo de Elba Esther Gordillo y sigue prestando servicios de control aun cuando están en juego derechos laborales?

Entonces, el propósito central el mejoramiento educativo, sino controlar a quienes se salen de las coordenadas de operación del sistema. Un sistema conservador que cada día tolera menos las voces discrepantes y cuestionadoras. Pero, en esa lógica, los actores del sistema cada vez tienen menor interlocución con la sociedad y es por ello que se privilegia o tolera la violencia de distintas maneras.
Ahí está la imagen patética del Presidente Peña Nieto inaugurando un estadio de futbol vacío para, según la crónica, evitarse los abucheos del respetable. Una separación entre la representación del poder y la gente de la calle y un codeo de aquel con el mundo del glamour internacional. No obstante, esa representación sigue y seguirá tomando decisiones en nombre de ellas incluso se podrá decir que de eso se trata pues para eso se le votó aun con todos los asegunes y cuestionamientos.

Se dirá que es la lógica de las mayorías y del encargo constitucional. Pero, no tanto, pues la experiencia histórica enseña que poder que no escucha o se escucha sólo así mismo, da pasos hacia la llamada dictablanda. Al pensamiento único y la intolerancia. Y es lo que viene sucediendo hoy en México. La restauración del PRI pretende volver a gobernar setenta años y para ello por un lado copta a la oposición y el otro reprime a los movimientos sociales o le sirven los mensajes envenenados que envía la provincia.

Sin embargo, donde se hace más evidente está distorsión de la función pública es cuando desde el gobierno por acción u omisión se persigue a los periodistas y no solo eso, se le mata como acaba de ocurrir con el fotoperiodista Rubén Espinoza y las cuatro mujeres jóvenes encontradas sin vida en un departamento de la colonia Narvarte en la ciudad de México.

Se podrá argumentar que hay que esperar los resultados de la investigación, para minimizar el terrible hecho que se suma a otros 14 asesinatos de periodistas, que han ocurrido durante los tres años de gobierno del veracruzano Javier Duarte, más los que están en el exilio de ese estado líder en este tipo de crímenes, sabiendo que eso significa ganar tiempo para los asesinos y más para la impunidad que ha sentado sus reales en todas las regiones.

El periodismo nacional debe exigir una investigación profesional con acompañamiento del gremio para evitar que esta nueva muerte quede impune y una buena iniciativa sería que la PGR cite a declarar a Javier Duarte y a su Procurador de Justicia para que rindan cuentas no solo de este caso, sino de los anteriores que se encuentran sin resolver, y lo mismo en otros estados donde están pendientes otras investigaciones.

Pero, eso, quizá es mucho pedir a una autoridad a la que se le acumulan los delitos sin ser resueltos, podríamos decir que no tienen capacidad para atenderlos y resolverlos para tener una institución judicial confiable que ofrece resultados.

Quizá, eso es lo que explica, el pasmo en que se encuentran las autoridades que lanzan hipótesis sin ton ni son sobre este caso que está dando vuelta al mundo y exhibe al gobierno mexicano como incapaz para resolver este tipo de crímenes que una vez más muestran la debilidad de las instituciones encargadas de la procuración de justicia.

En definitiva, la estrategia mencionada, si bien le está produciendo beneficios al gobierno de Peña Nieto, porque desmantela paulatinamente la organización mediante la persecución y el terror, e impone un poder cada vez más centralizado, y las restas están a la vista con un gobierno cada día más mal calificado y peor visto en los medios internacionales que machacan día a tras día la cara que va pulimentando nuestra sui generis dictablanda.

Urge restablecer el camino de la política del consenso y eso, para muchos, pasa por cambiar de Presidente.

 

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