DISPARATES
Una lámpara sin luz
Armando Hugo Ortiz

 

Monterrey.- “Me vetaron para ocupar la Coordinación de los diputados”, declaró el Ex del PAN, Gustavo Madero. El culpable, su presunto delfín y sucesor: Ricardo Amaya

En el blanquiazul se convirtió en rutina que en toda elección o selección interna haya acusaciones de suciedad. La moda actual es por filtración de videos, conversaciones telefónicas y correos electrónicos.

Veto, traición, acarreo, manipulación, son algunos de los epítetos que lanzan los perdedores. Para algunos de ellos es un mero rezongo, que se mitiga con la migaja que le aviente el ganador, como será el caso de Madero. Afirma que no es un Ernesto Cordero, para crear un bloque opositor, pero no tarda mucho en andar de intrigoso. El PAN continuará como brújula sin rumbo.

Para otros vencidos, sus derrotas en los proceso internos son argumentos para abandonar el partido, hace varias décadas de manera discreta, como el padre de Felipe Calderón; hoy de manera estruendosa, como Tere Madero en el ámbito local.

Se alega la pérdida de los principios doctrinarios de los padres fundadores, entroncados con la Democracia Cristiana. Según los desilusionados, Acción Nacional se convirtió en un sepulcro blanqueado, una Biblia sin Jesús.

Ricardo Anaya, el Seco, afirma que con Gustavo Madero no hubo propuesta de designarlo, ni veto ni ruptura. A manera de zanjar la inconformidad, pidió a sus legisladores “ser una oposición crítica frente a un gobierno que ha dado malos resultados”. No se avizora en los blanquiazules la mínima autoridad moral, ni liderazgo.

No tarda el mafioso tricolor Beltrones en imponer orden entre los revoltosos. Al fin que ya les rescató en 2006 la presidencia para el usurpador Felipe Calderón.

Los conoce bien, sabe que para los panistas, su religión es la indecencia;  son un reloj sin manecillas, una lámpara sin luz.

a_hugo16@hotmail.com