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1917 1 Septiembre 2015

 

 

Agustín Basave
Eloy Garza González

 

San Pedro Garza García.- Agustín Basave es la mejor apuesta para el PRD. Es más: es de las pocas alternativas que le quedan a un partido en franca descomposición política y de proyecto de nación.

La mayoría de los líderes de esa organización política resultan francamente impresentables: está compuesto no solo de tribus, sino de manadas e incluso de bandas de forajidos. Su disolución está próxima si el perredismo no opera algo más que un cambio cosmético de su estructura interna. 

Que entre al quite un académico, historiador egresado de Oxford, cuya tesis de doctorado sobre el México mestizo –el propio Basave la denominó mestizofilia, es decir amor al mestizaje– recibió mención honorífica es esa prestigiada Universidad, garantiza para el PRD el fichaje de una mente ordenada y bien amueblada de sólidas ideas. Así lo reconoce uno de los fundadores de ese partido, Cuauhtémoc Cárdenas.

La propuesta de Basave de regresar al PRD a sus orígenes socialdemócratas, de extirparle su corporativismo mezquino y de retomar la esencia de la oposición beligerante, promete un viraje que, cuando menos, habría que otorgarle el beneficio de la duda. El propio Basave ha escrito que cree en la redención del PRD y en su resurgimiento como fuerza opositora, por lo que aceptó ocupar el primer lugar en la lista de una circunscripción plurinominal para diputado federal.

Conozco a Basave desde principios de los años 90. Fui testigo de las críticas infundadas que recibió en Nuevo León de parte de varios malquerientes suyos. Aquí, en Monterrey el deporte preferido de muchos acomplejados es denostar a aquel paisano que rebasa la mediocridad rampante. Nos gusta el linchamiento moral. En aquellos años escribí para el periódico Excélsior un largo ensayo sobre su tesis de doctorado que luego le publicaría el Fondo de Cultura Económica. Fue también una defensa de un intelectual de valía, que en Monterrey quisieron pisotear.

Por supuesto, el arribo de Basave al PRD está empedrado de malas intenciones: el gobierno federal negociará hasta lo imposible para impedir que el regiomontano dirija ese instituto político. Es difícil para Los Pinos dialogar con opositores que no transijan a partir de prebendas y compra directa de voluntades. Además, el carácter de Basave no es conciliador sino beligerante: defiende lo que piensa, con el agravante de que es un hombre que piensa. Y eso, en países como el nuestro, más que un mérito es un estorbo para el sistema.

 

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