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1917 1 Septiembre 2015

 

 

To Trump or not to Trump
Samuel Schmidt

 

Ciudad de México.- El tema de la migración no ha sido durante mucho tiempo un tema prioritario o fundamental en Estados Unidos, aunque los republicanos lo intentan.

Pero Donald Drumpf (ese es su apellido alemán original) ha decidido ponerlo en la palestra en su campaña presidencial, para catapultarse basado en los sentimientos más repulsivos que recorren a Estados Unidos.

Hace ya tiempo que los republicanos han utilizado la inmigración y la frontera como el campo de prueba para ver hasta dónde se pueden restringir los derechos humanos y las libertades, y descubrieron muy temprano que el terreno era propicio porque al no recibir mucha atención ni protestas se podía avanzar.

En la frontera pueden detener a la gente bajo la sospecha de un agente, mantener a la gente detenida sin acusación, quitarle y cancelar documentos oficiales y evitar las quejas, de tal forma que ICE parece ser la oficina de gobierno con mejor reputación. Esto ha avanzado al grado que en los casos de asilo político hay detención prolongada que niega todos los principios mundiales de protección de perseguidos.

Los principios del Patriot act, una ley que pisotea las libertades constitucionales, se pusieron a prueba en la frontera. Hoy, aunque se han denunciado mundialmente, éstas prácticas han propiciado brutalidad policíaca, la racialización de la justicia y la destrucción de la vida de mexicanos y negros en Estados Unidos. Me ahorro el eufemismo de afro-americanos, porque los republicanos son racistas y enfocan sus baterías de acuerdo al color de la piel.

Desde que se amplió la legislación migratoria al terreno de la violación de derechos constitucionales, se empezó a hablar de cancelar el derecho de suelo, o sea que la gente adquiere la nacionalidad del país donde nacieron. La derecha estadounidense se frenó un poco pero se volcó hacia los estados y ciudades para acorralar a los migrantes con reglas locales, que por ejemplo negaban el derecho de rentar casa.

En Texas, estado que ha intentado correrse hacia los extremos más nauseabundos, una muestra la dio el gobernador Perry cuando logró aprobar la Ley anti aborto más retardataria de todo el país. No sorprende entonces que Abbot aplique una regla para negarle actas de nacimiento a los hijos de indocumentados, esgrimiendo que la matrícula consular era insuficiente para identificar a los padres de los menores. Sin el acta de nacimiento no se puede inscribir a los menores en la escuela, acceder a los servicios médicos o cualquier programa para ciudadanos. Le quitan en la práctica la ciudadanía a los nacidos en Estados Unidos. El gobierno mexicano ha reaccionado diciendo que la matricula consular es segura y es un documento válido, pero el gobierno de Texas no ceja, porque esta política se alinea con la noción de que el enemigo viene de la frontera.

Simbólicamente se ha sintetizado al gran peligro contra la nación en el migrante mexicano, por eso Trump lanza su diatriba anti inmigrante concentrado en el mexicano, blandiendo las tesis eugenésicas que históricamente se han usado para fustigar al otro, al de afuera. El discurso de Trump es igual al de los antisemitas históricos que acusaban a los judíos de enfermedades inexistentes. Perry envía a la guardia nacional a vigilar la frontera, Trump quiere erigir un muro para frenar al mal. El tema no es si Trump puede ganar, sino que ya posicionó la elección presidencial en los terrenos inmundos del racismo.

Es irrelevante si es nieto y esposo de inmigrantes, porque los suyos son “buenos” inmigrantes, los malos son los de otro color, Trump se alinea con la posición que maneja el miedo contra la morenización de AmériKKKa.
La respuesta mexicana ha sido como siempre tibia. Se emiten declaraciones irrelevantes y descafeinadas, y respecto a la andanada anti mexicana local normalmente guarda un silencio vergonzoso. Fox retiró a una cónsul por presión del gobernador, ella era culpable de proteger mexicanos.

Respecto a Texas sugiero las siguientes acciones:
1- El gobierno debe declarar al gobernador como persona non grata en el país y rechazar recibirlo.
2- Retirar al cónsul general en Austin y llamarlo para consultas sobre cómo frenar el anti mexicanismo.
3- Establecer sanciones económicas a las importaciones de Texas.
4- Establecer controles migratorios en los puertos de entrada con Texas como medidas de asegurar la frontera.

El día que el comercio fronterizo con Texas (el principal en la frontera) se complique haciendo que la gente y mercancías que vienen de ese estado tarden horas en cruzar, en ese momento se tendrán que ablandar, porque el bolsillo ablandara su racismo haciendo evidente su mezquindad.

Si tanto detestan a los mexicanos, que también detesten su poder de compra.

 

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