MALDITOS HIPSTERS
Una certificación bronca
Luis Valdez

 

Monterrey.- Ante la creciente modalidad de grupos políticos independientes que buscan asesorar legalmente a candidatos independientes, tenemos dos posibilidades: o acudimos a la etiqueta del Bronco, o realmente nos independizamos.

Me emocionó la campaña política de Jaime Rodríguez, sus respuestas y su callo ante los ataques tanto de medios de comunicación como de rivales políticos. Me divirtió la manera en que los pilares de la televisión local se humillaron a sí mismos, presumiendo su imagen de líderes de opinión de rancho, para a final de cuenta no verse más patéticos que una chismosa de lavadero que luego tiembla porque sabe que su apuesta fue una gran error, una gran necedad. Me desconcertó también que procurando una imagen extremista a la del presidente, el candidato bronco a la gubernatura de Nuevo León declarara que le gusta leer el Libro vaquero. Que no iba a hablar de otros libros para no resbalarse. No hay algo qué admirarle al esposo de una maestra, pero si el afán era una imagen populista, al menos lo logró.

Alfonso Jiménez es una persona a la que admiro y estimo. Me tocó conocerlo cuando fuimos alumnos en la Facultad de Ciencias Políticas de la UANL  y tanto él como su hermano siempre fueron personas con criterio político en un plantel donde la mayoría eran alumnos que no alcanzaron cupo en carreras más populares, o navegaban con el proyecto “Mientras me Caso”.  Alfonso (no confundir con Poncho Robledo, apadrinado de derecha panista al que nunca he visto con un libro bajo el brazo) y yo compartimos un círculo de amistades en común, donde lo mismo se hablaba de los buenos antecedentes políticos de la derecha como de la izquierda, de la teología de la liberación, de la nueva trova y de la literatura mexicana. Admiramos el trabajo mediático del movimiento neozapatista, pero no fuimos extremistas de izquierda, ni de derecha. Es decir, que nuestro perfil era la política cultural, con miras a cultura política.

¿Qué fue de Alfonso Jiménez luego de nuestros años en la universidad? Ahora lo veo en las fotos y me parece más rellenito, mientras que yo me veo más flaco. Seguimos rondando nuestra ciudad, mientras los izquierdistas de un culto perredista (que ya se derrumbó) desertaron a lugares donde el cambio era más rápido y dulce, y con ellos prefirieron (egoístamente) la comodidad política personal que picar piedra en nuestra árida política estatal.

La asociación civil México Libre y Bronco busca dar una luz en el camino de candidatos independientes a nivel nacional, asesorar, establecer esos lazos que le hacen falta a los ciudadanos que hartos del partidismo, se disponen a cometer el acto valiente de dar la cara por su municipio, por su estado, puede que en las siguiente contienda federal hasta por su país. México (país independiente) para los mexicanos (independientes).

Dice Alfonso: “Nuestro propósito es asesorar a ciudadanos que deseen participar y tengan el propósito de ir sacando poco a poco el poder a los partidos políticos”.

Ahora Jaime Rodríguez se deslinda diciendo que él nunca autorizó cosa alguna a esta asociación civil. ¿Autorizar qué? ¿Autorizar la palabra “bronco”? ¿Autorizar el concepto de qué significa “ser bronco”? No veo la nota donde se mencione que Jaime Rodríguez va a dar consultoría a futuros candidatos por parte de esta asociación. No veo que Jaime Rodríguez esté en la foto, porque como organización civil, también es independiente. No es obligatorio invitarlo a partir el pastel, como tampoco es obligatorio que si se le invita, él tenga que asistir. Si yo quiero promover y motivar a gente de todo el país para que tengan la asesoría requerida, shows de fiestas, y le quiero poner a mi asociación “Los amigos del Pipo”, lo puedo hacer, sin autorización de tal o cual personalidad. ¿O cuánto cuesta la autorización, o la certificación ISO 9028Bronco?

Por si las dudas, vamos a registrar de inmediato la palabra bronco en derechos de propiedad.