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1942 6 Octubre 2015

 

 

MUROS Y PUENTES
Nuevo León espera
Raúl Caballero García

 

Dallas.- Histórico: el primer gobernador sin partido en México asumió en Nuevo León su responsabilidad, y una de las preguntas sobre ese hecho es cómo su protagonista pasará a la Historia.

Las expectativas de los nuevoleoneses, respecto al trabajo que inicia el nuevo gobernador Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, no son para nada nuevas, de hecho son de hace varias generaciones y, por lo mismo, imperativas (hecho que como primer mandatario estatal no debe perder de vista).

Lo que de entrada se espera de El Bronco es el castigo a la corrupción –su obligación es comenzar a acabar con la impunidad– y echar fuera de “la casa” (léase Administración Pública) toda la suciedad que encontró, según nos ha dicho él mismo en su primer día en el gobierno.

“Encontramos la casa sucia, (…) y, para acabarla de fregar, hipotecada”. Ciertamente el nuevo gobernador arranca con un discurso inusual, sin embargo es un aspecto que en el fondo sobra; en todos los tonos y con cualquier cantidad de matices esa realidad la conocemos muy bien, por lo que es con hechos con los que El Bronco debe demostrar la renovación. Ya convenció en la campaña, ahora debe ejercer su compromiso para que podamos hablar de que sí, efectivamente, llegaron vientos frescos, aires renovadores al ámbito del poder.

Eloy Garza González en uno de los principales textos del número 141 de la revista La Quincena (“Del reino del espanto a la soberanía popular”, julio 2015) destaca que “el holgado triunfo del Bronco rebasó cualquier expectativa (…) El hartazgo ciudadano resultó más profundo del que los gobernantes suponían. (…) Quedó claro que al menos en NL, así sea provisionalmente, el reino del espanto, el reino del miedo y de la sumisión se extinguió temporalmente para que todos reinemos bajo el poder de la voluntad soberana de los ciudadanos, así sea al margen de los partidos políticos y del sistema tradicional de gobernar”.

Pues bien, el respaldo popular que sostuvo el triunfo de El Bronco, “la voluntad soberana de los ciudadanos”, representan el gran, enorme compromiso que tiene el nuevo gobernador. La campaña es historia, el lenguaje áspero o florido, ya poco importa; hoy el estilo personal de gobernar debe aplicarse congruente con las expectativas de “la raza”. Rodríguez Calderón tiene ante sí la oportunidad de ejercer un ejemplar gobierno sin el lastre de la partidocracia, es un compromiso por honrar de frente con los nuevoleoneses y con los reflectores nacionales que igual obligan a corresponder a la ciudadanía.

Limpiar la casa puede ser una ardua tarea, por una parte la escandalosa deuda pública que deja Rodrigo Medina, que si bien como sostienen observadores le reducirá al nuevo gobernador el margen de maniobra para su sexenio, en ningún momento debe ser motivo de parapeto demagógico, se espera claridad en sus estrategias para crecer pese a “la casa hipotecada”; en la cuesta que viene también está la mayoría opositora en el Congreso y, entre otros de los principales problemas, está el de la inseguridad.

Pero ya todo se irá viendo. Por lo pronto todos somos espectadores de primera fila para ver cómo va (si va) la investigación sobre (los) Medina, tan señalado(s) en la prensa local, nacional e incluso internacional por irregularidades de abuso de poder, malversación de fondos, y en fin, co-rrup-ción. Ese será el primer acto para sopesar el tamaño del compromiso del Bronco para acabar con la impunidad, tal como se responsabilizó.

Y hacerlo siginifica demostrar voluntad para cambiar las cosas. La sociedad civil ya superó el reino del miedo, ahora lo que va es a limpiar la casa de todo lo corrompido. El país observa, desde el extranjero hay mucha atención, pero principalmente Nuevo León espera.

 

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