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1961 2 Noviembre 2015

 

 

A propósito del Himno Nacional
Ismael Vidales Delgado

 

Monterrey.- El comentario que realizó el gobernador Jaime Rodríguez, relativo a la posibilidad de cambiar la letra del Himno Nacional, ha desatado, como era de esperarse, comentarios encontrados...

... frente a los cuales decido adoptar una posición neutral para revisitar objetivamente la historia de nuestro canto patrio.

Durante las tres primeras décadas de independencia, México no tuvo un himno nacional, aunque el 28 de julio de 1821 –o sea, dos meses antes de la declaración de Independencia el 27 de septiembre– el músico José Torrescano compuso una marcha, pero fue rechazada como himno porque se consideró anti español.

En 1822, José María Garmendia escribió un tema patriótico con pretensiones de himno, que también fue rechazado por hacer alabanzas obvias a Iturbide.

El 13 de julio de 1844, se estrenó un himno con letra anónima y música de Eusebio Delgado, que celebraba las "hazañas" de Santa Anna, razón por la que no arraigó en el gusto del pueblo.

En 1849, la Junta Patriótica de la Ciudad de México solicitó a la Academia de San Juan de Letrán que convocara a concurso la letra de un himno nacional, que sería musicalizado por el pianista austriaco Henri Herz; el triunfador fue el estadounidense Andrew Davis Bradburn, que tampoco gustó el público, por lo que el compositor renunció al premio.

El 21 de febrero de 1850, Carlos Bochsa musicalizó el poema del cubano Juan Miguel Lozada y lo dio a conocer como himno cantado por Anna Bishop, pero adulaba al presidente José Joaquín Herrera.

En 1850, Antonio Barilli presentó su propuesta que pasó inadvertida, lo mismo ocurrió a Max Maretzek en 1851, a Inocencio Pellegrini con su "Canto Nacional" en 1853, y a un desconocido de apellido Infante, en el mismo año, con una composición abiertamente dedicada a Santa Anna.

El 12 de noviembre de 1853, el gobierno encabezado por Santa Anna, a través del Ministerio de Fomento, de Colonización, Industria y Comercio lanzó la convocatoria suscrita por Miguel Lerdo de Tejada para la letra y la música del himno nacional.

Los triunfadores, como sabemos, fueron, el poeta potosino Francisco González Bocanegra (oficial archivista en la Administración de Caminos y Peajes del Ministerio de Fomento) y el español Jaime Nunó Roca (Director de Bandas y Música del Ejército Mexicano).

El Himno se estrenó el 15 de septiembre de 1854, con motivo de los festejos por el grito de Independencia; Bocanegra pronunció un discurso patriótico y la orquesta dirigida por Giovanni Bottesini acompañó a la soprano Claudina Fiorentini y al tenor Lorenzo Salvi que lo cantaron.

Con el triunfo de la Revolución de Ayutla sobre el régimen de Santa Anna, y los desacuerdos entre liberales y conservadores, el himno cayó en el silencio y se intentó sustituirlo por otras composiciones propias del régimen liberal y republicano; se intentó con la Marcha Nacional de Zaragoza y con el Himno a Benito Juárez. Por esos días Bocanegra murió de tifo el 11 de abril de 1861 y Nunó emigró a Cuba y luego a Estados Unidos.

Fue Porfirio Díaz quien revivió el Himno Nacional, invitando a Nunó en 1901 a participar de las fiestas patrias y rindiéndole cálidos homenajes; regresó en 1904, incluso estuvo en Monterrey, donde don Pablo Livas (joven en ese tiempo) pronunció un elocuente discurso; Nunó murió en 1908 en Estados Unidos.

En 1910, con motivo del Centenario de la proclamación de la Independencia, se pensó en modificar el Himno, adicionando un segundo Coro. La idea que no tuvo aceptación, pero fue ocasión para suprimir la estrofa IV, que aludía a Santa Anna (Del guerrero inmoral de Zempoala) y la IX, que adulaba a Iturbide (Y de Iguala la enseña querida).

En 1942, los restos de Bocanegra y Nunó fueron trasladados a la Rotonda de la Personas Ilustres del Panteón Civil de Dolores en la Ciudad de México.

El 4 de mayo de 1943, el presidente Manuel Ávila Camacho promulgó la Ley que reguló el canto y ejecución del Himno Nacional y estableció la versión oficial que suprimió seis estrofas (II, III, IV, VII, VIII y IX), dejando solamente el Coro y cuatro estrofas (I, V, VI y X), en lugar de diez que tiene la composición original de Bocanegra.

En 1967 se promulgó la Ley sobre las Características y el Uso del Escudo, la Bandera y el Himno Nacional, que reguló el uso de los símbolos patrios; la Bandera y el Escudo fueron autentificados, no así el Himno Nacional, porque se hubiera regresado a la versión original de Bocanegra.

El 8 de febrero de 1984, Miguel de la Madrid Hurtado promulgó la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales, y en los artículos 57 y 58 definió cuál sería la música y la letra oficiales. En el 2007, Felipe Calderón modificó esta Ley.

Existen noticias de  que un tal Edward B. Marks posee los derechos del Himno Nacional y lo registró ante la BMI. Lo que está documentado desde 1959 es que la empresa Repertorio Wagner, S. A. hizo una edición del Himno Nacional y lo registró, declarándose propietaria de esta obra en todos los países. Ese mismo año el gobierno mexicano le impuso una multa de 500 pesos, porque en la portada de la funda del disco se anunciaba que todos los derechos del Himno le pertenecían. El 10 de septiembre, la Casa Wagner aclaró que era un error, ya que solamente trataba de decir que contaba con la partitura correspondiente, el 12 de ese mes pagó la multa. También se ha difundido la noticia de que la música impresa pertenecía a la firma Ralph S. Perr & Co.

La Ley vigente sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional, en el artículo 38, señala que el canto, ejecución, reproducción y circulación del Himno Nacional se apegará a la letra y música de la versión establecida en dicho ordenamiento jurídico; y el Artículo 39 prohíbe alterar la letra o la música del Himno y ejecutarlo total o parcialmente con arreglos, por lo que tampoco existe documentación veraz de que Pérez Prado haya intentado ejecutarlo a ritmo de mambo.

ividales@att.net.mx

 

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