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1966 9 Noviembre 2015

 

 

Por qué me postulo*
Cordelia Rizzo

 

Monterrey.- He observado en los últimos cinco años que las agendas de género habitan sólo en frases elegantes y papel. La Plataforma de Beijing 2015 anunciaba una era de felicidad y avance ininterrumpido para todas las mujeres.

Yo tenía 13 años y de ese entonces a la fecha, la historia de las mujeres en México ha tenido pocos hitos. Ante el viejo optimismo, hay riesgos que ponen en jaque no sólo el avance sino la permanencia de esta conquista de derechos.

Nuevo León ha vivido con una venda en los ojos en el tema de género. La violencia doméstica tiene años aumentando exponencialmente: somos uno de los estados con más feminicidios en el país y el segundo con más trata de personas; que las mujeres sufran discriminación diariamente en sus trabajos está normalizado. Es hora de abordar de frente estas violencias y atenderlas como prioridad.

El alza del feminicidio en Nuevo León nos debe abrir los ojos y rozar la piel. Es la muestra de que un marco legal de protección a las mujeres, además de fortalecerse, necesita acompañarse de un cambio social que no ocurrirá espontáneamente: hay que motivar estas transformaciones.

En la práctica se mantiene el prejuicio de que nuestro rol óptimo es el de madres de familia. Aunque nos declaremos progresistas y abiertas a todas las expresiones de género, los mandatos conservadores que priorizan la maternidad por encima de todos nuestros posibles proyectos, permanecen como guías de política pública. En el aspecto laboral pareciera que se nos castiga por ser mujeres, se mantienen barreras silenciosas e invisibles que generan desigualdades.

Estoy convencida de que el Instituto Estatal de las Mujeres tiene que ser el órgano que lidere el camino para la desaparición de todas las formas de discriminación y violencia de género en el estado, de lo contrario sería una simulación. Sus prioridades deberían ser la atención directa de la violencia de género, el trabajo de prevención de embarazos adolescentes, la representación equitativa en todos los ámbitos de relevancia pública (como consejos ciudadanos, ONGs, medios de comunicación, empresas y gobiernos) y la búsqueda de garantías de paga equitativa y condiciones laborales que permitan a las mujeres avanzar con justicia por sus méritos y talento.

Tenemos que operar una agenda de género confiando principalmente en nuestra capacidad de visualizar y cultivar las transformaciones que deseamos; ejerciendo nuestro derecho a la asociación política en el espacio público y virtual, el derecho a la información y al ejercicio de la cultura.

Creo que podemos. Y también, que esto implica una respuesta adecuada y profesional a lo urgente, acompañada a un pensamiento y operatividad que vea más allá de los hitos y las pulsiones políticas del momento.

Por qué considero que lo puedo hacer

Soy feminista. Conozco las herramientas de formación de redes y tecnopolítica. Veo al Instituto como un espacio abierto de gestión y discusión de política pública a favor de todas las mujeres. Tengo años de trabajo con grupos de mujeres de muy distintos ámbitos a nivel regional y nacional. A través de ellas he aprendido la manera diferenciada en la que hay que impulsar sus agendas desde una perspectiva de derechos humanos. Comprendo cómo funciona el Sistema Nacional Para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y la importancia de concretar la Declaratoria de Alerta de Género en Nuevo León.

Ninguna de estas acciones la lograré sola, ni alejada de los problemas. Partiendo de un diagnóstico de la operatividad del Instituto, pretendo poblarlo de profesionales del trabajo para las mujeres. Me avocaré a ejercer un liderazgo incluyente y coherente. Me queda claro que no vale la pena contender para el cargo y permanecer en él si se pierde la coherencia o la capacidad de accionar a favor de todas.

Necesitamos una institución que comprenda y atienda efectivamente los retos actuales de las mujeres actuales. No podemos conformarnos con el mínimo indispensable, tenemos que entender que hoy las mujeres viven vidas complejas, que no hay una sola forma de ser mujer y que cada mujer se enfrenta a situaciones particulares de discriminación y violencia.

* Carta elaborada por la autora, al postularse por la dirección del Instituto Estatal de las Mujeres de Nuevo León.

Necesitamos un Instituto con el que estemos seguras de que #AvanzamosTodas.

Cordelia Rizzo
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