Gente de Zona y Abel Castillo
Eloy Garza González

Monterrey.- Abel Castillo es uno de los mejores músicos cubanos que viven en México.

Su destreza para tocar la trompeta, cantar y sobre todo improvisar pregones con los patrones rítmicos de la canción que interpreta —a veces una salsa, un merengue, otras veces una balada— son su sello de identidad. Fue él quien me sugirió traer al centro cultural Mandela al dúo cubano Gente de Zona.

Ambos integrantes de esta agrupación musical, Alexander Delgado (fundador) y Randy Malcom (que venía de Charanga Habanera y sustituyó a Jacob Forever), son exponentes de una fusión de música tradicional afroantillana y el hip hop más urbano y vanguardista.

— Su éxito es la dosis exacta de talento superior y buena suerte — me explicó Abel —. Desde hace años son bien conocidos en la Isla, sobre todo entre la juventud cubana, pero un buen día conocieron a December Bueno. Este compositor tuvo la fortuna de regalarle una canción a Juan Luis Guerra y Enrique Iglesias, que pronto se ubicó en los primeros lugares del top ten: “Cuando me enamoro”. Desde entonces, December y Enrique se hicieron amigos. Pero faltaba la canción que sellaría su amistad; una relación estrecha entre un español de abolengo y un cubano de barrio bravo. December la tituló “Bailando”, sin embargo a Enrique la melodía la pareció algo sosa y no quiso grabarla. December decidió entonces filmar con ella su propio videoclip en La Habana, con sus amigos de Gente de Zona y un grupo de muchachas de la Escuela Nacional de Danza, que bailaban con la típica elegancia caribeña.

Esa noche conseguí el video original de “Bailando”, y de inmediato me sorprendieron unos trazos de baile de gracia superior, con muchachas que ondulaban vestidos flamencos, en una sincronización perfecta y alegre, alumnas de una de las grandes escuelas de danza de América Latina. Juntas, me recordaron aquel poema de Gide: “¡Oh, cuerpo de bailarín, confundidos tú y la música!”.

El videoclip me confirmó que aprender no es lo mismo que estudiar. Ambas palabras no son sinónimo. Estudiar es la parte dura y latosa de aprender. A casi todos nos gustaría saber bailar, o aprender a bailar, pero son menos los que nos gustaría estudiar danza, o cualquier otro arte, o cualquier profesión.

Todos valoramos la agilidad de los cuerpos que bailan, la fina modulación de sus extremidades. El bailarín tiene la capacidad de transformar el esfuerzo en gracia. Y pocos caemos en la cuenta de que mientras practica horas y horas en la barra, el bailarín suda, está de mal humor, repite una y otra vez el mismo movimiento de piernas: un completo hastío. Pero cuando ha dejado de entrenarse, parece que su cuerpo es pura elasticidad. Su inteligencia ha convertido el esfuerzo en un acto estético, de una facilidad pasmosa.

—Cuando Enrique Iglesias conoció el viodeclip de December Bueno y Gente de Zona, cayó enamorado una vez más del talento cubano — añadió Abel —. Les pidió a los tres que grabaran otro video ahora cantado por él, y acompañado por la misma coreografía de las alumnas de la Escuela Nacional de Danza. “Bailando” se convirtió en un éxito internacional, con el mayor número de Grammys ganados el año pasado por un artista latino. A partir de esa fecha, Enrique les rogó que lo acompañaran al precio que fuese a todas sus giras, en una rebatinga por sus servicios con otro ídolo musical del momento: el boricua Marc Anthony.

Estos artistas cubanos, a quien ya quiero verlos actuar en el escenario del Mandela, demuestran que estudiar no es agradable, que todo esfuerzo cansa, que la práctica es dura y antipática, pero hacer finalmente las cosas bien es estupendo y produce una actitud ante la realidad más animosa y bella. Tales experiencias de vida nos dan otra perspectiva de la danza, de la música y en general de los quehaceres que nos forman como seres humanos.

Por eso adoro la cultura cubana y admiro la gracia aparentemente natural de los alumnos habaneros de la Escuela Nacional de Danza, de Abel Castillo y del sensacional dúo Gente de Zona.