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2007 5 Enero 2016

 

 

MUROS Y PUENTES
Patas arriba
Raúl Caballero García

 

Dallas.- En tanto que en Washington Barack Obama diseña una nueva acción ejecutiva, ahora para implementar medidas sobre el control de armas, en Texas, desde la semana pasada, una nueva ley permite la portación de armas de fuego en público.

Mientras Obama declara que su acción –prevista para anunciarse este jueves– se da por la inacción del Congreso para responder a los periódicos tiroteos que ocurren en cualquier parte de este país; en Texas el gobernador Greg Abbott aplaude la entrada en vigor de la ley que él mismo firmó hace meses, para hacer a un lado la prohibición en el estado de portar armas a la vista... un acto que parece espetarle a la población que los pistoleros tienen la prerrogativa de la muerte ante la vida.

Pero encima, por una parte, se reconoce que la  nueva orden ejecutiva del presidente no acabará con los tiroteos –que se repiten una y otra vez por la facilidad de criminales o enfermos mentales para adquirir armas de fuego, quienes en desplantes impulsivos realizan matanzas masivas–, por otro lado la portación desfachatada de las armas de fuego, anuncia per se que habrán de usarse en lugares públicos y en circunstancias imprevisibles con resultados –esos sí– previsiblemente abominables.

Y en fin, en este mundo patas arriba no hay que hacerse ilusiones. Las implementaciones de Obama pueden fácilmente atorarse en una corte federal; asimismo para modificar de manera tajante la actual legislación a favor de un control de las armas de fuego, se precisa la aprobación del Congreso –históricamente reacio a modificar la Constitución en este específico y controversial asunto–, lo que convierte a las dos Cámaras en absurdos molinos de viento –en contraposición con la cotidiana realidad de las masacres– y al primer mandatario en un solitario, extravagante y simbólico quijote.

 

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