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2007 5 Enero 2016

 

 

Hacia el 2018
Horacio Flores

 

Monterrey.- ¿Por dónde entrar a la reconstrucción del país? ¿Cuáles son las interrogantes a responder? ¿De qué debemos ocuparnos? Creo que hay tres líneas indispensables para abrir un diálogo público, para construir una agenda nacional no solamente de cara al 2018, sino como parteaguas para debatir en los foros internacionales un cambio de paradigmas, de modelos, de esquemas.

Los que hoy tenemos, han demostrado su fracaso y nosotros con ellos. Abramos el debate con frescura, sin deslices ni perversos arreglos. Pongamos sobre la mesa las ideas, las intenciones, los propósitos. Recomponer el tejido social completo es necesario en pos de buscar un camino de certidumbre no solamente hacia el crecimiento económico sino hoy como nunca, hacia la conservación de la especie.

Esta no es tarea de un organismo solo o de un iluminado dirigente. La recomposición del tejido social es responsabilidad de la sociedad toda. Por ello, invocar formas nuevas de participación, de involucramiento de las personas y los organismos, es vital.

La mejor forma de incidir en las transformaciones a nivel internacional, es haciendo las propias. Los buenos ejemplos mientras más profundos y congruentes sean, más rápidamente se extienden; ahí está el caso de Uruguay, por ejemplo. Por ello es imperativo realizar cambios profundos en la vida nacional. En sus organizaciones, sus instrumentos de justicia, la agrupación de los ciudadanos, sus esferas de representación y su desarrollo económico.

Es la hora de romper paradigmas. Esto incluye:

  • Las participaciones ciudadanas independientes en la disputa por el poder en todos los niveles. Con mecanismos que permitan la inclusión de los jóvenes, las mujeres, etcétera.
  • La sustitución de los parlamentarismos caducos o bien su disminución en la toma de decisiones de poder e institucionalidad, con fórmulas distintas de escrutinio.
  • La prensa libre, los medios de comunicación abiertos y las redes sociales.

A últimas fechas, en los Congresos de los Estados han procurado enderezar iniciativas de ley que limiten la participación de los ciudadanos y sus organizaciones cuando debería ser al revés. A los “representantes populares” se les olvida a quién se deben e incrementan su impopularidad.
Por qué no desaparecer el Senado de la República y re-estructurar la Cámara de Diputados o al revés, da lo mismo. ¿Es necesario conservar las dos Cámaras? ¿Conservarlas como están hoy? De cualquier manera no es desproporcionado pensar en que deben sujetarse a mecanismos de escrutinio ciudadano y sujetarse a la visoría de sus electores y la revocación en caso de incumplimiento.

Las leyes mordaza empiezan también a cabalgar con singular alegría acompañadas por los medios de comunicación que han visto en los gobiernos su principal fuente de ingresos y el negocio más rentable. La intromisión de los medios de comunicación convencionales como agentes de la promoción de imágenes y finalmente en la imposición de gobiernos y gobernantes es vergonzante y debe detenerse. Para ello es necesario impulsar cambios en la legislación, que permitan el uso del espacio radio-eléctrico a las organizaciones ciudadanas y al mismo tiempo detener cualquier intento por acotar el uso de las redes sociales y los espacios virtuales.

Política económica
Desde donde yo lo veo, la propuesta del actual sistema económico se encuentra agotada. Esto es un tema mundial y hay ya un camino andado respecto de esta interpretación. En México, a casi 50 años de una crisis prolongada, los rasgos que distinguen al sistema son:

  • La pérdida del poder adquisitivo.
  • El desmantelamiento de la planta productiva nacional.
  • Un desempleo cada vez mayor.
  • Una pobreza que insulta el principio de humanidad.

Este decadente escenario, es complementado con una clase política que ha extraviado las ideas (si alguna vez las hubo), en esa mezquina ocupación de acumular poder y riqueza. Se ha edificado un sistema que ha antepuesto el atropello como modelo de éxito. Que premia el monopolio y castiga el trabajo. Que no reconoce más principio que el de la acumulación a toda costa. Que  ha congelado la movilidad social, privando de oportunidades a quienes menos tienen, convirtiéndolos en víctimas de una depredación salvaje.

En esta cruzada, la lucha contra la corrupción y por la transparencia en el ejercicio de fondos públicos y el origen de los privados, es de la mayor importancia.

Desmantelamiento de la burocracia
Habrá resistencias por vencer, existen burocracias enquistadas en los tres poderes, estructuras que permanecen a través de los tiempos sin importar las siglas y los colores. Los oficiosos del sistema, los que hacen posible que el engranaje se mueva dejando intocados los privilegios de la casta dominante, conservando en las esferas del poder a las familias y grupos que ahí han estado durante más de 100 años. Los mismos que han hecho del descaro y el cinismo el modelo de actuación de las cortes nacionales.

  • En el poder Judicial, la construcción de redes que cobijan los grupos de interés, tiene años consolidándose como los guías del derecho mexicano.
  • En el Poder legislativo las cosas tampoco han cambiado mucho, son 85 las familias que se han mantenido como parte del Congreso y heredan sus poderes y canonjías como si de principados se tratase.
  • En el poder ejecutivo no es distinto. Son dos las grandes familias políticas que vestidas de colores diferentes se han tapado con la misma cobija de la corrupción y el tráfico de influencias.
  • Las fuerzas armadas según parece no escapan tampoco a estas redes que se han apropiado de su estructura y los convierten en los caparazones que cobijan loas traiciones nacionales y la vulneración de las estructuras del país.

El país está urgido de cambios. Esperar a que el hartazgo ciudadano de manera espontánea reaccione y tome cartas en el asunto, es apostar demasiado al azar. Es necesario promover la discusión de un debate nacional que re-oriente el rumbo del país, que promueva actores diversos y propuestas varias.

¡Es tiempo de hablar, de actuar, de cambiar! ¡Es tiempo de re-moralizar al país!

 

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