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2016 15 Enero 2016

 

 

¿Cómo será recordado Malova?
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- Seré el mejor Gobernador que haya tenido Sinaloa”, pontificó Mario López Valdez cuando tomó posesión del cargo que dentro de 10 meses terminará. Y pasados cinco años, lejos se encuentra de haberlo logrado. Lo peor es que se le acabó el tiempo y el escándalo lo persigue.

Y duele que haya sido así, porque Malova ha sido el gobernante que ha llegado con el mayor capital político en los últimos 30 años, pero también quien más rápidamente lo ha dilapidado, pues sólo le duró dos meses, cuando terminó de integrar su Gabinete.

Y duele más, no por él, quien seguramente se encuentra satisfecho por sus negocios, sino por la frustración que generó rápidamente entre la gente y se creyó la oferta de cambio y el mensaje de moralizar el gobierno, cuando en los debates públicos cuestionaba severamente a Jesús Vizcarra por su presunto compadrazgo con “El Mayo” Zambada, el líder del Cártel de Sinaloa.

Fueron 54 mil votos de diferencia. Una diferencia que no fue impugnada, como sí lo fue la de Jesús Aguilar Padilla, quien con menos votos se fue al Tribunal Federal hasta el día anterior de la toma de posesión del cargo.

Esa gran diferencia le otorgaba una gran legitimidad como gobernante y le daba el margen para ser dueño absoluto del Poder Ejecutivo. Que si él quería le permitiría gobernar con una gran base de apoyo. Hacer el cambio que la gente había votado, el que la gente quería, el que la gente anhelaba, con el que podía pensar en cosas más grandes. No sólo de personas, sino de políticas públicas más justas y redistributivas. Una nueva forma de gobernar. De hacer y decir. Trabajar para cumplir y ser, ahora sí, el mejor Gobernador en la historia sinaloense. Pero no.

Asumió el cargo como el empresario generoso que un día abre las puertas de sus negocios y le dice a sus socios, amigos y recomendados, tomen lo que gusten. Actuó con desprendimiento como si fuera un patrimonio personal del que había que gozar en los siguientes seis años. Integró al gobierno a miembros de los poderes fácticos y amigos y recomendados, principalmente de Los Mochis. Gobierno de “cuotas y cuates”. Al parecer no pensó en ningún momento en cuáles personas eran las más capaces para cada cargo, sino con quiénes tenía compromiso.

Recuerdo que al inicio de su mandato constitucional, un periodista le interrogó sobre si había hecho compromisos en campaña, y éste respondió: “Claro, hay que pagar unas facturas y luego hay que ejercer libremente el poder”.

Entonces, en los primeros días de su gobierno estalló el escándalo de las “Nalopatrullas” con las que pagaba a su “padrino empresarial” una deuda con cargo a las finanzas del gobierno por más de 80 millones de pesos.

Pero no paró ahí. Entregó la Secretaría de Salud a un diario, el combate a la pobreza, inversiones y ciencia y tecnología para los hijos de ex gobernadores... Y así se fue, repartiendo cargos como si fueran suyos, no formando el equipo que le permitiría cumplir la oferta electoral y su propósito con la historia. Se fue empequeñeciendo y creció la desconfianza pública.

Y ahí están los resultados. Hay 2 millones de pobres más, de los salarios más bajos del País, migración de jóvenes sin precedentes y seguramente un incremento sensible de “ni-nis”, el semillero inagotable para el sicariato, más violencia y su secuela en homicidios dolosos, nuevos ricos.

Vamos, dos veces ha sido detenido Joaquín “El Chapo” Guzmán en Sinaloa por las fuerzas federales, sin que sus policías fueran tomadas en cuenta, pese a que han tenido recursos extraordinarios para garantizar la seguridad pública, y hoy mismo, el estado se encuentra estremecido por la intervención de los marinos, seguramente sin tomarle en cuenta, en una de las casas cercanas a la de su madre.

Popularidad
Y aquellas concesiones, sin “ton ni son”, fueron mermando su popularidad en las encuestas de percepción. Sus asesores de imagen entonces le recomendaron baños de pueblo y acciones que sorprendieran a los medios y a la sociedad. La figura formal de Gobernador se banalizó. Fue cuando el Gobernador se volvió luchador con máscara, pollero que regalaba su mercancía, cantante a dúo con Chayanne, el motociclista que hacía rugir su caballo de acero, el beisbolista que fue sorprendido tocando una pierna de una edecán, o el dadivoso que un día se quitó sus zapatos para regalárselos a un campesino.

Se trataba, como alguna vez le escuché: “Mejor que hablen mal de ti, a que no lo hagan”. Lejos quedaba la solemnidad de la investidura y el diseño de un gobierno de largo alcance. A él le venía mejor, según dijo, que la gente se riera y lo pasara bien. Se olvidara de sus problemas.

Con esta visión se gobernó. Se cerró el quinto año de gobierno. El año en que se administra, pero no se gobierna. Intenta de último momento ungir como candidato del PRI a su Secretario de Gobierno, intenta presionar a un Presidente empeñado en restablecer el presidencialismo viejo, pero eficaz, mas no eficiente, y cuando estaba en ese juego sin futuro, viene la bomba mediática de la segunda detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán en la ciudad de residencia familiar. En donde fue el Alcalde “mejor del País”. De donde salió la mayoría de quienes lo han acompañado en el primer plano de gobierno y buscan permanecer en el siguiente sexenio.

Esa detención producto de una “llamada anónima”, que luego se transformó en el resultado de un “largo proceso de investigación”, termina por hundir cualquier pretensión sucesoria del malovismo.

Pero la detención de “El Chapo” en Sinaloa, Malova la interpreta a conveniencia afirmando que demuestra que no era un lugar seguro para él. Nada dice de sus responsabilidades y de las policías estatales, y por qué fueron los marinos los que hicieron la detención sin la colaboración de los miembros del sistema de seguridad estatal.

En definitiva, el “Gobernador del cambio” no pudo ni quiso evadir los poderes fácticos, tampoco pudo decir no a sus padrinos y amigos, todo lo contrario, gobernó con ellos, derivando en un gobierno que rápidamente pasó de la esperanza a la frustración.

No será el mejor Gobernador que haya tenido Sinaloa. Será el que desaprovechó la gran oportunidad de hacer un gobierno diferente. El cambio.

 

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