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2042 23 Febrero 2016

 

 

Miguel Treviño y la navaja de Ockham
Eloy Garza González

 

Monterrey.- Para entender la renuncia de Miguel Treviño del gabinete del Bronco, basta con aplicar “La Navaja de Ockham”. Este principio filosófico dice que “la explicación más simple es la más probable, mas no necesariamente la verdadera”.

La explicación más simple la da El Norte: el periódico deduce que Treviño se fue porque no se castigó como se merecía a Rogelio Benavides, supuesto único culpable del “cobijagate”.

Que no se mencione el motín del penal del Topo Chico, como otra causa de la renuncia de Treviño ya complica el razonamiento de El Norte y confirma que la explicación más probable, no es necesariamente la verdadera.

Pero aceptemos sin conceder: Treviño se ofendió tanto porque no se aplicó una pena severa ni ligera al culpable del “cobijagate” que prefirió marcharse irrevocablemente.

Ahora bien, la renuncia la presentó luego de ventilarse públicamente el “cobijagate”. Así que queda la duda de que, si el delito no hubiera aparecido en los medios, Treviño como quiera hubiera pedido salir del actual gobierno. El problema es que en su carta de renuncia Miguel solo dice que lo hizo por motivos personales, como si hubiera renuncias por motivos marcianos o sobrenaturales.

Como Miguel Treviño es para El Norte un gran defensor ciudadano (más o menos algo así de heroico), lo más seguro es que Treviño como quiera hubiera renunciado a su cargo al ser testigo de la tropelía. Pero como el renunciante nada más se fue diciendo adiós, la duda siempre nos quedará latente. Es más: muchos podemos dudar incluso si el gran defensor ciudadano se fue por eso, o porque se le hizo muy poquito el sueldo, o porque tenía que trabajar a deshoras. En este caso, hasta Rogelio Benavides fue más claro en su explicación de renuncia por Facebook, aunque no se la compre ni su señora madre.

Lo más simple, para no especular, ni usar principios filosóficos como la “Navaja de Ockham”, es que Miguel Treviño nos diga claramente por qué le renunció al Bronco y ya. Con esa explicación nos convencería El Norte de que la salida de Miguel es catastrófica (sic) porque sería el inicio de una desbandada de quienes apoyaron, según esto, una nueva forma de gobernar.

O a lo mejor fue porque no a todos los invitaron al reparto del pastel. O porque el narcisismo mueve montañas o cuando menos inspira renuncias.

 

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