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2046 27 Febrero 2016

 

 

Huele a pólvora
Ernesto Hernández Norzagaray

 

Mazatlán.- Voy a explorar una hipótesis sobre el nuevo impulso que está tomando la violencia criminal y que provoca llamados a modificar la estrategia de seguridad pública, con el subsecuente rechazo del Gobernador.

Como se sabe, cada día hay nuevos homicidios dolosos en la sierra, los centros urbanos y hasta en el ”blindado” Mazatlán. Y la explicación quizá tenga que ver con dos eventos equidistantes en esta nueva fase del fenómeno violento: la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán y la designación de Quirino Ordaz Coppel, como precandidato de la coalición PRI-PVEM, al Gobierno del Estado.

El ‘Chapo’ Guzmán
Es un secreto a voces que Joaquín “El Chapo” Guzmán tenía en Sinaloa una suerte de santuario de protección, y que durante muchos años –incluso, gobiernos– le permitieron llevar prácticamente una vida como la de cualquier ciudadano. Se movía entre la sierra y los valles. Asistía a eventos sociales, y hasta se cuentan leyendas urbanas, como aquella de que llegaba inesperadamente a restaurantes de Culiacán e “invitaba” la cuenta a quienes se encontraban departiendo entre alimentos y bebidas. Claro, desde que entraba nadie podía entrar o salir hasta que se iba con sus acompañantes.

Entonces, la detención en Los Mochis de este personaje legendario en el barrio residencial donde vive la madre del Gobernador y la familia del Secretario de Gobierno se explica porque la protección, si es que la tuvo, se habría acabado y las fuerzas federales de seguridad, como sucede en estos casos de máxima prioridad, y por la gran presión estadounidense, terminaron siendo las protagonistas de estas detenciones y muertes.

Pregunto, después de este suceso que dio vuelta al mundo, ¿cómo recibe el Cártel de Sinaloa la detención de Joaquín El Chapo Guzmán? Lo primero seguramente molestó, porque se  detuvo a su personaje más legendario, aunque es probable que éste haya roto una regla no escrita, ser de bajo perfil y evitar la exposición mediática, sin embargo, como sabemos estaba en negociaciones para realizar una película sobre su vida y para ello se entrevistó con los actores Sean Penn y Kate del Castillo.

Ahora, seguramente hay otro nivel que tiene qué ver con las fuerzas que estaban a su servicio, y que ante la detención han quedado dispersas, lo que probablemente estaría provocando una disputa del territorio sinaloense a sangre y fuego. Ocurre cuando hay una detención o muerte de uno de sus líderes, obliga a un relevo inmediato que no es fácil tratándose del “hombre más buscado”, y ello provoca fragmentación de las células alcanzando cierta autonomía.

Y es probable que mucha de la violencia que estamos viviendo, primero en El Quelite, luego en San Ignacio, y más tarde en Rosario y Mazatlán, tiene características de confrontación y depuración.

En definitiva, si había entendidos entre el gobierno malovista y el Cártel de Sinaloa, que para muchos enterados sería imposible que no los hubiera, simplemente para garantizar mínimos de estabilidad y gobernabilidad y cierto margen de la tranquilidad evitando que grupos más violentos entraran al estado, lo menos es que con la detención de “El Chapo” haya entrado en una suerte de impase y debilitado la seguridad territorial.

Candidato
Ahora bien, el Cártel de Sinaloa es un actor ilegal, pero es un actor, que ha dado muestra de influencia en la vida política del estado. Y como se dio la designación del candidato priista, que excluyó a los otros aspirantes, impidió influir interpositamente en la decisión presidencial, cuando quizá hasta candidato “tenía”.

La designación de Quirino Ordaz Coppel como precandidato –lo de Melchor Angulo, es una vacilada que nadie toma en serio- cambió el escenario donde los actores formales e informales estaban en la idea de que el candidato saldría del primer círculo de los nueve registrados, y en mayor o menor el candidato provocaría alianzas de manera de garantizar continuidad, o como dijo Tomassi de Lampedusa, “cambiar todo para seguir igual”.

En efecto, ante la frustración de los nueve anotados, pone en entredicho los entendidos para garantizar la “paz” en Sinaloa.

¿Es posible que la detención de “El Chapo” Guzmán y la designación de Quirino Ordaz Coppel fuera aceptada sin más, sin tener consecuencias sobre la vida del estado y en última instancia en el proceso sucesorio?

O el resurgimiento de la violencia de alto impacto, ¿obedece simplemente a una lucha por los vacíos que se generaron en clave de disputa del territorio? Y dos preguntas más:

¿Por qué la violencia no se da en el norte sino en el centro sur y sur del estado? Si en el norte ha sido más fuerte la disputa entre cárteles. Acaso, ¿en esa región ya se consolidó el otro cártel y ahora se desplazan hacia el sur para ampliar el control? Lo que de dejar hacer y hacer pasar, podría suponer una estrategia de desestabilización.

Y es que en el caso de ganar Ordaz Coppel la elección constitucional, rompería con el modelo que durante décadas funcionó en Sinaloa, y este nuevo escenario es inédito para los factores reales de poder, seguramente el llamado “otro poder” está cavilando y dejando suelta la disputa del territorio, lo que  envía el mensaje de que ellos son un factor indispensable para la estabilidad y gobernabilidad en el estado.

Por lo pronto, los grupos más organizados de la política estatal se están replegando en las candidaturas de presidentes municipales y diputados, especialmente en el centro y norte del estado, y la influencia de Quirino Ordaz candidato es limitada, los necesita para la campaña, lo que podría tener molestos a quienes lo llevaron a la nominación, porque está cediendo candidaturas a sus enemigos. Pienso, claro, en un Jesús Vizcarra molesto, porque el malovismo se ha apropiado de buena parte de las candidaturas del Valle del Fuerte.

Y si hay un enroque, como se rumora con Héctor Melesio Cuén, podríamos estar ante una jugada que podría significar una eventual derrota electoral del empresario mazatleco, sin embargo, la sacudida en el PAN cambió el escenario y es muy probable que esta alianza no cristalice en esa línea, y se ve muy difícil un triunfo del ex rector en un escenario de tercios, y un independiente que tiene pocas posibilidades de ganar, pero que restará votos en el PRI.

En fin, la atmósfera de violencia que estamos viviendo en varias zonas del estado no sólo debe verse en clave de nota roja, de una disputa entre grupos criminales o un relajamiento en la seguridad, sino también podría ser política por otros medios, diría Von Clausewitz hace casi 70 años, por lo que la hipótesis planteada es de difícil comprobación.

 

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