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2073 6 Abril 2016

 

 

DEL ARCÓN DE MIS RECUERDOS
Debate en la izquierda de NL
Ricardo Morales Pinal

 

“Conocer el pasado para entender el presente y mejorar el futuro.”
Consigna popular

Monterrey.- Pues sí, estimado lector, en mi colaboración anterior en este espacio me referí a la necesidad de educar a las generaciones emergentes en “una nueva cultura que anteponga a la cerrazón la tolerancia y el respeto hacia los otros; que anteponga el pensamiento científico a la ideologización del mundo real.”

Escrito esto en el 2002 y a propósito de optar por la construcción de la paz en un mundo signado por la violencia. Recordé entonces la contribución del Partido de la Revolución Democrática a la construcción de una izquierda tolerante y dialógica, pacífica y democrática que contribuyó de manera decisiva en el año 2000 a la derrota del PRI en las elecciones presidenciales.

Y recordé también un par de escritos que dormían en el fondo del arcón escritos allá por el año 1997 en las páginas de “Sol 2000”, un periódico local del PRD que editamos con la valiosa colaboración del poeta Margarito Cuéllar y de Julio César Méndez, con quienes compartía amistad y militancia en ese instituto político.

Eran tiempos de argumentación política en las filas de la izquierda, muy contrastantes con los de la descalificación y el señalamiento tan en boga hoy en día.

Le comparto así un par de escritos: “El PRD a la izquierda” y “Bloque opositor”, que espero le resulten, como a mí, un referente para entender a la izquierda de hoy o cuando menos le resulten –como a mí– entretenidos.

El PRD a la izquierda
“La izquierda debe pensar el mundo en términos críticos. La izquierda (no debe) convertirse en el arca de Noé de las antiguas izquierdas, una especie de receptáculo de ideas en vías de extinción, un par de serpientes estatistas, un par de elefantes populistas, dos compañeros socialdemócratas, dos trotskistas... Pero tampoco debe concebirse como la Cruz Roja de la derecha”.
Porfirio Muñoz Ledo

La definición del PRD como un partido de izquierda fue, quizá, uno de los acuerdos más importantes adoptados por el IV Congreso Nacional de nuestro partido.

El derrumbe del bloque socialista, el fin de la Guerra Fría  con su saldo favorable a las fuerzas más reaccionarias del mundo y la globalización de  los mercados parecían anunciar el final de una corriente del pensamiento universal surgida el siglo XVIII, justamente como producto de la modernidad recién inaugurada en ese entonces: la izquierda.

Sin embargo, hoy aparece un resurgimiento de la izquierda a la  que desde sus orígenes se le ha identificado con el progreso. Por supuesto que sobrará quien objete esta afirmación y nos diga que también la izquierda se ha llegado a convertir en conservadora y en ocasiones antidemocrática. De acuerdo. Pero eso nos indica, en todo caso, el carácter histórico concreto de la conformación de una fuerza política.

Efectivamente, la izquierda no es un producto adimensional ni atemporal. Se constituye por seres humanos de carne y hueso en condiciones históricas concretas: izquierda republicana, izquierda radical, izquierda unida, izquierda democrática, etc.

Pero regresando al punto. ¿Qué es lo que ha posibilitado este resurgimiento de la izquierda, no sólo en México, por cierto, sino a nivel internacional?

Desde hace varias décadas el mundo se debate en crisis cada vez más profundas y más amplias. El imperio de la razón inaugurado por la modernidad perdió credibilidad debido a sus crueles contradicciones expresadas en guerras, hambrunas, explotación y dominación imperialista. Todo siempre en nombre de las “razones de Estado”. En realidad es la crisis del Estado Moderno, la crisis de una época, justamente de la época moderna que parece tocar a su fin junto con el siglo XX.

Y la derecha, esa corriente del pensamiento ligada siempre a las minorías opresoras, egoístas, injustas y dominadoras no representa, por su propia naturaleza, una opción para los cambios que la sociedad mundial reclama.

La nueva época que se inaugura con el siglo XXI reclama acciones más decididas de las fuerzas del progreso. Y eso no admite medias tintas.

Pero como señalaba líneas arriba, la izquierda como fuerza política es concreta en términos históricos. Por ello, la nueva izquierda que reclama lo que algunos llaman Postmodernidad tendrá que ser distinta de aquellas otras expresiones de períodos anteriores.

En México, un PRD de izquierda no puede ni debe ser una reedición del Partido Comunista, ni tampoco de la vieja izquierda priista; ni de cualquiera otra “ista” que nuestra historia pasada o reciente haya conocido. Debe ser una izquierda renovada, esencialmente democrática, que se nutra de las experiencias que la lucha social y política del pueblo de México nos ha heredado; una izquierda no protagónica, mesiánica o vanguardista. Una izquierda que se plantee justamente la Reforma del Estado  para superar todos los vicios  del caduco Estado surgido de las cenizas coloniales el cual, por otra parte,   muestra ya una clara incapacidad para resolver los grandes problemas nacionales que sólo tendrán solución con una nueva revolución, precisamente la Revolución Democrática que nuestro partido plantea. Una revolución pacífica pero enérgica que incorpore a todas las fuerzas sociales del cambio en un amplio abanico de participación ciudadana: electoral y no electoral.

Reclamarse hoy de izquierda  reivindicando como fuente de inspiración el Manifiesto Comunista de Marx y Engels como lo hacen algunos grupos corporativistas y clientelares  disfrazados de campesinos que aún reptan en el PRD local, es cuando menos un anacronismo político cuando no una muestra clara de supina ignorancia en términos de análisis histórico.

De mi parte me quedo con la expresión de Muñoz Ledo: “El proyecto de izquierda es un compromiso con la inteligencia, un rechazo al sectarismo, a la demagogia, a los prejuicios y a los fanatismos”. Todos estos males, digo yo, precisamente herencia viva de la modernidad.

Hasta aquí el escrito “El PRD a la izquierda”. Si Usted me tiene paciencia, en la próxima colaboración le compartiré otro texto: “Bloque opositor”.


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